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Una técnica nutricionista aclara un mito muy extendido sobre esta fruta del verano

Una técnica nutricionista aclara un mito muy extendido sobre esta fruta del verano

La experta afirma que contiene una proporción ínfima de pepitas, comparable a otros elementos no digeribles, como para que provoque una apendicitis.

Trozos de sandía.
Trozos de sandía.Getty Images

Con la llegada del calor, la sandía vuelve a ocupar su lugar en nuestras mesas. Refrescante, dulce y rica en agua, es uno de los alimentos estrella del verano. Pero junto a su popularidad, resurge un mito tan viejo como infundado: “Si te tragas las pepitas de sandía, puedes tener apendicitis”. Sin embargo, esta creencia poco tiene que viene con la realidad. La técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón explica de dónde procede esta creencia popular, así como cuál es la explica científica de ello.

"Durante generaciones, muchas madres y abuelas han advertido a niños y niñas sobre los peligros de tragarse las pepitas de esta fruta, asociándolas directamente con el riesgo de apendicitis", relata esta experta, "sin embargo, no existe evidencia científica sólida que relacione esta práctica con la inflamación del apéndice", aclara.

Respecto a la explicación científica, Luzón cita a la publicación de un artículo publicado por Maldita Ciencia que habla sobre esta cuestión y que está basado en fuentes médicas y científicas. "Este artículo señala que la apendicitis suele estar provocada por una obstrucción del apéndice: puede ser debida a heces endurecidas (fecalitos), infecciones o, en raros casos, cuerpos extraños", resume Ana Luzón. "Sí es cierto", añade, "que se han documentado casos excepcionales en la literatura médica donde se encontraron semillas en el apéndice inflamado". "Pero, en este caso, hablamos de una proporción ínfima, comparable a otros elementos no digeribles. Y lo más importante: eso no convierte a las semillas de sandía en una causa directa ni común de apendicitis", aclara.

¿Qué pasa entonces si nos tragamos las pepitas de las sandías? Esta técnica en dietética responde que "tragarse alguna pepita no es motivo de alarma". "En personas sanas, las pequeñas semillas pasan por el tracto digestivo sin mayores problemas. Algunas incluso se expulsan intactas. Si te incomodan, puedes optar por la sandía sin pepitas, pero no porque sean un riesgo real para tu salud digestiva", concreta.

Pero, esta especialista no quiere dejar de resaltar el valor de esta fruta, la sandía, desde el punto de vista nutricional: "La sandía es una excelente fruta de verano. Contiene más de un 90% de agua, es baja en calorías, fuente de vitamina C, licopeno (antioxidante) y otros compuestos bioactivos. En cuanto a las pepitas, si se mastican o tuestan, aportan proteínas, fibra y grasas saludables", añade.

Así que, en conclusión, destaca Luzón, "no, las pepitas de sandía no causan apendicitis". "Es un mito popular sin respaldo en la evidencia científica. Y lo importante es disfrutar de la fruta con tranquilidad, prestar atención a las señales del cuerpo y no dejarse llevar por miedos infundados. Porque la nutrición basada en evidencias también pasa por desmentir creencias que, aunque bienintencionadas, generan temor innecesario", sentencia.

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Soy redactora en HuffPost España, donde escribo de temas sociales y estilo de vida.

 

Sobre qué temas escribo

Hablo cada semana sobre varios temas en los que nos aporta una nutricionista sus consejos para llevar una vida saludable, sigo los temas de okupaciones en todo el mundo e intento reflejar cómo los problemas y las buenas noticias nos afectan ya de forma global con ejemplos de casos de particulares y poniendo el foco en especial en estudios científicos que demuestren todos los avances que estamos viviendo.

 

Mi trayectoria

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense e hice el Máster de Periodismo de la UAM/ELPAÍS, así como el de desarrollo de directivos de PRISA y el IESE. He sido jefa de diversas secciones en EL PAÍS, después, directora de comunicación en diversos organismos, pero, sobre todo, lo que me gusta es escribir. Por eso estoy aquí, para contar historias y buscar temas exclusivos para los lectores. Antes de todo esto, mi especialidad fue durante años la educación. Soy madrileña, de padre catalán y abuelos vascos y de las dos castillas, por lo que me siento de toda España y no entiendo tanta confrontación. Y, sobre todo, me considero muy europea. He recibido el Premio de Periodismo de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, así como el Premio de Periodismo Educativo Esteban Barcia. He escrito un par de libros sobre El papel de los padres en el éxito escolar de los hijos.

 


 

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