Rusia ha avanzado gradualmente y el poder de su éxito está en una única arma misteriosa
Están demostrando ser muy útiles en el campo de batalla.

El ejército ruso continúa ganando terreno de forma lenta pero constante en el este de Ucrania, y, según medios del propio país, el secreto detrás de esos progresos estaría en un sistema de ingeniería poco conocido: los minadores remotos Zemledeliye. Estas unidades, controladas a distancia, permiten crear campos de minas en cuestión de minutos, tanto frente a las posiciones rusas como detrás de las líneas ucranianas, lo que dificulta el suministro, las rotaciones y los contraataques enemigos.
El diario ruso Izvestia informó desde el frente que estos equipos han sido determinantes para consolidar los avances del Grupo de Ejércitos Central en la región de Donetsk. Los Zemledeliye, empleados por primera vez a gran escala durante la contraofensiva ucraniana de 2023, fueron uno de los factores que obstaculizaron aquel intento de recuperación territorial. Su capacidad para bloquear caminos y aislar posiciones convirtió la maniobra rusa en una guerra de desgaste favorable a Moscú.
Estos sistemas comenzaron a incorporarse al arsenal ruso justo antes del inicio de la invasión, pero no fue hasta el verano de 2023 cuando demostraron su potencial. Los extensos campos minados que generaron resultaron un muro casi infranqueable para los blindados ucranianos, frenando su avance y exponiendo las vulnerabilidades logísticas de Kiev. Ahora, la misma tecnología se usa con fines ofensivos, sobre todo en el eje de Pokrovsk, donde las tropas rusas siguen ganando terreno, aunque a un alto costo humano.
“El equipo nos permite responder con rapidez a los contraataques enemigos y bloquear sus rutas de reabastecimiento”, explicó al medio ruso el teniente mayor Iván Kravtsov, comandante de una unidad técnica especializada en la colocación de minas a distancia. Según el militar, los dispositivos pueden desplegar tanto minas antitanque como mixtas y actúan de forma casi automatizada, una mejora significativa respecto a los métodos tradicionales.
Entre sus innovaciones destaca la precisión digital: cada campo minado queda registrado en mapas electrónicos, lo que facilita su posterior limpieza, y las minas incluyen mecanismos de autodestrucción para evitar riesgos a largo plazo. Esa automatización ha cambiado la manera en que Rusia concibe la guerra de posiciones y el control del territorio.
Kravtsov, que participó en la formación inicial de estas unidades y colaboró con los diseñadores del sistema, asegura que el intercambio de información entre los equipos de combate y los ingenieros es constante. Esa retroalimentación permite ajustar la tecnología según las necesidades del frente. Sin embargo, reconoce también su punto débil: los drones ucranianos, que ya han destruido varios vehículos minadores durante los combates.
Con la guerra estancada en muchos sectores, la eficacia de sistemas como el Zemledeliye se ha convertido en una de las claves del avance ruso. Una herramienta que, aunque menos visible que los tanques o los misiles, está remodelando la forma en que Moscú libra su campaña en Ucrania.
