Valencia, a tiro de Moscú
Todos sabemos que si USA desertase de Ucrania, Europa sería incapaz de tomar el relevo y los ucranianos podrían darse por derrotados.

Los estamentos castrenses de todos los países, incluidos los dirigentes de las organizaciones militares como la OTAN, tienen la explicable tendencia a exagerar su papel en la compleja sociedad actual. Es un modo lógico de poner en valor su propio trabajo y de afianzar su prestigio social como parte relevante del instinto de conservación de las sociedades. Sin embargo, cuando actualmente se evalúa la seguridad en Europa, resulta imposible no tener en cuenta el hecho tremendo de que desde febrero de 2022 coexistimos con una enconada guerra en el corazón del continente. Una guerra de las antiguas, vinculada a la territorialidad, y desencadenada por una vieja y gran potencia que, aunque en horas relativamente bajas, mantiene la tozuda obstinación de las dictaduras, en las que el sátrapa no debe rendir cuentas a nadie de sus decisiones.
La implicación personal de Trump en el conflicto no alivia en absoluto la inquietud que a los europeos nos produce esta violencia absurda. Antes al contrario, la globalización del conflicto nos alarma, puesto que, después de ser meros observadores, nos convierte en objetivos.
Viene esto a cuento de unas declaraciones del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a la cadena editorial alemana RND este 26 de noviembre. En ellas ha dejado claro que un posible plan de paz en la guerra de Ucrania no aliviaría la crítica situación entre Rusia y Europa. "Rusia seguirá siendo una amenaza durante mucho tiempo", ha manifestado. "Si un presidente ruso está dispuesto a sacrificar a un millón de sus compatriotas por la ilusión de que debe corregir la historia, entonces debemos estar preparados para cualquier amenaza de Rusia".
El jefe de la OTAN también ha dejado claro que la amenaza rusa afecta a todos los países europeos, no solo a los del flanco oriental. "¿Saben la diferencia entre Vilna y Valencia? Cinco minutos", explicó. Los misiles más avanzados de Rusia pueden viajar a cinco veces la velocidad del sonido y llegar a España en muy poco tiempo. "Así que si creen que solo Lituania, en el flanco oriental, tiene que preocuparse y que las demás ciudades están a salvo, se equivocan", dijo Rutte. "Valencia también está en el flanco oriental; todos estamos en el flanco oriental. Ya no importa la ubicación concreta".
Algunos pensarán, supongo, que pese a las estridencias y a la insolvencia de Trump, siempre estaría para protegernos el paraguas de los Estados Unidos. Semejante convicción es muy frágil, sobre todo cuando se ha visto que Washington no ve con malos ojos que el conflicto ucraniano se salde mediante un corrimiento de las fronteras a gusto del agresor. Ha tenido que ser von der Leyen quien ha recordado a la opinión pública internacional que las fronteras actuales del mundo no pueden alterarse por la fuerza. De aceptar otro criterio, estaríamos regresando a la ley de la selva, que se rige por la fuerza bruta de cada contendiente.
Esta apreciación de Rutte ha sido respaldada por el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Johann Wadephul, de la CDU, quien en el Foro de Política Exterior de la Fundación Körber en Berlín ha manifestado que "incluso si cesaran los combates ahora, lo que queda es una Rusia imperial y agresiva cuyas ambiciones se extienden mucho más allá de Ucrania". En efecto, todo indica que Rusia se está armando y Wadephul enfatizó esta inquietante acumulación militar de Rusia. El Kremlin ha orientado completamente su economía y sociedad hacia la guerra. Rusia está reclutando más soldados de los que necesita actualmente para la brutal guerra en Ucrania. Según Wadephul, Moscú estaría creando casi una división adicional al mes. "Divisiones que, sin duda, también nos tienen en el punto de mira a nosotros, a la UE y a la OTAN".
Ante esta amenaza, que no es una simple hipótesis de trabajo, la UE se moviliza, aunque muy despacio. Informaciones oficiales aseguran que la UE está planeando medidas de protección concretas que incluyen la creación de un sistema de emergencia para el rápido despliegue transfronterizo de fuerzas armadas y equipo militar. La Comisión Europea acaba de presentar una propuesta específica a tal efecto en Bruselas en noviembre, y con ella pretende otorgar a las operaciones de transporte militar acceso prioritario a las redes de transporte, infraestructuras y servicios relacionados en toda la UE durante una crisis.
Está muy bien que el gobierno europeo actúe con presteza y con conocimiento de causa en la defensa de la UE. Pero no es buena la ingenuidad: todos sabemos que si USA desertase de Ucrania -y esta es hoy por hoy una hipótesis real-, Europa sería incapaz de tomar el relevo y los ucranianos podrían darse por derrotados. Y si Europa no es capaz de abordar con éxito una operación limitada como la de Ucrania, ¿cómo podría alguien creer que la UE pudiera defenderse a sí misma de un ataque directo de Moscú?
