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Con Abascal han topado: ¿está Vox ganándose el 'voto católico' gracias a polémicas como Jumilla o Torre Pacheco?

Con Abascal han topado: ¿está Vox ganándose el 'voto católico' gracias a polémicas como Jumilla o Torre Pacheco?

Un estudio asegura que Abascal ha sumado 300.000 votos más de creyentes gracias a su ofensiva contra la Iglesia y los inmigrantes. Politólogos y profesores de universidad analizan la situación para El HuffPost: "Al meterse con los obispos cree que ganará votos en el caladero del laicismo integrista"

Santiago Abascal, el pasado 14 de julio denunciando una agresión a un anciano en Torre Pacheco (Murcia)Europa Press via Getty Images

El pasado martes, el diario El Mundo destacaba como titular principal de su portada que Vox habría conseguido sumar 300.000 nuevos votos de electores que se declaran católicos. De ellos, 268.000 son practicantes y otros 35.000, creyentes. La cabecera sostenía que este incremento se daría en detrimento del PSOE más que del PP y debido, principalmente, al endurecimiento de su discurso en materia migratoria. Un objetivo que Vox habría alcanzado este verano tras su radical posición con respecto a los incidentes xenófobos en Torre Pacheco (Murcia), derivados de la agresión a un anciano de la localidad por parte de un joven marroquí; y por el embrollo político en Jumilla (Murcia), municipio en el que PP y Vox impulsaron un veto encubierto al culto musulmán.

Un grupo de personas en la manifestación contra el racismo convocada en Murcia tras los alteracados de racistas den Torre Pacheco.
  Un grupo de personas en la manifestación contra el racismo convocada en Murcia tras los alteracados de racistas den Torre Pacheco.EDU BOTELLA

Y es que, según los datos de la empresa demoscópica Sigma Dos para este periódico, la mayoría de católicos piensa que en España hay "demasiados inmigrantes". Una opinión que se alinea a la perfección con los postulados de Vox, que en estas últimas semanas ha hablado incluso de llevar a cabo "deportaciones masivas" en el caso de llegar a gobernar. 

Hasta hace nada, la formación política había mantenido una posición teóricamente cordial con la Conferencia Episcopal Española. Institución, por otro lado, a la que siempre han visto como muleta del PP y que en el pasado ha mostrado actitudes algo erráticas ante algunas de sus propuestas, como celebrar una misa en Sevilla en honor a los "niños abortados" o que las embarazadas pudieran escuchar el latido del corazón del feto antes de decidirse por un aborto. Pese a todo, sus críticas más duras en lo relativo a la Iglesia siempre estuvieron dirigidas al papa Francisco, al que degradaron a "ciudadano Bergoglio" por sus planteamientos "progresistas" sobre el cambio climático, la homosexualidad o la propia inmigración. 

  José Cobo y Luis Argüello.

Todo cambió hace unas semanas cuando Vox rechazó abiertamente el aparente acuerdo alcanzado entre la Iglesia y el Gobierno para la resignificación del Valle de los Caídos. "No voy a poner la X para la Iglesia católica en la declaración de la Renta. Si la Conferencia Episcopal no tiene ningún respeto a los sentimientos de los españoles, no tenemos que tener ninguna consideración a sus ganas de cobrar", señaló en redes sociales el eurodiputado Herman Tertsch, en plena campaña de la renta.  

Sin embargo, el ataque más virulento ha llegado esta semana en boca de Santiago Abascal, quien ha criticado a los obispos por oponerse a sus políticas restrictivas en lo que respecta a las prácticas de carácter musulmán en los espacios públicos. "Yo no sé si (su postura) se debe a los ingresos públicos que reciben, que les dificulta combatir determinadas políticas de los Gobiernos; o si tiene que ver con los casos de pederastia, que les tiene absolutamente amordazados antes las acciones de determinados gobiernos liberticidas. Pero asisto perplejo a estas posiciones", sostenía el líder de Vox en un pódcast llamado Bipartidismo Stream

Abascal rechazaba así la posición planteada por los obispos sobre la polémica de Jumilla. Cabe señalar que la jerarquía eclesiástica española recordó que las manifestaciones religiosas públicas, entendidas como libertad de culto, están amparadas por el derecho a la libertad religiosa, un derecho humano fundamental protegido por la Constitución española. "La limitación de estos derechos atenta contra los derechos fundamentales de cualquier ser humano, y no afecta solo a un grupo religioso, sino a todas las confesiones religiosas y también a los no creyentes", señalaron. 

La Conferencia Episcopal no ha respondido de forma oficial (ni lo hará, presumiblemente) al frontal ataque que le dedicó Abascal, pero sí le envió un mensaje a través de la cadena de radio de la que es propietaria: COPE. En su editorial del pasado martes, la emisora acusó al líder de Vox de imitar a la izquierda a la hora de "sembrar una campaña de desprestigio contra la Iglesia" y de no tener límites "en su ejercicio de crear conflicto social".

El líder de Vox, Santiago Abascal.
 

Esta confrontación con los obispos no es baladí. Según las encuestas que maneja el partido, dos tercios de sus votantes son creyentes y su dirección está trufada de dirigentes que manifiestan de forma pública sus profundas convicciones religiosas (por no hablar de sus vínculos con organizaciones ultracatólicas como HazteOír o El Yunque). Sin embargo, según los datos que arrojan las encuestas, Vox ha encontrado en esta discrepancia un caladero de votos, procedentes de católicos que no necesariamente 'comulgan' con las tesis sobre, por ejemplo inmigración, que defiende la Iglesia Católica.

Pero, ¿realmente estas cuestiones provocan un trasvase de voto del PP (o del PSOE) a Vox? ¿Es el asunto migratorio un tema que moviliza más al votante católico? ¿Existe un perfil más moderado y otro más radical también entre los creyentes? 

Lo primero, y quizá más importante, es conocer si la tendencia del 'voto católico' difiere sustancialmente del voto general. Según el CIS de octubre de 2024, un 79,7% de los votantes del PP en las últimas generales del 23-J se declaraban católicos (practicantes o no) y los de Vox un 73,6. Por el contrario, entre los votantes socialistas sólo se reconocían como tal un 47,2 y entre los de Sumar un 20%. De estos datos se deduce, por tanto, que el votante católico tiende a elegir a los partidos de la facción conservadora frente a los de la progresista.

Javier Lorente, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Rey Juan Carlos, cree que el PP siempre "ha representado la posición de la Iglesia en el ámbito político". "Es un partido alineado con la organización religiosa y existe una comunión entre ambos. El PP dice que no al aborto porque la Iglesia dice que no. Y está en contra del divorcio o el matrimonio homosexual por lo mismo", asegura. Y aunque Vox ha conseguido captar la simpatía del votante tradicional católico desde su irrupción en el panorama político en 2018 y sumarlo también a sus filas, Lorente matiza que "el voto religioso no suele variar" de forma abrupta. "No creo que se produzca un trasvase de voto a raíz de las polémicas de estos últimos días. Otra cosa sería si la jerarquía eclesiástica se divide y algunas de sus élites comienzan a defender la postura antiinmigración de Vox, pero no es algo que haya ocurrido por el momento", sostiene.

Juan Pablo Serra, profesor de ideologías políticas en la Universidad Francisco de Vitoria, también considera que capítulos como los de Jumilla o Torre Pacheco son "sucesos de verano muy poco relevantes" para que tengan algún impacto en el electorado. Sin embargo, sí cree que Vox podría estar creciendo gracias a su facilidad para captar el voto de las generaciones más jóvenes, sean católicos o no. "España, por lo general, integra bien a los inmigrantes. Pero esta realidad asentada no es la que le está llegando a una juventud con anhelo de autenticidad y que ha vivido crisis tras crisis. Son jóvenes que asumen que no tendrán casa o que tendrán que pagar un alquiler absurdo. Y que ni siquiera tendrán un trabajo que les permitirá mantenerse cuando se jubilen. Y ante una clase política que no les ha dado grandes ideales o grandes proyectos, viran hacia una derecha más radical. Pero aquí no tiene nada que ver si son creyentes o no", señala. 

Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, también discrepa sobre la posibilidad de que la polémica migratoria favorezca a Vox electoralmente. "No es un tema que sea determinante para capitalizar el voto de los católicos", asegura. En su opinión, la crítica de Abascal hacia los obispos por Jumilla podría ser una mera estrategia política para distanciarse aún más de Feijóo, aunque también destaca que el "zurriagazo" del líder de Vox va más allá del mero debate sobre libertad religiosa, al incluir asuntos como la financiación de la Iglesia o la pederastia. En todo caso, cree que son "fogonazos" de corto alcance en lo que se refiere al rédito electoral que podría extraerse de él. 

Agustín Domingo, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, cree, por último, que el ciudadano católico se toma muy en serio el asunto migratorio porque, para él, no son "mano de obra, refugiado, transeúnte o ‘sinpapeles’, sino que son personas con 'cabeza para pensar' y 'corazón para rezar'". De ahí que señale que "las visiones economicistas, partidistas o cortoplacistas" sobre el debate migratorio "están condenadas al fracaso".

En su opinión, las críticas de Abascal a los obispos sirven realmente "para pescar en caladeros confesionalmente laicistas, integristas y ultramontanos". "Cree que ya cuenta con los católicos integristas y al meterse contra los obispos considera que ganará votos en el caladero del laicismo integrista, por el que también pelea la derecha", concluye. 

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Soy jefe de Hard News en El HuffPost España. Coordino la cobertura de actualidad política con la misión de explicar lo que pasa en España y en el mundo de una manera directa, clara y comprometida para una audiencia exigente y crítica como la nuestra. Puedes contactar conmigo a través de un correo a javier.escartin@huffpost.es

 

Sobre qué temas escribo

Me dedico a informar sobre la actualidad política en España, poniendo el foco en las decisiones del Gobierno, los movimientos de la oposición y el funcionamiento tanto del Congreso de los Diputados como de los partidos políticos. Creo que la política no es algo lejano, sino que influye directamente en la vida de cada persona: desde la aprobación de una ley de vivienda hasta una reforma laboral. Por eso trato de contar la vorágine política de una manera clara y accesible, sin perder la profundidad que exige cada asunto. Me interesa especialmente abordar temas que despiertan inquietud ciudadana, como la corrupción, la vivienda o la transparencia de las instituciones, y hacerlo siempre con una mirada crítica y social. Entiendo el periodismo político no como una mera narración de lo que ocurre, sino como un ejercicio de contexto y responsabilidad que ayude a la gente a entender por qué esas decisiones afectan a su día a día. Y como todo el mundo tiene su lado freak también me gusta mucho el Festival de Eurovisión, que llevo cubriendo para diferentes medios desde el año 2009. Quizá, algún día, pueda contar la victoria de España en el certamen...

 

Mi trayectoria

Nací en Zaragoza, pero en 2005 me mudé a Madrid para estudiar periodismo en la Universidad Carlos III. Antes de El HuffPost, trabajé nueve años en ABC, cuatro en COPE y un año en Mediaset. Previamente, de una manera más aficionada, escribí sobre cine y la temporada de premios en Hollywood e hice una serie documental sobre el Camino de Santiago que se llamó "Diario de un peregrino".

 


 

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