Vox saca músculo político con la fotografía de los alcaldes

Vox saca músculo político con la fotografía de los alcaldes

El PP materializa su éxito en las elecciones municipales y autonómicas tras pactar con Vox. Así ha sido la negociación entre ambos partidos

El presidente del partido de ultraderecha Vox, Santiago Abascal.Europa Press via Getty Images

Hace justo cuatro años, en junio de 2019, el PP conseguía una cuota de poder que apenas nadie creía posible con los resultados electorales cosechados. Pactaba en paralelo con Ciudadanos y con Vox; el primero entraba en los gobiernos y el segundo se quedaba fuera, como socio parlamentario. Y tras una negociación in extremis y el riesgo cierto de quedarse sin el bastón de mando, José Luis Martínez-Almeida se convertía en alcalde de la capital del reino. Se sumaba así a otros “gobiernos del cambio” alcanzados por Pablo Casado, y negociados en la sombra por Teodoro García Egea.

Mucho han cambiado las cosas en una legislatura. Ciudadanos ha sido barrido del tablero político, también destacados actores políticos del PP y a Vox ya no le basta con ser decisivo en las votaciones parlamentarias. Lo que quieren son sillones, como negoció con Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, con Alberto Núñez Feijóo ya aterrizando en Génova. Y la fotografía de este sábado de constitución de consistorios ofrece a un Santiago Abascal mucho más fuerte en términos políticos, con presencia en las instituciones. En Toledo, Valladolid, Burgos o Guadalajara, han pactado sin contratiempos con el PP.

  Feijóo, Almeida y Ayuso celebrando las victorias electorales del 28-M en el balcón de Génova 13.Eduardo Parra/Europa Press via Getty Images

El PP logró el 28 de mayo unos resultados mucho mejores que en los anteriores comicios autonómicos y locales. En la citada Madrid, Almeida ya no tiene que pactar con nadie porque ha logrado mayoría absoluta. Pero allí donde necesita pactar, en la práctica el partido ha tenido que cambiar a Ciudadanos por Vox, que ahora se ha convertido en el socio decisivo. “Yo lo dejé claro desde el principio. Íbamos a gobernar. Lo pactado con Vox lo podemos asumir perfectamente, nuestro votante lo entiende y hemos logrado un cambio histórico en la ciudad”, dice uno de los nuevos alcaldes del PP, que admite “pocas” dificultades para el pacto.

Culmina así una semana frenética de muchos contactos, la mayoría discretos. De intercambio de papeles y de sillones. Y en la que se ha evidenciado lo que hasta hace tan solo unos días era un tabú para los portavoces oficiales de Génova. Esto es, que los acuerdos con Vox han pasado de ser una hipótesis a una realidad, con sus candidatos dando ruedas de prensa con sus nuevos compañeros del partido verde, explicando el reparto de competencias.

De todos los pactos, el de la Comunidad Valenciana es el que ha generado más controversia. Para empezar, por la premura. No hacía falta ir tan rápido, como reconocen en privado en el propio PP. Las declaraciones de Borja Sémper vetando a Carlos Flores, el líder de Vox en esa región condenado por violencia machista, precipitó los acontecimientos. Reparto de papeles o no, un día después, tras un breve encuentro, Carlos Mazón y el propio Flores, apartado del Gobierno autonómico, anunciaban el pacto. Y Vox volvía a sacar pecho.

  Carlos Mazón, candidato del PP, en la reunión con los representantes de Vox.Europa Press via Getty Images

“Es más de lo que lograron en Castilla y León”, deslizan algunas voces en el PP, analizándolo con perspectiva. No solo por los sillones y las competencias sino también por el contenido de lo firmado, que se asimila al discurso de los de Abascal. La elección del torero Vicente Barrera como vicepresidente por parte de Vox dejó atónitos a multitud de cargos. “Artillería para el PSOE y horas y horas para las tertulias de radio y televisión”, reconocían en la dirección nacional.

Tanto que el propio Feijóo tuvo que interceder en lo relativo a la posición oficial de su partido sobre la violencia de género: “Existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el PP no daremos ni un paso atrás en la lucha contra esta lacra. No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste”, dijo en Twitter, después de varios mensajes ambiguos de sus portavoces.

“Mi impresión es que no se ha trabajado el relato y se les ha dado demasiado, dejando en una situación delicada a otros barones que tienen que negociar también. Al final, no habría sido mala idea un acuerdo global respetando cierta autonomía, pero con la dirección marcando los plazos y límites”, según la reflexión de un diputado de la anterior legislatura. En la Región de Murcia, el PP rozó la mayoría absoluta pero Vox amenaza ahora con repetición electoral en caso de que no acepte sus condiciones.

  El presidente de Murcia, Fernando López MirasEuropa Press via Getty Images

Mientras tanto, Feijóo ha tratado de elevarse estos días. Él quiere gobernar en solitario, como enfatizan en su equipo, asegurando que están en disposición de superar los 150 escaños en el Congreso de los Diputados. Toda una barrera psicológica. Aunque internamente se reconoce que su discurso ha quedado “mancillado” ante la “evidencia” de que sus barones y alcaldes necesitan a Vox. “Nuestro votante lo daba por descontado, lo asumía. Sin mayoría absoluta, solo podemos pactar con ellos. El PSOE rechazó un pacto sobre la lista más votada, que por cierto nos habría provocado fricciones internas”, en palabras de unos de los protagonistas.

Ahora, tras este sábado de nuevos gobiernos bicolor, del fin de Ciudadanos y la irrupción de Vox, la aspiración de la dirección nacional es limitar los acuerdos con dicha formación en las autonomías. En Extremadura, María Guardiola sigue insistiendo en que su única opción es un gobierno en solitario. También Fernando López Miras en Murcia. Sea como fuere, prácticamente todas las fuentes consultadas creen que más allá de la incomodad política por los nuevos socios, electoralmente el futuro está despejado: “La gente quiere echar a Sánchez”. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Corresponsal político de El HuffPost.