El uso de fibras de carbono podría llegar a su fin después de que la Unión Europea (UE) considere una modificación de la legislación sobre los vehículos de motor que prohibiría este material de forma total, lo que pondría en riesgo especialmente a los fabricantes japoneses en este sector, que tienen más del 50% del mercado mundial. 

Aunque se trata de un material de alta resistencia, más fuerte que el acero y más liviano que el aluminio, el borrador de la revisión de la Directiva de Vehículos al Final de su Vida útil (VFU) ha anunciado su objetivo de acabar con el uso de él, pues se trata de un elemento altamente perjudicial para la salud humana. 

Una de las cuestiones que ha alarmado a los investigadores es el hecho de que los residuos de las fibras de carbono están, por lo general, unidas a la resina que cuando se desechan pueden descomponerse en filamentos conductores que se desplazan por el aire, lo que puede generar cortocircuitos en las máquinas e irritación y dolor en la piel. 

Un desafío para los productores de Japón

El país es líder en la producción de fibra de carbono, con Mitsubishi Chemical, Toray Industries y Teijin con el 52% del mercado, que anteriormente era de más del 70% hasta que entraron Taiwán y Corea del Sur como competidores. La introducción de esta prohibición podría provocar graves consecuencias en algunas de estas empresas, como es el caso de Teijin, cuyas ventas a Europa representan cerca del 50%. 

Por ahora, la normativa aún no es oficial, pues se espera que sea debatida primero entre la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo. En el caso de que finalmente se dé luz verde a la medida, esta entraría en vigor a partir de 2029, aunque se espera que las empresas del sector protesten y exijan modificaciones o incluso su retirada. Cabe destacar que no solo el sector del automóvil se vería afectado, pues también podría extenderse a otras aplicaciones como la aeronáutica o la energía eólica.