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Soy técnica en nutrición y éstos son los tipos de helado a vigilar para no sobrepasarte en verano

Soy técnica en nutrición y éstos son los tipos de helado a vigilar para no sobrepasarte en verano

Mucha gente tiene sentimiento de culpa al disfrutar a menudo de este alimento.

Dos chicas tomando un heladoMarco Govel vía Getty Images

Hay una manera de disfrutar con este calor de los helados sin culpa y sin caer en extremos. Porque "para muchas personas, este alimento veraniego tan popular sigue siendo motivo de duda, control o culpa", resalta la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. ¿Puedo comer helado si quiero cuidarme? ¿Cuál es el “menos malo”? ¿Estoy saboteando todo lo que he hecho hasta ahora? Esta experta nos saca de dudas. 

"Desde una mirada centrada en el autocuidado —y no en la restricción—, conviene recordar que ningún alimento aislado tiene el poder de arruinar nuestra salud ni de “tirar por la borda” nuestro esfuerzo", explica la experta en dietética, "lo que marca la diferencia no es un helado, sino la relación que tenemos con la comida y cómo nos movemos en torno a ella día tras día". Pero, entonces, ¿hay helados “buenos” y “malos”?

"Los helados más industriales suelen tener más azúcar, grasas refinadas, aditivos y poca saciedad. Pero eso no los convierte automáticamente en 'prohibidos'", resalta Luzón. "Demonizar alimentos sólo refuerza la rigidez, el descontrol y la ansiedad, especialmente si venimos de años de dietas", añade. Así que en lugar de dividir los alimentos en buenos o malos, "podemos aprender a observar qué lugar ocupa un helado en el conjunto de tu alimentación y cómo te hace sentir. ¿Lo eliges desde el deseo real o desde el impulso? ¿Te deja satisfecha o con más hambre y culpa?", propone esta experta.

Y, a continuación sugiere tres ideas para disfrutar de los helados con más conciencia y menos culpa. La primera es "darles espacio real, sin esconderlos ni convertirlos en premio": Cuando los helados son parte normal de tu verano (no un `capricho´ puntual o algo que hay que `compensar´), suelen generar menos atracón o descontrol".

La segunda es prestar atención al momento. "¿Te apetecía? ¿Lo saboreaste? ¿Te quedaste con ganas o te pasaste por inercia? No se trata de “portarse bien”, sino de aprender a escucharte sin juicio", pregunta Luzón. "Explora alternativas si lo deseas, pero sin obsesión", nos aconseja.

Además, esta técnica en dietética nos recuerda que "hay opciones caseras con fruta, yogur o ingredientes más nutritivos que pueden sumar variedad y disfrute, pero no son 'mejores' por tener menos calorías". "Son distintas, y está bien que convivan.

Comer también es un acto emocional, y en verano más que nunca", añade. Es decir, la comida en verano está cargada de emociones, de reencuentros, descanso, momentos sociales, nos recuerda. "Así que no hace falta que te 'ganes' el helado ni que lo justifiques. Podemos aprender a disfrutar sin extremos, sin dietas ni descontrol. Y eso también es salud", afirma.

En resumen, concluye Luzón, "disfrutar de un helado no es un problema. Que un helado se convierta en motivo de culpa, ansiedad o rigidez… eso sí merece ser revisado".

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Soy redactora en HuffPost España, donde escribo de temas sociales y estilo de vida.

 

Sobre qué temas escribo

Hablo cada semana sobre varios temas en los que nos aporta una nutricionista sus consejos para llevar una vida saludable, sigo los temas de okupaciones en todo el mundo e intento reflejar cómo los problemas y las buenas noticias nos afectan ya de forma global con ejemplos de casos de particulares y poniendo el foco en especial en estudios científicos que demuestren todos los avances que estamos viviendo.

 

Mi trayectoria

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense e hice el Máster de Periodismo de la UAM/ELPAÍS, así como el de desarrollo de directivos de PRISA y el IESE. He sido jefa de diversas secciones en EL PAÍS, después, directora de comunicación en diversos organismos, pero, sobre todo, lo que me gusta es escribir. Por eso estoy aquí, para contar historias y buscar temas exclusivos para los lectores. Antes de todo esto, mi especialidad fue durante años la educación. Soy madrileña, de padre catalán y abuelos vascos y de las dos castillas, por lo que me siento de toda España y no entiendo tanta confrontación. Y, sobre todo, me considero muy europea. He recibido el Premio de Periodismo de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, así como el Premio de Periodismo Educativo Esteban Barcia. He escrito un par de libros sobre El papel de los padres en el éxito escolar de los hijos.

 


 

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