Cumbre de la UE: Rajoy minimiza el impacto de 40.000 millones de deuda extra tras el jarro de agua fría de Merkel
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Cumbre de la UE: Rajoy minimiza el impacto de 40.000 millones de deuda extra tras el jarro de agua fría de Merkel

AFP

“Cuando Europa no avanza, tengo la impresión de que recula”, dijo en la madrugada de este viernes François Hollande, exhausto tras nueve horas de cumbre maratoniana. La frase la utilizó para elogiar el acuerdo principal de la cumbre, que amarra un poco más el calendario de la unión bancaria que la eurozona aprobó crear el pasado mes de junio.

Pese a interpretaciones contradictorias, la transferencia de soberanía al Banco Central Europeo, que controlará la supervisión de la práctica totalidad de los bancos de la eurozona, es un salto de gigante en la integración europea. A cambio del férreo control de Fráncfort, que asumirá la responsabilidad de prevenir endeudamientos masivos como los producidos por la burbuja inmobiliaria en España, la eurozona se compromete a salvar directamente a las entidades que aún estén en apuros haciendo al fondo de estabilidad responsable, y no al Gobierno de turno. Responsabilidad y solidaridad, esos dos conceptos que, según el catecismo de las instituciones comunitarias, siempre deben ir de la mano en la Unión Europea.

BUENO PARA EUROPA, MALO PARA RAJOY

Visto desde fuera, desde una perspectiva global y a medio o largo plazo, el avance es considerable. Desde la óptica española y el corto plazo, ese en el que vive todo gobernante y todo país sometido a los vaivenes de la prima de riesgo, el acuerdo tiene lecturas muy diferentes. La posición que España creyó conseguida en junio reculó hasta convertirse en un calendario incierto.

Tras negar el rescate de la banca hasta casi su víspera, Mariano Rajoy lo había apostado todo a la recapitalización directa de la banca. El problema no lo había creado él y además el Ejecutivo se estaba aplicando en el plano de los recortes. Por eso, Rajoy trató de externalizar el problema de la banca limitando al máximo la repercusión sobre las cuentas públicas y presentándolo como un gesto de solidaridad europea sin excesivas repercusiones.

LA ESTRATEGIA DE LA EXTERNALIZACIÓN NO CUAJA

Sí las tendrá, según reconoció el presidente. Serán alrededor de 4 puntos porcentuales del PIB que se sumarán a la deuda pública en cuanto llegue el rescate de la banca, que comenzará en teoría el mes que viene. En junio, Rajoy exhibió un acuerdo para la recapitalización directa de las entidades, y tanto él como la Comisión Europea aseguraron que, una vez entrase en vigor, asumiría la responsabilidad de los rescates hechos a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. En otras palabras: esos cuatro puntos no serían un lastre para la deuda pública y no generaría más desconfianza en España. Si algún banco no devolvía lo prestado, tampoco sería el Estado quien asumiría el agujero, sino la eurozona.

La redacción final del acuerdo deja sin fechar la puesta en marcha de la unión bancaria. Sólo anuncia un acuerdo legal en diciembre y “trabajo” en 2013 para llevar lo pactado a la práctica. ¿Cuándo se recapitalizará directamente a la banca desde la eurozona? Nadie lo sabe. Y probablemente no se sabrá antes de otoño de 2013, cuando se celebran las elecciones generales en Alemania. Como pronto.

Por si había dudas, Angela Merkel dejó claro que cualquier paso adelante dejará fuera al reflote de la banca española.

"No va a haber ninguna recapitalización directa retroactiva, sino que solo habrá, una vez que sea posible la recapitalización, esa posibilidad en el futuro", dijo.

Ante ese plantón alemán, Rajoy optó por restar importancia a cuatro puntos de deuda que tendrá que asumir el Estado, equivalentes a 40.000 millones de euros. Para imaginar la magnitud, basta recordar que los recortes anunciados por Rajoy en julio, que incluyen la subida del IVA, la congelación del sueldo de los funcionarios o de la inversión, ascendieron a 65.000 millones.

LA RECAPITALIZACIÓN A TIEMPO "NO ES IMPORTANTE"

El impacto de esos 40.000 millones "tampoco es la preocupación más importante del Gobierno de España", aseguró el presidente a pesar de que la deuda para 2013, que ya cuenta con 30.000 de esos millones, se situará en el 90,5% del PIB, un nivel altísimo que ahuyenta a los inversores y hace que suba la prima de riesgo. Tan solo el año pasado se situaba en el 68,5% del PIB y en 2007 llegó a caer hasta el 36,3%, según los datos de Eurostat.

Con el acuerdo, el Gobierno tendrá que hacerse el cargo de la banca española, tal y como exigía la eurozona. El rescate, que sí llegará, supondrá un lastre para las cuentas públicas y podría añadir desconfianza sobre la deuda soberana, acercando todavía más a España a un segundo rescate (este el de la deuda) que el presidente se negó a confirmar al ser preguntado por El HuffPost.

Al otro lado, Merkel, que ha hecho de la dureza con los países en apuros un arma electoral, vuelve a Berlín tras haberse cobrado la revancha de la cumbre de junio y manteniendo su capacidad de presión intacta de cara a la intervención en los mercados de deuda, un segundo rescate al que Rajoy llega más débil.