Laur, camionero desde los 12 años: "El principal problema son las condiciones laborales y el dinero, que no está bien pagado"
"Puedes cobrar más de 3.000 euros, pero a costa de semanas fuera de casa...."
Laur lleva media vida al volante de un camión. No por necesidad, sino por vocación. Mientras otros miran el reloj esperando terminar la jornada, él mide el tiempo en kilómetros y estaciones de servicio. "Todo es de prisa y corriendo, pero me gusta mi trabajo", afirma en una entrevista al diario Hoy Aragón.
En España, ser camionero es una de esas profesiones invisibles, pero necesarias: más del 90% de lo que compramos llega por carretera. Pero detrás de ese dato hay personas que pasan días lejos de casa, lidian con mapas que no están pensados para sus vehículos y duermen en cabinas que acaban siendo su segundo hogar.
El sueldo puede superar los 3.000 euros al mes, especialmente en rutas internacionales, pero la pregunta es: ¿a qué precio? La soledad, los horarios irregulares y la escasa conciliación hacen que pocos jóvenes vean en esto una opción de futuro. Laur lo tiene claro: "Puedes cobrar más de 3.000 euros, pero a costa de semanas fuera de casa".
Según afirma, puede pasar más de 12 horas al día en la carretera, con pausas milimétricamente calculadas y comidas que muchas veces consisten en lo que encuentra en una gasolinera. "Para aguantar, siempre me compro una bebida fresquita", dice. También asegura que no ve a su familia durante semanas.
Duerme en la cabina. Tiene que planificar hasta dónde puede aparcar, qué ruta evitar si hay túneles bajos, y qué GPS no lo va a meter en una calle imposible. "Google Maps está diseñado para un coche, no para un camión", reconoce con resignación.
"Choferes no faltan. El principal problema son las condiciones laborales y el dinero, que no está bien pagado. Lo están intentando solucionar trayendo gente de fuera", asegura. Cabe destacar que, en España, la media de edad de los camioneros supera los 45 años. Una cifra que refleja la falta de jóvenes e incentivos dentro de este oficio y que resalta la precariedad.
Muchos de los trabajadores del sector sienten que su trabajo es invisible y que solo se les recuerda cuando hay una huelga o un retraso en las entregas. Pese a todo, Laur no cree que su trabajo vaya a desaparecer por culpa de la automatización. "No me preocupa que vaya a desaparecer porque creo que siempre va a tener una persona a los mandos", asegura finalmente.