Puro caos: el primer ministro de Francia, Lecornu, presenta su dimisión a las horas de anunciar su gabinete
Se trata del tercer mandatario que tiene que dejar el cargo desde que se celebraron las elecciones legislativas en el verano de 2024. Macron quiso parar a los ultras y acabó logrando una Asamblea ingobernable y donde nadie cede.

No llevaba ni un mes en el cargo y ya está fuera: el primer ministro de Francia, el macronista Sébastien Lecornu, ha presentado en la mañana de este lunes su dimisión, en un movimiento sorprendente porque justo ayer tarde anunció su primer gabinete de Gobierno. En un breve comunicado, el Palacio del Elíseo ha indicado que el presidente, Emmanuel Macron, ha aceptado su marcha.
La presión le venía a Lecornu de dentro y de fuera: los conservadores, la derecha clásica sobre la que los liberales tienen que apoyarse, estaban quejándose por el reparto de tareas y la oposición, de la izquierda a la ultraderecha, ya anunciaba un voto en contra al nuevo equipo, con pesos pesados del centroderecha galo.
Francia se encuentra así en una situación de puro caos, con el tercer primer ministro que cae (tras Michel Barbier y François Bayrou) desde que se celebraron las elecciones legislativas adelantadas en julio de 2024. El presidente, Macron, decidió ir a las urnas en un intento de cortocircuitar a la ultraderecha de Marine Le Pen, que acababa de vencer en las elecciones europeas, pero la jugada le salió mal: hoy la Asamblea Nacional está atomizada, incapaz de sumar mayorías para legislar o hacer cuajar un Gobierno, con posiciones enconadas que impiden el diálogo y la flexibilidad (empezando por el empecinamiento del propio Macron y su gente), lo que ha hecho que Lecornu caiga.
De nuevo, el país vecino se ve ante una disyuntiva complicada: buscar a otro primer ministro de consenso (lo que parece imposible con el clima actual) o convocar elecciones legislativas nuevamente. Es un escenario inédito, de consecuencias imposibles de prever, con la calle tremendamente cansada de que nadie le dé soluciones y tras unas exitosas convocatorias contra los recortes previstos y la erosión de los servicios públicos.
En una comparecencia sin preguntas en Matignon (la sede del Gobierno galo), el más breve de los primeros ministros de la historia de Francia ha afirmado que no se puede estar en el cargo "cuando no se dan las condiciones" para gobernar. El primer ministro saliente ha afirmado que había "intentado construir una vía (...) en temas que anteriormente habían estado bloqueados", como el seguro de desempleo y la seguridad social, para "reinstaurar la gestión conjunta" y "construir una hoja de ruta" para sacar al país de la crisis.
En busca de consenso en la profundamente fracturada Asamblea, Lecornu había anunciado que no emplearía un poder constitucional especial que sus predecesores utilizaron para imponer un presupuesto en el parlamento sin votación y que, en cambio, buscaría un compromiso con los legisladores de izquierda y derecha. No habrá posibilidad. Tenía hasta el 31 de diciembre para presentar las cuentas "y de servir a Francia". Hasta ahora, sobre la mesa sólo estaba, muerto, el plan de su antecesor, Bayrou, que planteaba un tajo de 43.800 millones de euros para hacer frente a la deuda pública y al anquilosamiento de la producción nacional, pero a costa de tocar servicios públicos, pensiones y hasta festivos. Tan brutal que le costó el cargo. Y ahora estamos otra vez en la casilla de salida.
Los ministros en funciones, informa Le Monde, han anulado las agendas que tenían este lunes, algunos de ellos fuera de París, como el titular de Justicia, Gérald Darmanin, en espera de que se conozca qué consecuencias tendrá la nueva situación.
El paso republicano
Tras la aparente calma inicial de anoche, tras conocerse los nombres del Gobierno, que ya estaban llegando con retraso tras el nombramiento de Lecornu (fue el 9 de septiembre), comenzó el terremoto: Los Republicanos (LR), el partido de la derecha clásica francesa, avisaron de que se citaban para debatir si abandonaban el Gobierno hoy mismo.
El máximo responsable de LR, que no es otro que el ministro del Interior, Bruno Retailleau, lanzó una bomba apenas dos horas después de que la presidencia francesa comunicara formalmente la nueva lista del Ejecutivo. En un mensaje en su cuenta de X, Retailleau subrayó que "la composición del Gobierno no refleja la ruptura prometida" por Lecornu y dijo que "ante la situación política creada por este anuncio" convocaba para esta mañana una reunión del comité estratégico de su partido. Que ahora tendrá otro sentido, claro.
Las palabras del que ha sido ministro del Interior del anterior Ejecutivo y que fue confirmado en el cargo este domingo responden en primer lugar a su exigencia de que hubiera más miembros de LR en el gabinete, pero también a la presencia en ese gabinete de Bruno Le Maire como nuevo titular de Defensa, una cartera en la que pasa a reemplazar a Lecornu, informa EFE. Le Maire, que fue ministro de Economía y Finanzas durante los siete primeros años de la presidencia de Macron, es un antiguo miembro de la formación conservadora, donde muchos lo consideran un traidor y además le hacen en buena medida responsable de la más que delicada situación de las cuentas públicas francesas debido a esa gestión.
Varios miembros de LR se manifestaron en las últimas horas en favor de salir del Gobierno, como el presidente de la región Altos de Francia, Xavier Bertrand, que ha sido bastante claro en una entrevista a la emisora RTL esta mañana. "Si queremos recuperar la confianza, si queremos que nuestro país deje de hundirse día tras día -ha indicado Bertrand-, tenemos que decir claramente 'ahora no participamos en este despilfarro, en esta mascarada". Términos tan gruesos que el primer ministro no los ha aguantado.
Desde el componente macronista del Ejecutivo, la reacción a LR ha sido por lo general airada, como la del ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, que en una entrevista a la emisora France Inter ha insistido en que no quiere creer que "en una situación trágica" como la que vive Francia un partido con la tradición de la de los conservadores "pueda librarse a un chantaje" por cargos.
De esta forma, no sólo es que se plantee un cisma puntual, sino que se prevé una quiebra definitiva en las confianzas entre los liberales macronistas y la derecha de siempre de Francia. Y sin esa pinza es inviable, completamente, seguir adelante. Ya era complicado atraerse a la izquierda moderada, a los socialistas, para llegar a consensos mínimos. Ahora, si nos atenemos a la dureza de estos ataques, los puentes parecen estar quemados... aunque la política es política. De momento, Francia ni tiene primer ministro, tiene un gabinete non nato y una posibilidad de elecciones a la vuelta de la esquina.
Según la encuesta actualizada de POLITICO, el partido de Le Pen, Agrupación Nacional, sería hoy la fuerza más votada en el país, con un 32% (a 8 de septiembre). El Nuevo Frente Popular, la suma de las izquierdas que venció en las elecciones de hace año y medio y a la que Macron nunca ha dado la opción de gobernar, se quedaría con un 25%. El Ensemble liberal lograría un 15% de los sufragios y Los Republicanos, un 12%.
Primera reacción
Desde la oposición, el primero en reaccionar ha sido el presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, que ha instado a Macron a disolver la Asamblea Nacional tras la dimisión de Lecornu. "No se puede restablecer la estabilidad sin el regreso a las urnas y sin la disolución de la Asamblea Nacional", declaró Bardella a su llegada a la sede del partido que lidera Marine Le Pen.
"La cuenta regresiva ha comenzado. Macron debe irse", ha declarado en redes sociales Mathilde Panot jefa del grupo en la Asamblea Nacional del partido de extrema izquierda La Francia Insumisa, tras constatar la derrota de "tres primeros ministros en menos de un año" al frente del Gobierno.
"Con la dimisión de Sébastien Lecornu, el partido de Macron está en agonía. Está sumiendo al país en una crisis de régimen", reaccionó, a su vez, la diputada del Nuevo Frente Popular de Seine-Saint-Denis, Clémentine Autain, en el X. "Hago un llamamiento a la izquierda y a los ecologistas para que reafirmemos conjuntamente nuestra voluntad de gobernar. Y para que nos preparemos juntos ante cualquier posibilidad de elecciones anticipadas", añadió, convencida de que el nombramiento de un primer ministro de izquierdas es "la salida a esta carnicería". "La resolución es otra opción para el presidente Macron, cuyas exigencias de dimisión no harán más que aumentar", afirmó la progresista.
"A medida que ganamos batallas de ideas, como la ley Duplomb o el impuesto Zucman, a medida que se organiza la movilización social y sindical, la izquierda política debe ponerse a la altura del ritmo acelerado de los acontecimientos", concluye.
También hay una primera reacción en los mercados: en las primeras operaciones, alrededor de las diez de la mañana, la Bolsa de París cayó un 2,02 %. Entre los valores más afectados se encontraban BNP Paribas (-5,18 %), Crédit Agricole (-4,76 %) y Veolia (-4,12 %).
