Los soldados de Ucrania capturan a todo un pelotón ruso sin combates intensos y ya se preguntan cómo lo hicieron
La operación en Pokrovsk revela el desgaste de algunas posiciones rusas en un momento de fuerte presión diplomática sobre Moscú y de falta de recursos en Kiev.
La rendición de doce militares rusos en el frente de Pokrovsk, conseguida sin un combate prolongado, ha abierto un debate entre analistas y mandos ucranios sobre el progresivo deterioro de algunas posiciones del Ejército ruso en ese sector. El episodio, confirmado por la brigada Rubizh, ilustra hasta qué punto la combinación de aislamiento táctico, comunicaciones frágiles y presión psicológica puede desestabilizar unidades que, sobre el papel, mantienen capacidad defensiva.
La operación se desarrolló en dos fases. Según los datos facilitados por la brigada, un equipo de reconocimiento se aproximó al punto fortificado ruso en un momento de escasa actividad artillera. El grupo logró desactivar las trampas colocadas en la entrada y dejó fuera de uso los sistemas de comunicación del pelotón enemigo. Esa intervención situó a los defensores en el peor escenario posible en un frente dinámico: incomunicados, sin visibilidad sobre la situación exterior y con un adversario en posición de ventaja. Tres militares rusos se entregaron tras un breve intercambio de disparos.
El segundo tramo del operativo, cuenta Euromaidan Press, muestra un patrón cada vez más frecuente en los combates de proximidad del Donbás: la dificultad de unidades rusas para sostener la posición cuando quedan aisladas. Nueve soldados permanecían atrincherados en un refugio subterráneo y abrían fuego de forma intermitente pese a no contar con comunicación exterior ni capacidad de maniobra. Los exploradores ucranios optaron por intensificar la presión sin recurrir a un asalto directo. La amenaza de la llegada de un carro de combate, lanzada como advertencia, precipitó la decisión final. Los nueve militares depusieron las armas minutos después.
El incidente se produjo en el eje urbano de Pokrovsk, señalado por el Mando Operativo del Este como el punto más inestable de toda la línea de contacto. Las fuerzas ucranias mantienen posiciones en el centro de la ciudad y ejecutan operaciones de búsqueda y ataque para impedir que las unidades rusas consoliden nuevas defensas. La captura del pelotón encaja con ese patrón: una situación operativa en la que cualquier quiebra de comunicación refuerza la vulnerabilidad de los destacamentos aislados.
Aunque el episodio no altera por sí solo el equilibrio militar en la zona, sí subraya la importancia del control de las comunicaciones y del desgaste psicológico en un frente donde la movilidad es limitada y los refugios se convierten en puntos de encierro. Para los mandos ucranios, el caso demuestra que el aislamiento táctico (más que la potencia de fuego) puede inclinar operaciones de pequeño alcance en un sector marcado por la presión constante.