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El 'Sarkoleaks' o cómo su asesor del alma, Buisson, grabó hasta su último secreto

El 'Sarkoleaks' o cómo su asesor del alma, Buisson, grabó hasta su último secreto

Ahora que el expresidente de Francia ha entrado en prisión, resurgen sus escándalos pasados, como el que se conoció en 2014: su más próximo colaborador expuso espinosos asuntos políticos y personales. Fue clave en su giro a la ultraderecha. 

El ya expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, gesticula durante una conferencia en París.
El ya expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, gesticula en una conferencia en París, en septiembre de 2016.Aurelien Meunier / Getty Images

El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy ha entrado esta mañana en la prisión parisina de La Santé, tras ser condenado a cinco años de pena. Su delito: la financiación de la campaña electoral que le llevó al Elíseo en 2007, en la que usó dinero del régimen libio de Muamar el Gadafi. Tendrá que pagar, además, 100.000 euros de multa. Sus abogados han anunciado de inmediato un recurso que, de prosperar, puede ponerlo en la calle antes de Navidad, pero por ahora, debe quedarse entre rejas. Nunca antes había estado en esa posición un mandatario galo, ni tampoco europeo. 

El país está en shock aún por la condena y la ejecución de la pena, tratando de digerir la transición entre el paseíllo judicial -al que Sarko les tenía acostumbrados por sus numerosos escándalos de corrupción- y el cortejo que hoy lo ha llevado a la cárcel desde su mansión, desde sus hijos, desde su esposa, Carla Bruni. La prensa nacional no deja de recordar la riada de causas previas por las que ha pasado, que hasta ahora le habían dejado multas o, como mucho, un brazalete electrónico. Y entre ellas destaca el juicio en el que acabó siendo parte herida, demandante, porque el afectado fue él, junto a su mujer. Hablamos del llamado Sarkoleaks

Vamos a 2014. La prensa de Francia, empezando por Le Point y siguiendo con Le Canard enchaîné y Atlantico, desveló que el máximo asesor del presidente conservador en los cinco años que pasó en El Eliseo, Patrick Buisson, había estado grabando sistemáticamente sus conversaciones con el mandatario. Daba igual que fueran importantes o nimias, políticas o personales. El señor se paseaba por el palacio presidencial con un dictáfono oculto en su bolsillo y siempre encendido. Así se hizo con horas y horas de grabaciones jugosas. 

Buisson era el único poseedor de estos audios, por lo que Sarkozy se lo tomó como una enorme traición de quien había sido uno de sus ideólogos más fieles, hacedor de discursos y orientador de la línea política nacional, también, porque supo convencer al hoy preso de que era necesario un giro a la derecha, a la ultra, y al populismo. Como tanto él como Bruni aparecían en las grabaciones, ambos presionaron intensamente para evitar que salieran a la luz, sin éxito. Al final, denunciaron a Buisson por violación de privacidad y ganaron el juicio, recibiendo 10.000 euros de indemnización. 

El asesor, periodista y escritor se hizo el ofendido, por su parte, y denunció a su vez un "robo" de su material, sin apuntar a nadie, pero negando que él lo hubiera filtrado a la prensa. Si grababa tanto, dijo su abogado, era para "levantar acta oficial del mandato" de Sarkozy y porque es "un amante de la historia" (fue director del canal Historia varios años en Francia). Su imagen quedó dañada, por poco confiable. Su propio hijo, Georges, escribió incluso un libro explicando que su padre era "un maníaco del espionaje" y que tenía la casa familiar llena de micros y cámaras. Sobre el seguimiento a su jefe, explicaba que era parte del "sistema industria de registros" que Buisson llevaba desde hacía años con todas las personalidades para las que trabajaba. Por si hay dudas, padre e hijo no se llevaban muy bien. 

Patrick Buisson, exasesor de Nicolas Sarkozy, habla en una tertulia de radio, en 2017.
Patrick Buisson, exasesor de Nicolas Sarkozy, en una tertulia de radio, en 2017.Youtube

¿Pero qué se escuchaba en los audios?

Las grabaciones fueron hechas entre los años 2007 y 2012, los que estuvo en el poder Sarkozi. Como se vio con el paso de los días, no había contenido ilegal o especialmente escandaloso en las conversaciones, pero sí era importante el navajeo que desvelaban, las entretelas de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido del presidente y las peleas por el poder, además de algunas curiosidades sobre el matrimonio de Nicolas y Carla, como su obsesión por el dinero. 

Como publicó entonces el diario El País, la charla más "personal" de las publicadas hacía referencia a la relación sentimental, económica e inmobiliaria de Sarkozy con Bruni. "Entre bromas y veras, los dos dejan claro que Bruni paga los gastos del matrimonio". La conversación entre el jefe de Estado y la primera dama se grabó el 26 de febrero de 2011 en la Lanterne, residencia oficial cercana a Versalles. Tiene momentos como el que sigue:

SARKOZY: En política llega un momento en que lo tienes casi todo pagado. Nosotros tenemos una casa en alquiler y tres residencias oficiales...

BRUNI: Sí, pero es porque yo te mantengo.

(RISAS)

SARKOZY: Está claro, ¡el que se hizo rico al casarse fui yo!

BRUNI: ¡Y yo que pensaba que me casaba con un tipo con un buen sueldo! Bah. Antes, tenía contratos espléndidos, y ahora, nada. Oh la la la... Menos mal que luego... Después volveré a firmarlos... No voy a esperar mucho... Si puedo permitírmelo. Un contratito fácil, así... No van a hacer vender un antiarrugas a una niña de 22 años, ¿no os parece?

(RISAS)

BRUNI: Julia Roberts, 44 años; Sharon Stone, 52; Julianne Moore, 53... Todas firman contratos magníficos. Pero yo no me lo puedo permitir, por ahora. Eso no se hace...

SARKOZY: Mira, te lo voy a decir, mi futuro es convertirme en el señor Ramírez (sic) y pasar por caja (ser un mantenido).

(RISAS)

BRUNI: No, si basta con que yo pueda hacer mi trabajo, ya con eso... Mantener esto... Muy caro... Te lo voy a decir (a Franck Louvrier, asesor de prensa presente en la conversación): estoy loca por él... Así que... Una pierde la cabeza, ¿sabes?

Hubo también titulares menos rosas, como los que arrojó el audio del 27 de febrero de 2011, del presidente y Buisson, más los entonces secretario general del Elíseo, Claude Guéant; el consejero político Henri Guaino; el citado Louvrier; el publicitario y consejero especial Jean-Michel Goudard, y el especialista en sondeos Pierre Giacometti. El equipo del presidente discute sobre el discurso que Sarkozy pronunciará al día siguiente para anunciar una minicrisis de Gobierno: Gueánt sustituirá a Brice Hortefeux en Interior y Alain Juppé a Michèle Alliot-Marie (tocada por su relación con el dictador tunecino Ben Alí) en Exteriores. 

Las cintas contenían también información confidencial, en cuanto al Gobierno, y peliaguda, en cuanto al partido, en un momento de enorme tensión interna. Quedaba claro el enorme poder que ejercía Buisson sobre Sarkozy y eso dejaba en evidencia al antiguo mandatario, que aún en 2014 pretendía volver a la arena política, pese a haber perdido estrepitosamente la reelección dos años antes, cuando ganó el socialista François Hollande.

Había detalles sueltos de escándalos como las acusaciones de financiación ilegal del coronel Muammar el Gadafi a Sarkozy, antes de la invasión de Libia en 2011; el caso L'Oreal, en el que los jueces llegaron a imputar y desimputar al presidente por abusar de la confianza de la anciana heredera del imperio de cosméticos, Liliane Bettencourt, o el escándalo Bernard Tapie, quien recibió 403 millones de euros del Estado gracias a un arbitraje privado decidido por el Elíseo. "En una de las conversaciones filtradas, Buisson queda comprometido al decir que Guéant "conocía bien los dosieres" y "se mojaba un poquito", especialmente en los escándalos ante la fiscalía", indica la información. 

El expresidente francés Nicolas Sarkozy besa a su esposa, Carla Bruni, ante su casa de París.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy besa a su esposa, Carla Bruni, el 21 de octubre de 2025, en París, antes de su entrada en prisión.Benoit Tessier / Reuters

Un ultra de manual

Buisson fue acusado entonces de "mercenario", no sólo por el entorno de Sarko, sino hasta por Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, el partido ultraderechista que amenaza con gobernar Francia. De este tipo de señores, dijo, "cabe esperar eficacia, nunca lealtad". Sin embargo, el asesor murió en 2023, a los 74 años, y entonces Le Pen lo definió como "un hombre de gran cultura, escritor talentoso y apasionado de Francia". 

Y es que este monárquico convencido y católico irredento se había convertido, con los años, es uno de los mayores facilitadores del ascenso de la derecha ultra en el país vecino. Ensayista, documentalista y tertuliano sin silencios, él mismo militó en la extrema derecha en su juventud, un anticomunista de manual, defensor incluso del terrorismo, contrario al Mayo del 68 y estudioso de la guerra de Argelia. 

Tras su tiempo de líder estudiantil, se convirtió en periodista y, con los años, llegó a ser el editor jefe de Minute, el semanario de extrema derecha por antonomasia. Por ello, fue bastante natural que se acercara a Jean-Marie Le Pen (el padre de Marine) en la década de 1980. Hasta le ofrecieron un puesto en las listas electorales de la formación ultra. No lo aceptó y se acabó yendo porque entendía que no estaba dispuesto realmente a romper el bipartidismo y a tomar el poder. 

Así que se centró en da la batalla cultural -algo tan de moda hoy- contra la izquierda, las minorías, los migrantes y el islam. Ya abogaba, en ese momento, por una alianza entre el Frente Nacional, la Agrupación por la República (RPR) de Jacques Chirac y la Unión para la Democracia Francesa (UDF) de Valéry Giscard d'Estaing. En 1992, en el momento del referéndum de Maastricht, se asoció con Philippe de Villiers, representante de la derecha euroescéptica, para ahondar en su apuesta radical. 

Fue en Sarkozy donde Buisson finalmente vio la posibilidad de hacer triunfar sus ideas. Rápidamente, ambos forjaron importantes lazos de confianza y el periodista dejó las redacciones y se convirtió en su asesor en la sombra durante la campaña de 2007. Para que no se le fueran votos al entonces Frente Nacional lepenista, le recomendó mano dura: volver a las "raíces cristianas" de Francia, a la "identidad nacional", al "pueblo contra las élites", al "cuidado con el inmigrante"... Fueron sus ejes de campaña y de Gobierno: autoridad, moral, delincuencia, asilo... 

Nicolas Sarkozy y el papa Benedicto XVI, reunidos en el Vaticano en octubre de 2010. Patrick Buisson es el segundo a la derecha.ERIC VANDEVILLE / Getty

Decía que la separación entre la derecha de siempre de Francia y la de los Le Pen era "un papel de fumar" y fue el primero en apostar por mezclarlo todo, sin cordones sanitarios, lo que hizo que, con el tiempo, a su jefe se le viera como uno de los que primero abrieron las puertas a un nuevo tiempo para el radicalismo en toda Europa. La revista Newsweek, de Estados Unidos, publicó en 2010 un número dedicado al ascenso de la ultraderecha en Europa y el rostro que llevaba a portada era el del presidente de Francia. Sarkozy, "buscando un impulso populista para recuperar su aura política", estaba "lanzado una campaña de acusaciones violentas y expulsiones forzadas contra la minoría romaní", por ejemplo. La comisaria europea Viviane Reding, "estuvo a punto de llamar nazi a Sarkozy", recordaba.

Ya en el poder, suya fue la idea de crear un Ministerio de Inmigración e Identidad Nacional, por ejemplo, siempre estigmatizando a los inmigrantes y a los desempleados y quitando hierro al el racismo, que estaba en un preocupante pico en ese momento. Dicen que fue él quien, en 2010, escribió un discurso en Grenoble donde relacionó la delincuencia con la inmigración o quien, para otra intervención en Letrán, hizo decir al presidente: "El maestro nunca puede reemplazar al sacerdote o al pastor". Normal que Benedicto XVI lo nombrase comendador de la Orden de San Gregorio Magno. Sarko también le regaló el título de Caballero de la Legión de Honor de Francia, antes de arrepentirse por el caso de las escuchas. 

Patrick Buisson fue acusado varias veces de favoritismo y malversación por sus años en El Eliseo, de donde nunca estuvo en nómina formalmente para poder seguir dedicándose a sus otros negocios, como agencias de comunicación, publicidad y demoscopia. Por ejemplo, tuvo que pagar 150.000 euros de multa por la adjudicación arbitraria de sondeos electorales a su propia oficina, con dinero público. Ahora quien paga con cárcel es aquel a quien susurraba... y espiaba. 

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

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Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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