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Una profesora de nutrición desmiente el mito más extendido sobre el agua caliente con limón

Una profesora de nutrición desmiente el mito más extendido sobre el agua caliente con limón

Un remedio universal elevado a los altares en redes sociales, vista desde la ciencia.

Persona bebiendo agua con limón, una práctica habitual vinculada a mitos sobre nutrición y bienestar.
Un vaso de agua con limón, una de las rutinas matinales más populares en redes sociales, asociada a supuestos beneficios para la salud.Getty Images

Durante muchos años, el vaso de agua caliente con limón en ayunas se ha vendido como una especie de elixir mañanero capaz de “desintoxicar” nuestro organismo, acelerar todo el metabolismo, mejorar la piel, reforzar el sistema inmune y, puestos a pedir, arreglarte la vida antes de tomar el primer café. Lo repiten influencers, lo celebran sus seguidores con sus comentarios y lo da por bueno medio TikTok. Pero la ciencia, que acostumbra a llegar a las fiestas cuando ya queda poco hielo, tiene una opinión diferente a las redes sociales.

En The New York Times, que ha analizado una por una las supuestas bondades asociadas a esta bebida viral, ha dado voz a quienes se dedican a estudiar de verdad nutrición para comprobar cómo son de ciertas. Entre todos esos expertos está la profesora de nutrición y directora del Linus Pauling Institute de la Universidad Estatal de Oregón, Emily Ho, que lo aclara sin rodeos: beber agua con limón puede ser saludable, sí, pero muchas de las virtudes que se le atribuyen “no se sostienen con la evidencia científica”.

El principal beneficio es el más obvio y el más prosaico: hidrata. “Después de pasar toda la noche sin beber nada, cualquier líquido es positivo”, explica Ho. El cuerpo necesita agua para regular la temperatura, proteger las articulaciones, para eliminar residuos y, de paso, pensar con algo más de claridad. Pero aquí llega el primer pinchazo al globo: el limón no tiene poderes especiales. “Cualquier fluido te va a hidratar”, apunta la dietista y profesora clínica Joan Salge Blake. Agua del grifo, infusión o café solo: mismo efecto.

Con la digestión ocurre algo parecido. Beber líquidos ayuda a que el sistema digestivo funcione mejor, independientemente de que lleve limón o no. Algunos estudios asocian una mayor ingesta de agua con menos estreñimiento y hay indicios de que el zumo de limón podría acelerar ligeramente el vaciado gástrico, pero la propia Ho advierte de que se trata de investigaciones no representativas y que conviene “tomar los resultados con cautela”. En personas mayores, con menor producción de ácido gástrico, el ácido cítrico podría tener algún efecto, pero el que aporta un limón es mínimo.

El argumento estrella de las redes, el de la inmunidad, tampoco sale indemne del análisis. Es cierto que el limón aporta vitamina C a nuestro organismo y que esta es esencial para el sistema inmune. Exprimir medio limón aporta casi una cuarta parte de la cantidad diaria recomendada. Ahora bien, consumir más de la necesaria no convierte a nadie en inmune a los resfriados. Una revisión de más de 60 ensayos clínicos concluyó que ni siquiera las dosis altas reducen la duración o la gravedad de los catarros. “No vas a supercargar tu sistema inmunitario por beber agua con limón”, zanja Salge Blake.

¿Y adelgazar? Aquí el mito se cae casi por sí solo. Sustituir una bebida azucarada por agua con limón puede ayudar a reducir calorías, pero no hay una evidencia sólida de que dicha mezcla tenga un impacto directo sobre nuestro peso o el metabolismo. Algunos estudios sugieren que los cítricos sí podrían influir en el control de la glucosa, pero para la propia Ho, las evidencias científicas siguen siendo escasas.

La conclusión del artículo de The New York Times es tan poco viral como clara: el agua caliente con zumo de limón es una opción hidratante y es una alternativa razonable a las bebidas azucaradas, pero no tampoco es la pócima mágica. "No hay nada malo en ello, pero tampoco tiene nada de extraordinario", resume Salge Blake. Vamos, que si te gusta, adelante. Pero si esperabas que un limón exprimido te resolviera el tránsito intestinal, la báscula y el sistema inmune en una semana, quizá el problema no estaba en el agua.