El alto tribunal revisa la pena por el caso Bygmalion mientras el expresidente francés, con seis condenas a sus espaldas, tiene una agenda judicial cada vez más cargada.
El tribunal parisino concede la libertad condicional para el expresidente francés por supuestamente recibir dinero ilegal por parte del dictador libio, Gadafi en 2007. Sin embargo, durante este tiempo no podrá salir de Francia mientras dure el proceso.
Ahora que el expresidente de Francia ha entrado en prisión, resurgen sus escándalos pasados, como el que se conoció en 2014: su más próximo colaborador expuso espinosos asuntos políticos y personales. Fue clave en su giro a la ultraderecha.
El exmandatario se ha despedido de su esposa, Carla Bruni, en su mansión. Ella lo ha acompañado hasta el coche, ante un grupo de afines que reclamaba su libertad y proclamaba su inocencia. Su defensa va a recurrir de inmediato el ingreso.
El que fuera presidente de Francia cambiará su mansión por una celda de nueve metros, y eso que es el privilegio de los que necesitan cuidados. Es la etapa final del hundimiento de una de las carreras más impetuosas de la política europea reciente.
Tras conocerse la condena de cinco años de prisión contra Nicolas Sarkozy, su esposo, ha dejado un gesto que ha revolucionado los ánimos en el país vecino.
El tribunal considera que el exmandatario francés se benefició de la entrega de 50 millones de euros procedentes de Libia y el entonces dictador del país, Muamar Gadafi. Supone la primera condena firme que acarrea prisión contra un expresidente del país. Sarkozy defiende su inocencia y asegura que recurrirá la decisión.
El expresidente, que insiste en su inocencia, llevará vigilancia electrónica durante un año y evitará entrar en la cárcel. La medida implica, además, la inhabilitación política durante tres años.
Los jueces creen que el expresidente francés utilizó su influencia para obtener beneficio en otra causa. Puede cumplir la pena en arresto domiciliario y con un brazalete electrónico.
El expresidente francés fue sentenciado en primera instancia en 2021 a una pena de tres años de cárcel, uno de ellos de obligado cumplimiento, por corrupción.
La periodista de la SER tampoco ha olvidado que después de que Casado pidiese tomar ejemplo de la gestión de Sarkozy, le han condenado por financiación ilegal.