María Roig, joven española de jefa de servicio en yates de lujo: "El sueldo mínimo son 2.500 euros, se cobra muy bien y apenas gastas"
La profesional relata su experiencia y trayectoria profesional haciendo hincapié en cómo es trabajar para multimillonarios y billonarios.
La pandemia del coronavirus hizo reflexionar a más de uno sobre su futuro laboral, cómo querían que fuera su proyecto de vida, y decidió embarcarse en una nueva aventura para dar ese cambio radical que sentía necesario. María Roig, ahora jefa de servicio en yates de lujo, responde a este perfil.
Tras invertir buena parte de sus ahorros en cursos obligatorios de seguridad marítima y certificaciones médicas, consiguió trabajo en el sector en tan solo dos semanas, un hecho poco común en una industria tan competitiva: "Yo era azafata de eventos y tenía pocos euros ahorrados. Yo tuve muchísima suerte. La gente tarda meses y meses", argumenta en una entrevista en el canal de Youtube Vidas Contadas Podcast.
En su primera experiencia, María trabajó como tercera azafata en un yate de 45 metros, realizando tareas de limpieza y lavandería sin ver la luz del sol durante semanas: "Éramos nueve tripulantes y era chárter y privado a la vez. Estaba en un equipo de tres y estás limpiando las cabinas, váteres, secar una ducha. Este último es mi mayor trauma", argumenta, señalando que el recibimiento fue fantástico: "Lo primero de todo vinieron los chicos a recogerme la maleta", señala.
La vida en un yate de lujo
Ahora lleva más de dos años en el oficio y ejerce como jefa de servicio en un yate privado de casi 80 metros. En este trabajo, ha viajado por todo todo el Mediterráneo y pronto irá a Bahamas y Nueva York. "Yo veía a mis amigos que les apasiona el piano, el básquet, y yo no tenía eso. Decía jo, me encantaría poner todos mis ahorros y energías en algo y afortunadamente he encontrado un trabajo que me hace eso, que me estoy renovando siempre", afirma la profesional del yate cuyo dueño es un billonario del sector hotelero de Estados Unidos que viaja incluso con helicóptero a bordo. "Somos 20 a bordo más el piloto", apunta.
Entre sus experiencias más excéntricas, señala que "me han pedido si los delfines pueden saltar durante la puesta de sol. Sí, espera, que hablo con ellos", sostiene entre risas, afirmando que la vida a bordo es intensa, con protocolos estrictos, pero también hay momentos de lujo y descanso.
En cuanto al salario, subraya que se se cobra bien en esta industria: "El sueldo mínimo es de 2.500 euros para posiciones junior y ahí para arriba. Además no se gasta. Conozco a capitanes que llegan a cobrar 20.000 euros al mes", puntualiza.
Dinero y millonarios
María también hace su reflexión sobre los millonarios y billonarios, recalcando un aspecto que tienen todos en común: la impaciencia. "Pueden ser todo lo simpáticos que quieras, todo lo increíbles, pero si quieren algo, ha de ser ya", manifiesta. Asimismo, en relación a este último aspecto, considera que el dinero no da la felicidad y que en ocasiones solo genera el deseo de tener más: "El dinero es adictivo. Lo he visto en gente de la industria, que no sabe parar", apostilla.
Asimismo, Roig no está de acuerdo en la idea de quien más trabaja gana más dinero: "Es más por qué vales que qué haces. Quizás es la experiencia la que te da más dinero. Más que el esfuerzo diario, más que las horas", señala.
Su experiencia en las redes
Por sugerencia de su hermano, María abrió una cuenta en Tiktok donde comenzó a relatar su vida en yates por medio de vídeos que rápidamente se viralizaron. En su perfil, recibe una cantidad abultada de preguntas, entre las que destacan aquellas de personas que quieren saber cómo entrar en el sector: "En mi descanso respondo y me preguntan sobre todo cómo entrar en la industria. Al final la gente ve la parte que yo quiero enseñar, que es la parte bonita", argumenta.
A pesar de que adora su trabajo, continúa formándose. Actualmente estudia Economía en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya) para tener un futuro más estable fuera del mar. Y es que, para ella, al responder lo que es el lujo, lo tiene claro: "Es cuando le da todo igual lo que pagar. Que para ellos irse a cenar y gastarse 30.000 euros es como si tú vas y te compras un paquete de chicles", finaliza.