Solo había tres yacimientos de este mineral raro y preciado: ahora se ha descubierto su mayor filón en este continente
"Esto arroja nueva luz sobre cómo los magmas raros y ricos en metales llegan a la superficie terrestre".

En un rincón aislado de Australia Central, un equipo de geólogos ha hecho uno de los hallazgos más grandes del planeta y que podría cambiar el panorama global de las materias primas: un vasto yacimiento de carbonatita, rico en niobio y tierras raras.
Los metales como el cobalto, el litio, el niobio y las tierras raras son esenciales para una amplia gama de tecnologías avanzadas, desde baterías para vehículos eléctricos hasta superconductores utilizados en motores de cohetes. Sin embargo, a pesar de su alta demanda, estos metales son escasos y están concentrados en pocos lugares del mundo, lo que genera una intensa competencia por su acceso.
Uno de los más codiciados es el niobio, un metal crucial para la fabricación de catalizadores, superconductores y aceros especiales, empleados en industrias como la aeronáutica, la construcción de vehículos eléctricos y la tecnología espacial.
Maximilian Dröllner, autor principal de la investigación y miembro de las universidades de Gotinga y Curtin, explica en un comunicado que, actualmente, "el 90% del niobio disponible a nivel mundial proviene actualmente de una sola mina en Brasil".
Este y otros metales clave se encuentran en depósitos naturales conocidos como carbonatitas, unas rocas ígneas, relativamente raras, formadas a partir de antiguos flujos ascendentes de magma del manto profundo de la Tierra. A diferencia de otras rocas, las carbonatitas contienen pocos silicatos y están principalmente formadas por carbonatos, ricos en metales como el niobio, el rubidio y tierras raras.
La formación del yacimiento: un legado de Rodinia
El descubrimiento de este yacimiento en la provincia de Aileron, en el centro de Australia, ha causado gran expectación. En 2022, los geólogos identificaron un depósito de carbonatita previamente desconocido, que, según las primeras estimaciones, podría contener hasta 220 millones de toneladas de mineral con un contenido de niobio del 1%. "Por lo tanto, Australia podría albergar uno de los mayores depósitos de niobio del mundo. Así lo sugieren nuevos análisis de núcleos de perforación", afirma Dröllner.
Sin embargo, lo que realmente ha cautivado a los científicos es la historia detrás de este depósito. El yacimiento no solo es enorme en tamaño, sino que también plantea preguntas sobre cómo y por qué se formó. Para responder a estas incógnitas, los investigadores han analizado con más detalle los núcleos de perforación de la carbonatita mediante técnicas isotópicas que han permitido reconstruir su origen y desarrollo.
Los análisis, publicados en Geological Magazine, revelaron que el origen del yacimiento se remonta a entre 800 y 830 millones de años, cuando Australia aún formaba parte del supercontinente Rodinia, que abarcaría aproximadamente el 70% de la superficie terrestre actual. "En aquel entonces, las partes sur y norte de Australia estaban conectadas y se encontraban al norte de Laurentia, la Antártida Oriental y los núcleos continentales del norte de China y Sudáfrica", explican los geólogos.
Hace unos 800 millones de años, Rodinia comenzó a desintegrarse, generando la ruptura de las vetas continentales, incluida la separación del norte y sur de Australia, donde ahora se encuentra la provincia de Aileron. "Estos eventos de estiramiento provocaron la reapertura de la zona débil transcontinental y permitieron el ascenso de las masas fundidas de carbonatitas", escribe el equipo. Así, los metales como el niobio se infiltraron en la corteza terrestre junto con las carbonatitas, enriqueciéndose en el proceso.
"Esto arroja nueva luz sobre cómo los magmas raros y ricos en metales llegan a la superficie terrestre", explica Dröllner. Los científicos sugieren que otros yacimientos similares podrían haberse formado en otras partes del mundo en un proceso paralelo.
