Vox, el socio con el que el PP tendrá que 'tragar' para gobernar tras el 28-M

Vox, el socio con el que el PP tendrá que 'tragar' para gobernar tras el 28-M

La formación de ultraderecha apunta a clave para que la derecha pueda acceder al poder después de las municipales y autonómicas. 

El presidente de Vox, Santiago Abascal, bebiendo agua.Europa Press via Getty Images

Se atribuye al canciller alemán del siglo XIX Otto Von Bismarck la frase de que "la política no es una ciencia exacta, sino un arte". Pero a veces, ese arte está condicionado por la ciencia exacta, concretamente por las matemáticas. 

Para su desgracia, a muchos candidatos les va a pasar eso en la noche del 28 de mayo, que van a tener que sacar la calculadora para echar cuentas. El Pactómetro que ha popularizado Ferreras. Porque desde que el bipartidismo pasó a mejor vida —o, al menos, a la espera de si regresa algún día—, los días posteriores a las elecciones son días de echar números. ¿Con quién puede tal o cual candidato o partido pactar para obtener el gobierno?

Y con esas preguntas en la cabeza, resulta difícil poder elegir. Más aún en estos comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo, donde los pactos parecen muy claros. A la izquierda, el PSOE con partidos regionales y con lo que quede de Podemos y sus confluencias. A la derecha, a falta de saber si se esfuma Ciudadanos, al PP sólo le queda la baza de Vox. La ultraderecha. 

Ese compañero de viaje con el que los de Feijóo están condenados a entenderse desde hace años y con el que, hasta la fecha, sólo tienen una experiencia de gobierno en coalición: desde hace un año en Castilla y León. Un Ejecutivo marcado por las polémicas protagonizadas por el vicepresidente exento de cargos y responsabilidades, Juan García-Gallardo, cuyas salidas de tono han provocado una crisis casi terminal en el gobierno regional el pasado mes de enero. 

Todas las encuestas apuntan al mismo destino para el PP en muchos territorios y localidades: un pacto con Vox para lograr el Gobierno. Y si la entrada de Podemos en algunos parlamentos puede ser clave para decantar la balanza a favor del bloque de izquierdas, en el caso de los de Abascal lo será como llave de gobernabilidad para el bloque de la derecha. 

Con estos mimbres, en todas las entrevistas se ha repetido la misma cuestión a los candidatos: "¿Están preparados para pactar con Vox?". "¿Aceptarían la entrada de la ultraderecha en su Gobierno si depende de sus votos?". "¿Están listos para vivir la experiencia que está viviendo Fernández Mañueco en Castilla y León?". 

Las respuestas también suelen ser las mismas. Casi de carril. "Aspiro a gobernar en solitario" o "Quiero una mayoría suficiente para aplicar mi programa". Según algunos cronistas, a esta respuesta se ha añadido sotto voce un argumento que promete aflorar tras la noche del 28 de mayo: si Pedro Sánchez puede pactar con Bildu, ¿por qué no nosotros con Vox?". 

Ven, aunque no lo digan, que además de lo que apuntan las encuestas, los líderes de la ultraderecha van a pedir estar en los distintos ejecutivos si sus votos dependen de que la derecha acceda al gobierno. 

Ya lo han contado diversos medios: Vox pedirá integrar los gobiernos si son indispensables. Al contrario que en Génova, en los cuarteles generales de la extrema derecha sí ha gustado la experiencia de Castilla y León, y quieren repetir en otros territorios y localidades. 

Algunos candidatos se resisten

Conscientes de lo que les va a tocar lidiar, algunos candidatos del PP no han cerrado la puerta a una coalición, limitándose a pedir una mayoría suficiente para su lista. Pero sí los ha habido más beligerantes con el partido de Abascal y la posibilidad de compartir cama con la ultraderecha. 

"No voy a gobernar con Vox, las coaliciones son un engaño", ha dicho en los últimos días Fernando López Miras, presidente murciano y candidato del PP a la reelección. "Mi línea roja con Vox es gobernar en solitario", expresó en abril Carlos Mazón, candidato del PP a la Comunidad Valenciana, cuya única opción de gobernar esta región pasa, precisamente, por la ultraderecha. 

Muy clara también se ha mostrado la candidata del PP a las Islas Baleares, Marga Prohens: "Veo lo que hace Vox en Madrid y prefiero un Govern estable en minoría. (...) El programa de gobierno es un contrato mío con los ciudadanos y no se mercadea, no se transacciona y no se pacta. Me presento con vocación de mayoría y no de hacer bloque entre diferentes partidos". 

Otra a la que le puede tocar bailar con la extrema derecha es a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien aspira a la mayoría absoluta para no depender de Rocío Monasterio, con la que ha escenificado enfrentamientos públicos en numerosas ocasiones, tanto en el Pleno de la Asamblea como en el último debate de Telemadrid, especialmente en asuntos relativos a la inmigración. Para marcar perfil propio, la dirigente madrileña rompió con la ultraderecha meses antes de los comicios. No le interesa a Ayuso tener a Vox de compañero de viaje, ya que en cuatro años sólo ha sacado adelante unos Presupuestos, ninguno con los de Monasterio. 

Dónde dependería el PP de Vox

Estos son algunos de los territorios y grandes capitales en liza en los que, de ser favorables los resultados, el PP dependería de los votos de Vox para gobernar.

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