Los satélites muestran una importante concentración de bombarderos rusos en un lugar inesperado
Hasta 45 aviones aparecen en la base de Olenya, que ha desempeñado un papel destacado en el lanzamiento de ataques con misiles contra objetivos ucranianos. Está a sólo 150 kilómetros de Finlandia.
La invasión rusa de Ucrania no deja de arrojar novedades diarias, más allá de las negociaciones abiertas a instancias de Estados Unidos. Ahora, unas imágenes de satélite han revelado un importante despliegue de aviones militares de la Federación en la base aérea de Olenya, ubicada en la península de Kola, en el noroeste de Rusia. Un lugar inesperado.
Las imágenes mostraron la presencia de 10 bombarderos Tu-95MS, (conocidos por la OTAN como Bear-H), junto con 35 bombarderos Tu-22M3, (designados como Backfire-C por la Alianza). También había presencia de cinco aviones de transporte An-12 (o Cub), tres aviones de entrenamiento Tu-134UBL (Crusty), y cuatro helicópteros Mi-8 (Hip), informa el medio especializado Bulgarian Military.
Esta concentración de hasta 45 aviones en una sola base ha suscitado interrogantes sobre las intenciones de Rusia, especialmente dada la proximidad de la base a las fronteras de la OTAN.
Olenya, situada a unos 90 kilómetros al sur de Murmansk, ha sido durante mucho tiempo una instalación clave para la aviación estratégica de los de Vladimir Putin, pero esta escala de despliegue "es inusual y genera curiosidad sobre su propósito, si señala una escalada, una maniobra defensiva o una operación logística", dice el digital.
Esta base aérea tiene una larga historia como centro de operaciones de la aviación de largo alcance rusa. Su pista de 3.500 metros, la más larga de la península de Kola, la hace ideal para operar aeronaves pesadas capaces de cubrir grandes distancias.
Históricamente, sirvió como base de reconocimiento naval durante la Guerra Fría e incluso actuó como escala de reabastecimiento de combustible para los vuelos entre Moscú y La Habana en las décadas de 1960 y 1970.
Más recientemente, desde que comenzó la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, Olenya ha desempeñado un papel destacado en el lanzamiento de ataques con misiles contra objetivos ucranianos.
Los bombarderos Tu-95MS y Tu-22M3 estacionados allí han sido fundamentales en estas operaciones, a menudo portando misiles de crucero para atacar infraestructuras alejadas del frente. Sin embargo, la repentina concentración de un número tan grande de bombarderos en este remoto puesto avanzado del norte no es algo habitual, y ha llamado la atención de los observadores que siguen los movimientos militares de Rusia.
Qué puede significar
Para comprender la importancia de este despliegue, conviene analizar los patrones históricos. En mayo de 2023, las imágenes satelitales mostraron una notable concentración de aeronaves en Olenya, incluyendo 14 bombarderos Tu-95MS, dos bombarderos Tu-160 y dos bombarderos Tu-22M3, además de aviones de transporte y helicópteros.
Esta acumulación de tropas precedió a una serie de intensos ataques aéreos contra ciudades ucranianas, lo que sugiere que los grandes despliegues en Olenya pueden ser precursores de operaciones ofensivas. Otro momento significativo se produjo en mayo de 2024, cuando imágenes revelaron 12 bombarderos Tu-95MS y 13 Tu-22M3 en la base, lo que representaba aproximadamente un tercio de la flota rusa de estos aviones en servicio en ese momento.
Los servicios de inteligencia británicos y ucranianos estimaron entonces que Rusia tenía en conjunto alrededor de 40 bombarderos Tu-95MS y Tu-22M3 operativos, lo que significa que Olenya albergaba una parte sustancial de sus activos de aviación estratégicos.
Tras esa acumulación de misiles, Rusia lanzó múltiples descargas de misiles contra instalaciones energéticas ucranianas, lo que indica un patrón en el que dichas concentraciones indican una acción inminente. El despliegue actual de 45 bombarderos supera los casos anteriores, convirtiéndolo en el mayor observado en Olenya desde el inicio de la guerra.
Geográficamente, Olenya se encuentra aproximadamente a 1.800 kilómetros al norte de la frontera con Ucrania, una distancia que la sitúa muy por encima del alcance de la mayoría de los drones y armas convencionales ucranianos. Esta lejanía la ha convertido en un refugio seguro para los bombarderos rusos, especialmente después de que los ataques con drones ucranianos impactaran bases más cercanas, como Engels, en la región de Sarátov, a finales de 2022 y principios de 2023.
El Tu-95MS, un bombardero estratégico con turbohélice, y el Tu-22M3, un bombardero supersónico de largo alcance, son capaces de transportar misiles de crucero avanzados como las series Kh-101 y Kh-55. Estas armas, con alcances superiores a los 2.500 kilómetros, permiten a Rusia atacar objetivos en el interior de Ucrania sin exponer sus aviones a las defensas de primera línea.
En la práctica, estos bombarderos suelen despegar desde Olenya, sobrevolar territorio ruso hacia el sur hasta posiciones cercanas al mar Caspio o la región de Sarátov, y lanzar sus misiles desde allí. Esta táctica ha sido fundamental en la campaña rusa para degradar la infraestructura ucraniana, con ataques que a menudo tienen como objetivo centrales eléctricas e instalaciones civiles.
Los expertos occidentales han ofrecido diversas interpretaciones sobre el posible significado de este último despliegue. Algunos lo ven como una posible señal de preparación para una nueva oleada de ataques. Michael Clarke, analista de defensa y ex director del Royal United Services Institute en Londres, sugirió en una entrevista reciente que Rusia podría estar consolidando sus activos aéreos para lanzar una ofensiva coordinada, posiblemente programada para explotar las debilidades en las defensas aéreas de Ucrania a medida que se acerca la primavera.
Señaló que la presencia de 35 bombarderos Tu-22M3, una cifra muy superior a los despliegues anteriores, podría indicar un plan para abrumar a los objetivos ucranianos con un gran volumen. Sin embargo, otros advierten que no se deben sacar conclusiones precipitadas.
Katarzyna Zysk, profesora del Instituto Noruego de Estudios de Defensa, señaló que el papel de Olenya ha evolucionado desde que comenzó la guerra y que esta acumulación podría simplemente reflejar un mantenimiento rutinario o un reposicionamiento. Destacó que la ubicación de la base, a sólo 150 kilómetros de Finlandia -miembro de la OTAN desde 2023- y a 200 kilómetros de Noruega, complica cualquier intención agresiva, ya que Rusia temería provocar una reacción de la alianza.
La proximidad a la OTAN es, sin duda, un factor crucial. La posición de Olenya en la península de Kola la sitúa a una distancia de ataque del flanco norte de la OTAN, un hecho que no ha pasado desapercibido. Durante la Guerra Fría, la ubicación de la base era menos vulnerable, con la frontera de la OTAN más al oeste, a lo largo de Noruega. La adhesión de Finlandia a la OTAN cambió esa dinámica, acercando los sistemas de vigilancia y misiles de la alianza.
Los equipos de radar y reconocimiento electrónico de Finlandia y Noruega pueden vigilar de cerca a Olenya, y los cazas de la OTAN, como los F-35 noruegos, han desplegado sus aviones en el pasado para interceptar bombarderos rusos que vuelan cerca de su espacio aéreo. A finales de abril de 2024, por ejemplo, la OTAN rastreó una formación de siete aviones rusos, incluidos dos bombarderos Tu-160, al norte de la región noruega de Finnmark.
Esta cercanía significa que cualquier despegue a gran escala desde Olenya sería detectado rápidamente, reduciendo el elemento sorpresa y potencialmente disuadiendo a Rusia de usar la base para algo más que su papel actual en el conflicto de Ucrania.
¿Podría este despliegue ser logístico en lugar de operativo? Es una posibilidad que vale la pena considerar. La presencia de cinco aviones de transporte An-12 sugiere actividad que va más allá de los preparativos de combate. Estas aeronaves se utilizan a menudo para transportar suministros, incluyendo misiles de crucero, en apoyo a las operaciones de bombarderos. Los tres aviones Tu-134UBL, diseñados para entrenar pilotos de aviación estratégica, y los cuatro helicópteros Mi-8, normalmente empleados para funciones utilitarias y de transporte, son una pista más de una misión más amplia.
Los analistas del Centro de Análisis de Políticas Europeas han especulado que Rusia podría estar rotando aviones a través de Olenya para mantenimiento o actualizaciones, especialmente dado el desgaste de su envejecida flota después de tres años de guerra.
El Tu-95MS, por ejemplo, es un diseño de la década de 1950 y, aunque modernizado, requiere mantenimiento regular. De igual manera, el Tu-22M3, aunque más reciente, ha experimentado problemas de fiabilidad, con algunas unidades perdidas por las defensas ucranianas o accidentes desde 2022. Una explicación logística estaría en consonancia con la necesidad de Rusia de mantener su campaña aérea a largo plazo.
"Preocupante"
Aun así, "la escala de este despliegue resulta desproporcionada para una actividad meramente rutinaria", dice el medio. Históricamente, Olenya ha albergado menos aeronaves en un momento dado, con números que suelen oscilar entre 10 y 25.
El salto a 45 resulta sorprendente, sobre todo si se considera el historial de Rusia de utilizar la base como plataforma para ataques. En noviembre de 2024, nueve o diez bombarderos Tu-95MS de Olenya participaron en un ataque masivo contra Ucrania, atacando ciudades como Kiev y Odesa con misiles de crucero.
Esa operación, una de las más grandes del año, subrayó la importancia estratégica de la base. El aumento actual de tropas, con más del triple de bombarderos involucrados en ese ataque, sugiere que Rusia podría estar preparándose para algo mayor, o al menos quiere proyectar esa impresión.
Las reacciones occidentales han sido mesuradas, pero atentas. Un portavoz del Pentágono declinó hacer comentarios directos sobre las imágenes del 11 de marzo, pero reiteró que Estados Unidos sigue vigilando de cerca las actividades militares rusas, especialmente cerca de las fronteras de la OTAN. Los funcionarios ucranianos, por su parte, han sido más expresivos.
Una fuente de la Fuerza Aérea de Ucrania, hablando anónimamente con el Kyiv Independent, describió el despliegue como "preocupante" y especuló que podría indicar un intento de debilitar las defensas de Ucrania antes de una ofensiva de primavera.
Sin embargo, sin acceso a los datos de inteligencia estadounidenses en tiempo real -interrumpido antes de 2025, según algunos informes- durante uno días, la capacidad de Ucrania para predecir el próximo movimiento de Rusia podría verse limitada. Esta incertidumbre añade otra capa de tensión a una situación ya de por sí volátil.
Los analistas de BulgarianMilitary.com creen que este despliegue refleja una medida calculada de Rusia para mantener la presión sobre Ucrania, manteniendo al mismo tiempo sus opciones. La gran cantidad de aeronaves, en particular los 35 bombarderos Tu-22M3, sugiere capacidad para operaciones sostenidas, posiblemente destinadas a desbordar las defensas aéreas ucranianas con una lluvia de misiles.
Al mismo tiempo, la inclusión de aviones de entrenamiento y transporte apunta a una estrategia a más largo plazo, posiblemente para compensar las pérdidas o prepararse para un conflicto prolongado. La distancia de la base a Ucrania ofrece protección, pero su proximidad a la OTAN conlleva el riesgo de un error de cálculo.
Rusia podría estar poniendo a prueba la determinación de Occidente, mostrando fuerza sin comprometerse a una acción inmediata. Sin embargo, dadas las tendencias pasadas, no se puede descartar la posibilidad de que esta acumulación de fuerzas conduzca a un ataque significativo.
Al 12 de marzo de 2025, la situación seguía siendo inestable. Las imágenes satelitales seguían ofreciendo una perspectiva de los movimientos de Rusia, pero sus intenciones eran menos claras. Ya sea un preludio a una escalada, una medida defensiva o un cambio logístico, el despliegue en Olenya subraya los riesgos actuales en la región.
Con 45 aviones actualmente en su lugar, incluidos algunos de los bombarderos más potentes de Rusia, la base se alza como un punto focal en un conflicto que no muestra señales de desvanecerse y un recordatorio de cuán de cerca la guerra en Ucrania roza las fronteras del resto del mundo.