Sólo el 3% de los incendios forestales son provocados por pirómanos

Sólo el 3% de los incendios forestales son provocados por pirómanos

Los pirómanos sufren un trastorno del control de los impulsos que les lleva a una conducta repetitiva de provocar incendios, sin motivo aparente, por una atracción desmedida hacia el fuego; es una enfermedad mental que, en sentido estricto, sólo la padece el 3 % de los que inician los fuegos deliberadamente.

La piromanía es un trastorno mental que requiere un tratamiento psicológico y psiquiátrico, tal y como apuntan a Efe los doctores Manuel Martín Carrasco -secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEPSIQ) y director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas- y José Gil-Martínez, psicólogo clínico y profesor de la Facultad de Psicología de Valencia.

Son dos expertos en el tema que coinciden en las características esenciales de este trastorno: la presencia de una conducta reiterada de prender fuego, la fascinación en la contemplación de este fenómeno, el intenso interés por todos los elementos que le rodean, un aumento de la tensión antes de producirlo y alivio emocional una vez realizado.

POCO FRECUENTE

Se trata de un trastorno "relativamente poco frecuente", según Martín Carrasco, que incide en ese "mínimo porcentaje de personas que padecen piromanía en sentido estricto" dentro de las que inician fuego deliberadamente, el 3 %.

Gil-Martínez también considera que la prevalencia es escasa y que en España se estima que no hay más de cien personas que sufran este trastorno y con diferentes grados. "Muy pocos incendios forestales son provocados en el país por pirómanos. La cifra es menos de un uno por ciento", precisa.

¿Como inician el fuego? Según el experto en psiquiatría, lo hacen habitualmente de una forma poco organizada o apresurada y, con frecuencia, también promueven falsas alarmas.

En el momento de iniciar el fuego, según declaran las propias personas que sufren el trastorno, se encuentran en un estado de "conciencia alterado, como de trance", aunque los psiquiatras matizan que "son conscientes de lo que hacen y no dan importancia a los daños personales o materiales que puedan causar".

Muchos se mantienen en las cercanías del fuego e incluso participan en las tareas de extinción o de búsqueda del culpable y cuando son detenidos se muestran colaboradores y, rápidamente, admiten sus hechos, aunque no sienten remordimiento o culpa por ello. No es raro que incluso se entreguen, según Martín Carrasco.

PERFIL

El perfil del pirómano es un varón joven, con una historia personal de frustraciones y desajustes emocionales, mal rendimiento escolar y profesional, y frecuentemente con otros trastornos psiquiátricos o defectos físicos.

La conducta pirómana sirve como un alivio a situaciones de vacío existencial, aburrimiento, frustración, rabia o deseo de protagonismo y es frecuente, según este especialista, el uso de alcohol u otros tóxicos que, con frecuencia, actúa como desencadenante del comportamiento alterado.

Gil-Martínez también coincide en que a este trastorno, que se va consolidando desde la infancia, se le une generalmente un cociente intelectual bajo y una personalidad aislada y poco sociable con dificultades para el aprendizaje.

Algunos de ellos llegan a mostrarse indiferentes aunque el daño realizado haya significado la muerte de una persona, según el psicólogo, que indica que algunos de ellos buscan relacionarse con el departamento de bomberos, al que no pueden acceder debido a sus problemas intelectuales. De ahí que en ocasiones "se hacen voluntarios", argumenta.

Los psiquiatras creen necesario distinguir la piromanía en sentido estricto de los comportamientos incendiarios de personas con enfermedad mental, como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión, y de las conductas pirómanas de sujetos con trastorno antisocial de personalidad, en los que prima sobre todo "el afán de destruir y el sentimiento de omnipotencia asociado".

También de otros casos de personas con enfermedad de alzheimer u otra demencia que pueden iniciar un fuego de forma accidental.

TRATAMIENTO ADECUADO

En cada caso hay que establecer el tratamiento adecuado y el de la piromanía, según los especialistas, es "de tipo holístico, y se basa en el estudio psicopatológico individual".

Un tratamiento que incluye medidas farmacológicas, ya que cada vez se conocen mejor los mecanismos neurobiológicos de control de los impulsos, y también psicoterapéuticas, como las terapias de grupo o las de tipo cognitivo conductual.

Los tratamientos son a largo plazo y en un porcentaje alto de casos, alrededor del 60 %, se produce una mejoría significativa.

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Soy subdirector en El HuffPost España. Junto a todo el equipo, trato de que el medio conserve la esencia que le caracteriza desde su fundación: escuchar a la gente, no importa desde donde nos lea, apostando siempre por nuevos formatos y por el contenido que demanda la calle, tratado siempre con la máxima rigurosidad.

 

Sobre qué temas escribo

Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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