23-J, la segunda vuelta de un plebiscito sobre Sánchez

23-J, la segunda vuelta de un plebiscito sobre Sánchez

Pedro Sánchez, el pasado 30 de mayo, tras reunirse en el Congreso con diputados y senadores socialistas.Eduardo Parra / Europa Press via Getty Images

"Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal". Esa es la primera de las acepciones que el diccionario de la Real Academia de la Lengua atribuye al término plebiscito.

Y más allá de que el 23 de julio se celebren unas nuevas elecciones generales, esos comicios tienen un claro tinte plebiscitario no sobre una propuesta concreta, sino sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Sánchez sí o Sánchez no. Esa es la pregunta que numerosos votantes parecieron responder en los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo, cuando muchos alcaldes socialistas y algunos de sus correligionarios presidentes de comunidades sintieron que ese día gran parte de los ciudadanos no estaban votando su gestión.

Interpretan que el mal resultado conseguido fue un voto de castigo al presidente del Gobierno, quien protagonizó una campaña a la altura de unas generales y se multiplicó en actividades por toda España en medio de reticencias de barones como el presidente castellano-manchego, Emiliano García Page, intuyendo lo que podía ocurrir.

Juicio al sanchismo

El propio Sánchez, al anunciar por sorpresa al día siguiente de la cita con las urnas que decantó el signo político de ayuntamientos y gran parte de autonomías, que el resultado le llevaba a convocar elecciones generales el 23 de julio, alimentó la sensación de que lo que está por venir puede compararse con la segunda vuelta de un plebiscito sobre su persona.

Cinco años después de la llegada a Moncloa del candidato a renovar su cargo, lo que plantea la oposición, con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al frente, es un juicio sobre "el sanchismo".

¿Y qué es el sanchismo? En el Partido Popular se define de esa forma a la serie de políticas que, de la mano de Unidas Podemos y de quienes califican de "enemigos" de España como ERC o EH Bildu, han aplicado una serie de reformas que han fragmentado a la sociedad.

A juicio de Feijóo se trata de una "anomalía democrática" y de ahí su repetida apuesta por derogarlo.

Pero ese concepto, para el presidente del Gobierno, es una burbuja que se ha conjurado pinchar y que cree que es el resultado de combinar "mentiras, maldades y manipulaciones" urdidas por el PP, Vox y muchos medios de comunicación conservadores.

"Sobreexposición"

Su periplo por radios y televisiones, incluidas las que había esquivado en los últimos años por considerarlas no afines y críticas con su gestión, va a ocupar hasta la jornada de reflexión gran parte del espacio que en condiciones normales estaría dedicado a mítines organizados por el PSOE y que en esta ocasión, por estrategia y por el calor, se recortarán drásticamente.

En Moncloa se considera necesaria esa "sobreexposición" mediática, y a tenor de los resultados que dicen estar percibiendo, llegan hasta el arrepentimiento por el hecho de que Sánchez no hubiera dedicado más tiempo de su mandato a desmontar en los medios todo lo que aseguran que son bulos y mentiras.

Después de alertar de que las elecciones municipales iban a ser una auténtica moción de censura, el líder del PP ayuda a plantear el 23J como un plebiscito cuando presenta lo que se decide en esa jornada como una disyuntiva entre "Sánchez o España".

Pero el presidente del Gobierno lo rebate para afirmar que lo que determinarán las urnas dentro de menos dos semanas es "o Sánchez o Feijóo", alertando una y otra vez de que la segunda opción supondría dar entrada en el Gobierno a la formación de Santiago Abascal y, junto a ello, a un retroceso en materia de derechos.

Gran estrategia o precipitación

Es lo que insiste que está en juego también en esas elecciones en medio del verano y cuyos resultados alentarán los análisis que elogiarán la visión y la estrategia del líder socialista al decidir adelantarlas cuando nadie se lo esperaba si es que consigue sus objetivos, o le reprocharán su precipitación si las urnas le dan la espalda.

A la vista de los resultados del 28 de mayo, la primera vuelta del plebiscito sobre el presidente del Gobierno no fue nada positivo para él.

Pero no se la jugaba directamente. Ahora, sí. O lo gana y se abre la puerta a reeditar la coalición gobernante, o Feijóo se hace con la llave de la gobernabilidad.

Son las alternativas existentes aunque nadie se atreve a descartar una tercera opción que España ya ha vivido: que nada quede claro, que se instale el bloqueo y que se abra paso la sombra de una repetición electoral...o de un nuevo plebiscito sobre Sánchez.