Una hipótesis formulada hace casi diez años por si se ha podido desarrollar de forma experimental. Por primera vez, se ha logrado extraer energía aprovechando el movimiento inherente de la Tierra. Aunque la cantidad de energía capturada es por el momento mínima, este logro pionero desvela el potencial de una fuente energética revolucionaria e imprevista.

Lo que hace nueve años parecía una locura hoy es un pequeño pero significativo logro científico. Un equipo de investigadores estadounidenses ha conseguido generar electricidad utilizando únicamente la rotación de la Tierra. Se trata de un fenómeno que hasta ahora se pensaba que era imposible de aprovechar energéticamente. 

La hazaña la han logrado los físicos Christopher F. Chyba, de la Universidad de Princeton, Kevin P. Hand, del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, y Thomas H. Chyba, de la empresa Spectral Sensor Solutions.

De la teoría a la práctica

La idea surgió en 2016, cuando Chyba y Hand publicaron en la revista Physical Review Applied un concepto revolucionario. Se trataba de crear un dispositivo capaz de interactuar con el campo magnético terrestre para generar energía, utilizando la rotación del planeta como fuerza motriz. En aquel momento, la propuesta fue vista como una extravagancia teórica que no tenía aplicación real.

Sin embargo, el pasado 19 de marzo, en un artículo publicado en Physical Review Research, los tres científicos anunciaron que han construido un dispositivo funcional que confirma su hipótesis. Se trata de un cilindro de ferrita de manganeso y zinc, estratégicamente orientado en dirección norte-sur y con un ángulo de 57 grados respecto al eje de rotación terrestre.

En los extremos del cilindro colocaron electrodos para medir el voltaje generado por la interacción entre el campo magnético y el movimiento del planeta. El resultado fue sorprendente, ya que se detectó una señal de 18 microvoltios sin ninguna fuente de energía externa. Un valor diminuto, pero cargado de significado científico.

Un paso simbólico

A pesar de que los 18 microvoltios obtenidos no tienen utilidad práctica, el experimento demuestra por primera vez que es posible aprovechar la rotación terrestre como fuente energética. Ahora, el desafío es ampliar la escala del fenómeno para poder multiplicar el voltaje captado para que sea útil.

Como en todo hallazgo rompedor, los investigadores piden prudencia. El experimento debe ser replicado por otros equipos científicos para validar que los resultados no han sido influenciados por factores externos. Solo así podrá afirmarse con certeza que se ha descubierto un nuevo principio físico aplicable a la generación energética.