Rusia empieza a acusar sus grietas militares por los tiroteos masivos y saqueos de armas a soldados fallecidos
"Para muchos reclutas rusos, la ilusión del deber patriótico se derrumbó".
A pesar de las promesas del presidente estadounidense, Donald Trump, la guerra desatada por el presidente ruso, Vladimir Putin, en febrero de 2022 contra Ucrania continúa más de tres años después sin dar muestras de un fin próximo. Todo lo contrario. Este mismo martes, de hecho, el mandatario estadounidense suspendió la reunión que tenía prevista con Putin y ha endurecido las sanciones contra Rusia con el objetivo de dañar el motor económico que alimenta a la maquinaria bélica de Moscú, el sector petrolero.
En este escenario, Rusia está afrontando una crisis que no se limita al campo de batalla. "Aquí, para muchos reclutas rusos, la ilusión del deber patriótico se derrumbó, dando lugar a los últimos tiroteos masivos, y fue reemplazada por el miedo, la desesperación y un deseo abrumador de escapar a cualquier precio, de cualquier posibilidad de involucrarse en la guerra", ha informado el medio especializado Euromaidan Press.
Así, el medio ha reportado en un artículo desde la línea del frente en Ucrania el que afirma es solo "el último incidente que simboliza esta ruptura interna". En una unidad militar de la región de Moscú, un recluta ruso abrió fuego contra sus compañeros, matando a dos e hiriendo a otro antes de suicidarse. El tiroteo ocurrió en el centro de entrenamiento de una brigada antiaérea para soldados recién reclutados.
El ejército ruso informó de que el motivo sigue siendo desconocido, pero el medio especializado asegura que "estos casos ya no son raros". "Los tiroteos, los suicidios y los colapsos mentales entre las tropas recién reclutadas son cada vez más comunes, lo que refleja una fuerza psicológicamente desmoronada bajo el peso de la guerra", apuntó.
Tras tres años desde la guerra desatada por el presidente ruso, los jóvenes reclutas ya han visto imágenes del frente y han observado cómo llegan los soldados del frente. Ante esto, el medio afirma que muchos intenan huir, "pero las nuevas y severas leyes penalizan incluso las búsquedas en línea de información considerada extremista, una etiqueta que convenientemente incluye la crítica a la guerra".
A esto se suma el hecho de que los soldados rusos son enviados al frente bajo duras condiciones debido a una escasez de equipo que ha alcanzado "niveles absurdos": sin chalecos antibalas, o con unos baratos, y cascos de plástico, o con unos que apenas los protegen. Además, a menudo les faltan botas, guantes y equipo básico.
Asimismo, ha citado un vídeo que muestra a un soldado ruso saqueando "alegremente" el equipo de sus compañeros caídos. El soldado aparece filmándose a sí mismo mientras saca un casco y un chaleco de un cadáver y agradece sarcásticamente a los muertos por su contribución.
"Su cinismo esconde desesperación. Lo habían enviado a la batalla sin protección y agradecía encontrarla entre los muertos. Esta escena ilustra cómo la corrupción y el abandono en el ejército ruso han convertido incluso la búsqueda de comida en una forma de sobrevivir", plasma el artículo.
Esta desesperación, aseguran, ya se siente entre los reclutas rusos, que aunque no pueden ser movilizados aún al campo de batalla en Ucrania, miles están estacoinados a lo largo de regiones fronterizas como Bélgorod, Briansk y Kursk, donde reciben fuego de drones y artillería de las fuerzas ucranianas casi a diario, según remarca el medio especializado.