Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX
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Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX

Una historia que Madrid no debe olvidar.

Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX

Una historia que Madrid no debe olvidar.

Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX

Una historia que Madrid no debe olvidar.

Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX

Una historia que Madrid no debe olvidar.

Pocos recuerdan los cuatros grandes barrios de Madrid que desaparecieron en pleno siglo XX

Una historia que Madrid no debe olvidar.

El oso y el madroñoGetty Images

Durante siglos, fueron el hogar de miles de madrileños. Aparecían en novelas de Galdós, eran escenario de reportajes sociales y fuente de inspiración para cronistas y literatos. Pero en pleno siglo XX, cuatro grandes barrios populares de Madrid desaparecieron bajo la piqueta, la especulación o el pretexto de la modernización. 

Se trata de Las Injurias, Las Cambroneras, Las Pozas y la Colonia Mahou, cuyas calles, casas y vecinos fueron desalojados, a menudo entre protestas y resistencia, y hoy son apenas un recuerdo desdibujado en la memoria urbana de la capital.

Hoy, en los solares donde vivieron miles de personas, hay centros comerciales, nudos de autovías o bloques residenciales. Pero estos cuatro barrios fueron focos de vida comunitaria, cultura popular y resistencia que la historia oficial los condenó al olvido. 

La miseria urbana del siglo XIX

"Madrid está rodeada de suburbios donde viven peor que en el fondo de África", denunciaba el célebre Pío Baroja en 1903. Se refería a barrios como Las Injurias o Las Cambroneras, situados al sur de la ciudad, a orillas del Manzanares. 

Las Injurias, retratado por Benito Pérez Galdós en Misericordia, fue uno de los símbolos de la miseria urbana del siglo XIX. Además, el periodista Julio Vargas, el primero que se atrevió a entrar y documentarlo en 1885, lo describió en una de sus crónicas como “un antro que puede convertirse en foco generador de emanaciones de muerte”. 

Lo que más le sorprendió a Vargas de este barrio fue que por esa zona pasaba "un arroyo de copioso caudal, cuyas negruzcas aguas repugnan a los ojos y ofenden el olfato". Dicho riachuelo era procedente de las aguas fecales del barrio de las Peñuelas. De hecho, en 1906, el Ayuntamiento lo calificó de chabolismo insalubre y lo demolió.

Por su parte, las Cambroneras, fue el "Albaicín madrileño", un barrio gitano que ocupaba la actual zona de Pirámides y el puente de Toledo. Era conocido por su población mayoritariamente gitana y por su mala fama en la prensa y literatura del siglo XX, aunque en realidad, según investigaciones recientes, tuvieron una convivencia pacífica entre payos y gitanos. 

Con unos 500 vecinos, en su mayoría emigrantes andaluces y manchegos, vivían en casas humildes y trabajaban en labores agrícolas, ferroviarias o de mercado. A pesar de su vida comunitaria, en los años 20 fue demolido por las autoridades, al igual que otros barrios populares, bajo el pretexto de la insalubridad y el orden urbano.

De protesta vecinal a Corte Inglés

Más al norte, en el actual barrio de Argüelles, entre Princesa y Alberto Aguilera, se encontraba Las Pozas. Fue uno de los pocos barrios populares del centro que sobrevivieron hasta la dictadura. Su demolición, en 1972, fue una de las primeras en provocar una protesta pública. 

Los vecinos colgaron pancartas, se enfrentaron a la policía y recibieron el apoyo de abogados y figuras como el dramaturgo Lauro Olmo. Perdieron. En su lugar se levantó el edificio del Corte Inglés de Princesa.

La colonia obrera que devoró la M-30

El caso de la Colonia Mahou es también revelador. Surgida en los años 20 dentro de la actual Prosperidad, fue uno de los ejemplos de vivienda obrera digna impulsados por la Ley de Casas Baratas. Las familias, muchas de ellas empleadas de la cervecera Mahou, vivieron durante más de medio siglo en sus pequeñas casas de una planta, con huerto y patio. 

Pero en 1977 se aprobó el Plan Especial de la Avenida de La Paz (M-30), y diez años más tarde, en 1987, la zona fue arrasada para construir 3.188 viviendas de lujo. Algunos vecinos resistieron hasta el final, soportando cortes de luz, alcantarillas destrozadas y el acoso de las inmobiliarias.

Durante siglos, fueron el hogar de miles de madrileños. Aparecían en novelas de Galdós, eran escenario de reportajes sociales y fuente de inspiración para cronistas y literatos. Pero en pleno siglo XX, cuatro grandes barrios populares de Madrid desaparecieron bajo la piqueta, la especulación o el pretexto de la modernización. 

Se trata de Las Injurias, Las Cambroneras, Las Pozas y la Colonia Mahou, cuyas calles, casas y vecinos fueron desalojados, a menudo entre protestas y resistencia, y hoy son apenas un recuerdo desdibujado en la memoria urbana de la capital.

Hoy, en los solares donde vivieron miles de personas, hay centros comerciales, nudos de autovías o bloques residenciales. Pero estos cuatro barrios fueron focos de vida comunitaria, cultura popular y resistencia que la historia oficial los condenó al olvido. 

La miseria urbana del siglo XIX

"Madrid está rodeada de suburbios donde viven peor que en el fondo de África", denunciaba el célebre Pío Baroja en 1903. Se refería a barrios como Las Injurias o Las Cambroneras, situados al sur de la ciudad, a orillas del Manzanares. 

Las Injurias, retratado por Benito Pérez Galdós en Misericordia, fue uno de los símbolos de la miseria urbana del siglo XIX. Además, el periodista Julio Vargas, el primero que se atrevió a entrar y documentarlo en 1885, lo describió en una de sus crónicas como “un antro que puede convertirse en foco generador de emanaciones de muerte”. 

Lo que más le sorprendió a Vargas de este barrio fue que por esa zona pasaba "un arroyo de copioso caudal, cuyas negruzcas aguas repugnan a los ojos y ofenden el olfato". Dicho riachuelo era procedente de las aguas fecales del barrio de las Peñuelas. De hecho, en 1906, el Ayuntamiento lo calificó de chabolismo insalubre y lo demolió.

Por su parte, las Cambroneras, fue el "Albaicín madrileño", un barrio gitano que ocupaba la actual zona de Pirámides y el puente de Toledo. Era conocido por su población mayoritariamente gitana y por su mala fama en la prensa y literatura del siglo XX, aunque en realidad, según investigaciones recientes, tuvieron una convivencia pacífica entre payos y gitanos. 

Con unos 500 vecinos, en su mayoría emigrantes andaluces y manchegos, vivían en casas humildes y trabajaban en labores agrícolas, ferroviarias o de mercado. A pesar de su vida comunitaria, en los años 20 fue demolido por las autoridades, al igual que otros barrios populares, bajo el pretexto de la insalubridad y el orden urbano.

De protesta vecinal a Corte Inglés

Más al norte, en el actual barrio de Argüelles, entre Princesa y Alberto Aguilera, se encontraba Las Pozas. Fue uno de los pocos barrios populares del centro que sobrevivieron hasta la dictadura. Su demolición, en 1972, fue una de las primeras en provocar una protesta pública. 

Los vecinos colgaron pancartas, se enfrentaron a la policía y recibieron el apoyo de abogados y figuras como el dramaturgo Lauro Olmo. Perdieron. En su lugar se levantó el edificio del Corte Inglés de Princesa.

La colonia obrera que devoró la M-30

El caso de la Colonia Mahou es también revelador. Surgida en los años 20 dentro de la actual Prosperidad, fue uno de los ejemplos de vivienda obrera digna impulsados por la Ley de Casas Baratas. Las familias, muchas de ellas empleadas de la cervecera Mahou, vivieron durante más de medio siglo en sus pequeñas casas de una planta, con huerto y patio. 

Pero en 1977 se aprobó el Plan Especial de la Avenida de La Paz (M-30), y diez años más tarde, en 1987, la zona fue arrasada para construir 3.188 viviendas de lujo. Algunos vecinos resistieron hasta el final, soportando cortes de luz, alcantarillas destrozadas y el acoso de las inmobiliarias.

Durante siglos, fueron el hogar de miles de madrileños. Aparecían en novelas de Galdós, eran escenario de reportajes sociales y fuente de inspiración para cronistas y literatos. Pero en pleno siglo XX, cuatro grandes barrios populares de Madrid desaparecieron bajo la piqueta, la especulación o el pretexto de la modernización. 

Se trata de Las Injurias, Las Cambroneras, Las Pozas y la Colonia Mahou, cuyas calles, casas y vecinos fueron desalojados, a menudo entre protestas y resistencia, y hoy son apenas un recuerdo desdibujado en la memoria urbana de la capital.

Hoy, en los solares donde vivieron miles de personas, hay centros comerciales, nudos de autovías o bloques residenciales. Pero estos cuatro barrios fueron focos de vida comunitaria, cultura popular y resistencia que la historia oficial los condenó al olvido. 

La miseria urbana del siglo XIX

"Madrid está rodeada de suburbios donde viven peor que en el fondo de África", denunciaba el célebre Pío Baroja en 1903. Se refería a barrios como Las Injurias o Las Cambroneras, situados al sur de la ciudad, a orillas del Manzanares. 

Las Injurias, retratado por Benito Pérez Galdós en Misericordia, fue uno de los símbolos de la miseria urbana del siglo XIX. Además, el periodista Julio Vargas, el primero que se atrevió a entrar y documentarlo en 1885, lo describió en una de sus crónicas como “un antro que puede convertirse en foco generador de emanaciones de muerte”. 

Lo que más le sorprendió a Vargas de este barrio fue que por esa zona pasaba "un arroyo de copioso caudal, cuyas negruzcas aguas repugnan a los ojos y ofenden el olfato". Dicho riachuelo era procedente de las aguas fecales del barrio de las Peñuelas. De hecho, en 1906, el Ayuntamiento lo calificó de chabolismo insalubre y lo demolió.

Por su parte, las Cambroneras, fue el "Albaicín madrileño", un barrio gitano que ocupaba la actual zona de Pirámides y el puente de Toledo. Era conocido por su población mayoritariamente gitana y por su mala fama en la prensa y literatura del siglo XX, aunque en realidad, según investigaciones recientes, tuvieron una convivencia pacífica entre payos y gitanos. 

Con unos 500 vecinos, en su mayoría emigrantes andaluces y manchegos, vivían en casas humildes y trabajaban en labores agrícolas, ferroviarias o de mercado. A pesar de su vida comunitaria, en los años 20 fue demolido por las autoridades, al igual que otros barrios populares, bajo el pretexto de la insalubridad y el orden urbano.

De protesta vecinal a Corte Inglés

Más al norte, en el actual barrio de Argüelles, entre Princesa y Alberto Aguilera, se encontraba Las Pozas. Fue uno de los pocos barrios populares del centro que sobrevivieron hasta la dictadura. Su demolición, en 1972, fue una de las primeras en provocar una protesta pública. 

Los vecinos colgaron pancartas, se enfrentaron a la policía y recibieron el apoyo de abogados y figuras como el dramaturgo Lauro Olmo. Perdieron. En su lugar se levantó el edificio del Corte Inglés de Princesa.

La colonia obrera que devoró la M-30

El caso de la Colonia Mahou es también revelador. Surgida en los años 20 dentro de la actual Prosperidad, fue uno de los ejemplos de vivienda obrera digna impulsados por la Ley de Casas Baratas. Las familias, muchas de ellas empleadas de la cervecera Mahou, vivieron durante más de medio siglo en sus pequeñas casas de una planta, con huerto y patio. 

Pero en 1977 se aprobó el Plan Especial de la Avenida de La Paz (M-30), y diez años más tarde, en 1987, la zona fue arrasada para construir 3.188 viviendas de lujo. Algunos vecinos resistieron hasta el final, soportando cortes de luz, alcantarillas destrozadas y el acoso de las inmobiliarias.

Durante siglos, fueron el hogar de miles de madrileños. Aparecían en novelas de Galdós, eran escenario de reportajes sociales y fuente de inspiración para cronistas y literatos. Pero en pleno siglo XX, cuatro grandes barrios populares de Madrid desaparecieron bajo la piqueta, la especulación o el pretexto de la modernización. 

Se trata de Las Injurias, Las Cambroneras, Las Pozas y la Colonia Mahou, cuyas calles, casas y vecinos fueron desalojados, a menudo entre protestas y resistencia, y hoy son apenas un recuerdo desdibujado en la memoria urbana de la capital.

Hoy, en los solares donde vivieron miles de personas, hay centros comerciales, nudos de autovías o bloques residenciales. Pero estos cuatro barrios fueron focos de vida comunitaria, cultura popular y resistencia que la historia oficial los condenó al olvido. 

La miseria urbana del siglo XIX

"Madrid está rodeada de suburbios donde viven peor que en el fondo de África", denunciaba el célebre Pío Baroja en 1903. Se refería a barrios como Las Injurias o Las Cambroneras, situados al sur de la ciudad, a orillas del Manzanares. 

Las Injurias, retratado por Benito Pérez Galdós en Misericordia, fue uno de los símbolos de la miseria urbana del siglo XIX. Además, el periodista Julio Vargas, el primero que se atrevió a entrar y documentarlo en 1885, lo describió en una de sus crónicas como “un antro que puede convertirse en foco generador de emanaciones de muerte”. 

Lo que más le sorprendió a Vargas de este barrio fue que por esa zona pasaba "un arroyo de copioso caudal, cuyas negruzcas aguas repugnan a los ojos y ofenden el olfato". Dicho riachuelo era procedente de las aguas fecales del barrio de las Peñuelas. De hecho, en 1906, el Ayuntamiento lo calificó de chabolismo insalubre y lo demolió.

Por su parte, las Cambroneras, fue el "Albaicín madrileño", un barrio gitano que ocupaba la actual zona de Pirámides y el puente de Toledo. Era conocido por su población mayoritariamente gitana y por su mala fama en la prensa y literatura del siglo XX, aunque en realidad, según investigaciones recientes, tuvieron una convivencia pacífica entre payos y gitanos. 

Con unos 500 vecinos, en su mayoría emigrantes andaluces y manchegos, vivían en casas humildes y trabajaban en labores agrícolas, ferroviarias o de mercado. A pesar de su vida comunitaria, en los años 20 fue demolido por las autoridades, al igual que otros barrios populares, bajo el pretexto de la insalubridad y el orden urbano.

De protesta vecinal a Corte Inglés

Más al norte, en el actual barrio de Argüelles, entre Princesa y Alberto Aguilera, se encontraba Las Pozas. Fue uno de los pocos barrios populares del centro que sobrevivieron hasta la dictadura. Su demolición, en 1972, fue una de las primeras en provocar una protesta pública. 

Los vecinos colgaron pancartas, se enfrentaron a la policía y recibieron el apoyo de abogados y figuras como el dramaturgo Lauro Olmo. Perdieron. En su lugar se levantó el edificio del Corte Inglés de Princesa.

La colonia obrera que devoró la M-30

El caso de la Colonia Mahou es también revelador. Surgida en los años 20 dentro de la actual Prosperidad, fue uno de los ejemplos de vivienda obrera digna impulsados por la Ley de Casas Baratas. Las familias, muchas de ellas empleadas de la cervecera Mahou, vivieron durante más de medio siglo en sus pequeñas casas de una planta, con huerto y patio. 

Pero en 1977 se aprobó el Plan Especial de la Avenida de La Paz (M-30), y diez años más tarde, en 1987, la zona fue arrasada para construir 3.188 viviendas de lujo. Algunos vecinos resistieron hasta el final, soportando cortes de luz, alcantarillas destrozadas y el acoso de las inmobiliarias.

Durante siglos, fueron el hogar de miles de madrileños. Aparecían en novelas de Galdós, eran escenario de reportajes sociales y fuente de inspiración para cronistas y literatos. Pero en pleno siglo XX, cuatro grandes barrios populares de Madrid desaparecieron bajo la piqueta, la especulación o el pretexto de la modernización. 

Se trata de Las Injurias, Las Cambroneras, Las Pozas y la Colonia Mahou, cuyas calles, casas y vecinos fueron desalojados, a menudo entre protestas y resistencia, y hoy son apenas un recuerdo desdibujado en la memoria urbana de la capital.

Hoy, en los solares donde vivieron miles de personas, hay centros comerciales, nudos de autovías o bloques residenciales. Pero estos cuatro barrios fueron focos de vida comunitaria, cultura popular y resistencia que la historia oficial los condenó al olvido. 

La miseria urbana del siglo XIX

"Madrid está rodeada de suburbios donde viven peor que en el fondo de África", denunciaba el célebre Pío Baroja en 1903. Se refería a barrios como Las Injurias o Las Cambroneras, situados al sur de la ciudad, a orillas del Manzanares. 

Las Injurias, retratado por Benito Pérez Galdós en Misericordia, fue uno de los símbolos de la miseria urbana del siglo XIX. Además, el periodista Julio Vargas, el primero que se atrevió a entrar y documentarlo en 1885, lo describió en una de sus crónicas como “un antro que puede convertirse en foco generador de emanaciones de muerte”. 

Lo que más le sorprendió a Vargas de este barrio fue que por esa zona pasaba "un arroyo de copioso caudal, cuyas negruzcas aguas repugnan a los ojos y ofenden el olfato". Dicho riachuelo era procedente de las aguas fecales del barrio de las Peñuelas. De hecho, en 1906, el Ayuntamiento lo calificó de chabolismo insalubre y lo demolió.

Por su parte, las Cambroneras, fue el "Albaicín madrileño", un barrio gitano que ocupaba la actual zona de Pirámides y el puente de Toledo. Era conocido por su población mayoritariamente gitana y por su mala fama en la prensa y literatura del siglo XX, aunque en realidad, según investigaciones recientes, tuvieron una convivencia pacífica entre payos y gitanos. 

Con unos 500 vecinos, en su mayoría emigrantes andaluces y manchegos, vivían en casas humildes y trabajaban en labores agrícolas, ferroviarias o de mercado. A pesar de su vida comunitaria, en los años 20 fue demolido por las autoridades, al igual que otros barrios populares, bajo el pretexto de la insalubridad y el orden urbano.

De protesta vecinal a Corte Inglés

Más al norte, en el actual barrio de Argüelles, entre Princesa y Alberto Aguilera, se encontraba Las Pozas. Fue uno de los pocos barrios populares del centro que sobrevivieron hasta la dictadura. Su demolición, en 1972, fue una de las primeras en provocar una protesta pública. 

Los vecinos colgaron pancartas, se enfrentaron a la policía y recibieron el apoyo de abogados y figuras como el dramaturgo Lauro Olmo. Perdieron. En su lugar se levantó el edificio del Corte Inglés de Princesa.

La colonia obrera que devoró la M-30

El caso de la Colonia Mahou es también revelador. Surgida en los años 20 dentro de la actual Prosperidad, fue uno de los ejemplos de vivienda obrera digna impulsados por la Ley de Casas Baratas. Las familias, muchas de ellas empleadas de la cervecera Mahou, vivieron durante más de medio siglo en sus pequeñas casas de una planta, con huerto y patio. 

Pero en 1977 se aprobó el Plan Especial de la Avenida de La Paz (M-30), y diez años más tarde, en 1987, la zona fue arrasada para construir 3.188 viviendas de lujo. Algunos vecinos resistieron hasta el final, soportando cortes de luz, alcantarillas destrozadas y el acoso de las inmobiliarias.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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