Una sentencia atada y bien atada
Opinión
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Una sentencia atada y bien atada

"El día que se cumplía el 50 aniversario de la muerte de Franco, una panda de nostálgicos con toga han decidido celebrarlo asestando un nuevo golpe a la democracia española". 

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.Fernando Sanchez/Europa Press via Getty Images

Se conoce como efecto mariposa la idea de que un pequeño acto puede tener consecuencias enormes e inesperadas o, como diría Edward Lorenz, el meteorólogo estadounidense que acuñó el término, el aleteo de una mariposa en Brasil puede desencadenar un tornado en Texas. Algo parecido ha ocurrido en Madrid: el fraude fi scal del novio de una Presidenta ha desencadenado la condena sin pruebas del Fiscal General del Estado. 

El día que se cumplía el 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco una panda de nostálgicos con toga han decidido celebrarlo asestando un nuevo golpe a la democracia española. No es casualidad la fecha.

La versión judicial del “quien pueda hacer que haga” de Aznar manda un mensaje inequívoco: están dispuestos a cualquier cosa para tapar sus delitos y para asaltar Moncloa.

Sin límites ni escrúpulos, a plena luz del día, el Tribunal Supremo ha consumado la infamia. Con una mayoría conservadora y controlado por el PP -Marchena mediante- por la “puerta de atrás”, no ha necesitado ninguna prueba para decretar una condena que venía atada y bien atada de casa. Inhabilitación durante dos años, multa de 7.300€ y, por si fuera poco, una indemnización de 10.000€ por daños morales al novio de Ayuso. 

Hace poco más de un año, Miguel Ángel Rodríguez, Jefe de Gabinete de Ayuso, amenazó al Fiscal General con ser condenado si era llamado a declarar a los tribunales. Y así ha ocurrido. Porque no necesitan ni pruebas, ni evidencias, les basta con una señal desde la Puerta del Sol y FAES para actuar. Solo así se entiende que en un juicio de época -donde hemos visto desfi lar a honrados periodistas, delincuentes fi scales confesos y matones políticos- la verdad haya quedado en un segundo plano. 

No es solo que el brazo judicial, acompasado con el brazo mediático, esté intentando, sin sonrojo ni decoro, conseguir lo que el brazo político no consiguió en las urnas. Va más allá. Se trata de un aviso a navegantes: aún no gobernamos España pero seguimos teniendo el Poder. Y no van a dudar en poner a funcionar todos sus tentáculos para lograr su objetivo, que no es otro que liquidar a cualquiera que ose plantarles cara.

Esta aberración judicial, más propia de un thriller que de un manual de Derecho, pretende ser un ejercicio de disciplinamiento. Un nuevo episodio de “castigar a uno para educar a mil” que persigue desmoralizar y hundir el ánimo de quienes representan la alternativa al bloque reaccionario.

Y harían mal los partidos, los sindicatos, las asociaciones de jueces y fi scales, los tertulianos -incluso los que apostaban por la dimisión temprana del Fiscal-, etc. en agachar la cabeza y bajar los brazos con el fin de calmar a la bestia. Es imposible calmar a quienes carecen de principios, valores y palabra. De nada sirve hacer concesiones a quienes están dispuestos a dinamitar la convivencia con tal de llegar al poder para saquear el país y venderlo a trozos. Frente a su voracidad insaciable hay que marcar el ritmo, recuperar la iniciativa y darle donde más les duele: ampliación de derechos, redistribución de la riqueza y profundización democrática.

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