Los inversores chinos huyen en masa de los mejores viñedos del mundo y "regalan" sus castillos
Muchos vecinos se quejan de que las propiedades vinícolas están "descuidadas".
China ya no consume tanto vino francés. En 2008, el castillo Latour Laguens, a escasos kilómetros de Burdeos, fue una de las primeras propiedades vinícolas adquiridas por un inversor chino. Hoy en día, una cincuentena de castillos son propiedad de asiáticos, y muchos vecinos se quejan de que el patrimonio está descuidado.
Uno de los reportajes emitidos en el canal de televisión francesa Tf1, hace un recorrido por algunas de estas campiñas. En la finca vinícola de Pey Berland (Burdeos), vendida en 2010 por 2,5 millones de euros, el señor Chen ha trasladado la tradición vinícola al gigante oriental. "Ahora, cada vez hay más viñas en China. Vender vino directamente a los chinos es más barato. Tenemos las máquinas para producir el vino, hacer las botellas y demás".
Cerca de esta propiedad, en el castillo de Saint-Yzans-de-Médoc, su expropietario "no puso un pie en siete años". De hecho, el medio afirma que muchos vecinos de la zona lamentaron el "descuido" de las instalaciones.
"Los propietarios chinos estaban ausentes, los conocimos una vez en 2017, eso es todo. Luego tuvimos retrasos en el pago de salarios y cosas así", dice uno de ellos. Ahora celebran que finalmente hayan podido recuperar el castillo. "Como ya no podían enviar capital a China, les forzó a la venta, y pudimos adquirirlo".
"Fue precisamente en 2017, cuando las autoridades chinas decidieron endurecer los controles de capital, pero sobre todo bloquear todos los fondos destinados a salir de China", relata la publicación. "Este es el punto de partida del actual éxodo de multimillonarios chinos en Francia, que han llegado a darse un capricho, por prestigio, con estos símbolos del arte de vivir francés", concluye.
Aun así, el consumo de vino en China ha disminuido considerablemente. De acuerdo a los datos de la Organización Internacional del Vino (OIV), solo en 2023 ha caído un 23%.