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Susana, jubilada y viuda de 79 años, pensión de 800 euros. "No me llega, duermo en el sofá porque comparto piso con estudiantes"

Susana, jubilada y viuda de 79 años, pensión de 800 euros. "No me llega, duermo en el sofá porque comparto piso con estudiantes"

En su precaria situación económica, cualquier situación es límite.

Una jubilada saca dinero de un cajero automático.

Tiene casi 80 años y comparte piso con jóvenes estudiantes. Se trata de Susana, una jubilada que con a culpa de su precaria economía se le hace imposible vivir en una casa sola. Aunque se suele pensar que la crisis de la vivienda solo se vincula a la juventud, esta es una situación común para algunos de nuestros mayores. Tal y como ella misma cuenta en una entrevista recogida por el diario El Español, esta viuda vive en Barcelona, y ha decidido compartir su realidad.

"Más o menos, lo que cobro son 800 euros", asegura en sus declaraciones. "Esto creo que no lo cobra nadie. Es lo mínimo, pero porque cobro la media pensión de viudedad y la media pensión de lo que he trabajado".

De esos 800 euros, la mayor parte (600 euros) van directamente al pago del alquiler de su vivienda, una cifra que, a primera vista, podría parecer razonable para el mercado actual, pero que en su caso resulta insostenible: "Y este precio es porque hace 55 años que estoy aquí", aclara.

Con el margen que le queda, 200 euros, tiene que cumplir con sus otros gastos mensuales, como luz, agua, gas. "No me llega para nada", asegura. Para poder llegar a fin de mes, la protagonista se ha visto obligada a optar por una medida que, aunque le permite respirar económicamente, también implica grandes sacrificios personales: alquila las dos habitaciones disponibles de su piso a estudiantes.

De este modo, explica que "son chicas que están estudiando y vienen de seis meses a nueve meses, no es fijo, no las tengo fijas viviendo conmigo, porque son estudiantes". Esto significa que la jubilada no tiene habitación propia. Cada noche, duerme en el sofá.

Cuando en su entrevista, con el youtuber Soy Jire le preguntan cuánto cobra aproximadamente por alquilar las habitaciones, ella responde con discreción: "Bueno, esto es una cosa muy personal, pero lo suficiente para tener que tener dos chicas alquiladas y yo dormir en el salón".

Aun así, más allá del alquiler, Susana no puede permitirse ningún tipo de capricho. "Todo lo que hago es gratuito, por ejemplo, pintar y cantar", relata. La soledad, dice, ha sido el cambio más duro desde que se jubiló, y busca llenarla con esas pequeñas actividades cotidianas que no requieren dinero.

Por última, cuenta que la fragilidad de su situación es tan extrema que "cualquier imprevisto puede ponerla en jaque". De hecho, no tiene seguro del hogar". No tengo dinero, y dejé de pagar el seguro porque no quería incrementar mis gastos anuales".

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