Cáceres y Bada... Vox: la ultraderecha crece con fuerza en Extremadura hasta los 11 escaños y sostendrá la llave para gobernar
El partido de Abascal que ha llevado una campaña centrada en su líder nacional, sale reforzado de los comicios con seis diputados más.

Podríamos decir que era un secreto a vox-es. Los sondeos vaticinaban el crecimiento de Vox Extremadura y el guión se ha cumplido. En las elecciones autonómicas celebradas este domingo, el partido de ultraderecha, que en los pasados comicios obtuvo cinco escaños, ha escalado hasta los 11.
Yendo al detalle, ha sido el partido que más ha crecido tanto en el numero de escaños como en votos: de cerca de 49.800 votos en 2023 ahora ha sumado hasta 85.000; crece del 8,13 % al 17 %.
Viajemos fugazmente en el tiempo, prometido, hasta 2023, para entender mejor lo que supone esta noche. En las anteriores elecciones PP y PSOE empataron con 28 escaños y Unidas por Extremadura consiguió cuatro. Así que la popular María Guardiola necesitó darle la mano a Vox para convertirse en presidenta, a pesar de que poco antes había dicho que no podía dejar entrar en el Gobierno “a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes tiran a una papelera la bandera LGTBI”.
“Si hay que ir a nuevas elecciones, se va”, llegó a decir. Spoiler: terminó firmando un acuerdo de gobierno que incluía una consejería para la ultraderecha. Un año después Vox rompió todas sus coaliciones regionales con el PP, lo que incluía la extremeña; Guardiola se vio incapaz de sacar adelante los Presupuestos y así llegamos a hoy.
En este 21D, Vox ha logrado de nuevo ser la tercera fuerza política en Extremadura, pero siendo absolutamente clave. En su mano está, de nuevo la llave del Gobierno para María Guardiola y su precio no será barato. Enseguida hablaremos de ello, pero antes toca ampliar el foco.
Una lectura en clave nacional
Vox ha logrado los 11 escaños con el debutante y casi desconocido Óscar Fernández Calle como candidato y con temas como el campo, la inmigración (pequeño detalle, es la región con menos inmigración) o la permanencia Almaraz como sus mantras.
Sin embargo, el protagonista absoluto de la campaña ha sido el líder nacional de la formación, Santiago Abascal: no sólo ha hecho un maratón de actos y mítines, sino que ha ocupado el primer plano de los carteles electorales, como si fuera a él a quien se votaba esta noche.
Al partido de ultraderecha le interesa (y mucho) sacar pecho en clave nacional, donde busca marcar distancias con el PP ante la cascada de elecciones regionales que se viene, en la que las de hoy pueden servir de laboratorio. Ojo al calendario: el 8 de febrero se celebrarán los comicios en Aragón; en marzo en Castilla y León y en junio, las andaluzas.
Esta primera cita del ciclo electoral es para el partido de Abascal el termómetro real de su crecimiento; por mucho que digan los sondeos, lo que cuenta es lo que reflejan las urnas. Y no sólo se trata de constatar un crecimiento en escaños, sino cuál es su fuerza real comparada con la del Partido Popular.
Pasar o no pasar por el aro
Si en 2023 la campaña estuvo marcada por el rechazo de Guardiola a Vox, en esta campaña ha procurado marcar distancias. No pasará por el aro de Vox, afirmó en referencia a una expresión utilizada por Abascal, pero en realidad no ha concretado cuáles son sus líneas rojas.
“Los extremeño saben perfectamente cuáles son mis límites”, ha dicho también, sin que estén especificados en ninguna parte.
De Vox va a necesitar que se abstengan o voten a favor de su investidura. ¿Y qué va a querer Vox a cambio? Desde luego, no va dejar barato su apoyo.
La pretensión de los de Abascal es que Guardiola acate las condiciones con las que ha transigido Juanfran Pérez Llorca recientemente en la Comunidad Valenciana, lo que pasa por inmigración y el Pacto Verde, o incluso elevar el precio.
Abascal ha llegado a insinuar la petición de ‘la cabeza’ de Guardiola para llegar a acuerdos. “No somos nosotros los que vamos a quitar y poner candidatos de otros partidos, es una decisión que no nos compete, salvo que las cosas se pongan muy feas”, afirmó. “Tufo machista”, fue el calificativo que empleó Guardiola en su respuesta. Y, con estos mimbres, toca ahora sentarse a negociar.
