Las imágenes, grabadas por una cámara de videovigilancia, muestran como Breivik aparca la furgoneta junto al edificio de oficinas del primer ministro noruego. Luego el extremista, vestido de uniforme, se marcha del lugar para coger un segundo coche gris con el que se dirigió a las isla de Utoya, donde abrió fuego indiscriminadamente contra los participantes en un campamento de las juventudes laboristas y mató a 69 personas.
El vídeo está narrado por el vigilante que estaba de guardia aquel día y muestra la explosión desde diferentes ángulos.
Equipos de rescate buscan cuerpos en las aguas de la isla de Utoya.
Oficiales de policía trasladan un cuerpo en la isla de Utoya dos días después de la masacre.
La reina Sonia de Noruega ofrece consuelo a una mujer a las puertas del Hotel Sunvold, después del tiroteo en la isla.
Médicos transportan a una joven que sobrevivió al ataque en la isla de Utoya
Un grupo de familiares de una de las víctimas se abraza para guardar un minuto de silencio en la isla de Utoya, donde Breivik asesinó a tiros a 67 jóvenes.
Miles de personas caminan por la isla de Utoya para asistir a un homenaje a las víctimas, dos días después de la masacre.
Un niño lanza una flor al mar, en la isla de Utoya, en recuerdo de las víctimas de la matanza de Breivik
Flores y velas en la orilla del lago Tyrifjorden, justo enfrente de la isla de Utoya.
Un grupo de trabajadores reparan los daños en el edificio del gobierno en el que Breivik perpetró un atentado causando diez muertos.
Allegados a las víctimas, durante la vigilia en una de las iglesias de Oslo, al día siguiente de la matanza.
Amigos y familiares encienden velas en la catedral de Oslo.
El llanto fue constante durante las misas en recuerdo de las víctimas.
Miles de personas en la vigilia por las víctimas de la matanza de Utoya tres días después del suceso.
La policía montada vigila las calles pocos días después del atentado.
El ejército noruego también custodió las calles de Oslo los días posteriores al atentado con bomba en el edificio gubernamental, que provocó 10 muertos.
Este es el falso traje de policía que llevaba Anders Breivik cuando mató a los 67 jóvenes de Utoya.
La policía noruega custodia el juzgado donde Breivik se estaba declarando culpable de los asesinatos que se le imputan.
A su llegada a los juzgados, Breivik saluda con el puño en alto. El pasado abril estuvo declarando durante cinco días sobre su responsabilidad en el atentado de Oslo y el tiroteo de Noruega.
Elizabeth Amundsen,16 y Tiril Killi, 16, sollozan entre las miles de personas reunidas en la vigilia en Oslo, en memoria de las víctimas dos días después de la matanza.
Breivik escucha a su abogado, Geir Lippestad, durante la celebración del juicio, en abril.
Homenaje a las víctimas con flores, tres días después de la matanza. Los noruegos intentan recuperar la normalidad en sus vidas después del ataque que conmocionó al país.
Un año después, miles de noruegos homenajearon a las víctimas con un concierto.
La princesa Marta Luisa y el príncipe Haakon de Noruega acudieron a la conmemoración del primer aniversario de la masacre, el pasado 22 de julio, en Oslo.
Las princesas Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega se secan las lágrimas mientras escuchan, junto a miles de personas, un discurso durante la vigilia en memoria de las víctimas, en Oslo, tres días después de la tragedia.
Una pareja de jóvenes sostiene dos rosas durante la vigilia celebrada en Oslo en recuerdo de las víctimas de la tragedia.
Una bandera noruega ondea entre las más de cien mil personas reunidas en Oslo durante la vigilia en recuerdo de las víctimas de la matanza.
El acusado, que acaba de ser condenado a 21 años de prisión por la justicia noruega, siempre ha defendido que sus crímenes son parte de una cruzada contra la inmigración y el multiculturalismo.
Vibeke Hein Baera y Geir Lippesta, abogados del ultraderechista, conversan con los periodistas tras visitar a su cliente en la cárcel de Ila, en Noruega el pasado jueves.
Un convoy policial transporta a Anders Breivik de la prisión de Ila al tribunal de Oslo, en Noruega, este viernes 24 de agosto de 2012.
Un convoy policial transporta a Anders Breivik de la prisión de Ila al tribunal de Oslo, en Noruega, este viernes 24 de agosto de 2012.
130
Breivik asesinó a 67 jóvenes del partido laborista en esta isla noruega. Cuando las fuerzas de seguridad llegaron, los cadáveres estaban desperdigados entre los matorrales.
Un grupo de familiares de una de las víctimas se abraza para guardar un minuto de silencio en la isla de Utoya, donde Breivik asesinó a tiros a 67 jóvenes.
El ejército noruego también custodió las calles de Oslo los días posteriores al atentado con bomba en el edificio gubernamental, que provocó 10 muertos.
A su llegada a los juzgados, Breivik saluda con el puño en alto. El pasado abril estuvo declarando durante cinco días sobre su responsabilidad en el atentado de Oslo y el tiroteo de Noruega.
Elizabeth Amundsen,16 y Tiril Killi, 16, sollozan entre las miles de personas reunidas en la vigilia en Oslo, en memoria de las víctimas dos días después de la matanza.
Homenaje a las víctimas con flores, tres días después de la matanza. Los noruegos intentan recuperar la normalidad en sus vidas después del ataque que conmocionó al país.
La princesa Marta Luisa y el príncipe Haakon de Noruega acudieron a la conmemoración del primer aniversario de la masacre, el pasado 22 de julio, en Oslo.
Las princesas Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega se secan las lágrimas mientras escuchan, junto a miles de personas, un discurso durante la vigilia en memoria de las víctimas, en Oslo, tres días después de la tragedia.
El acusado, que acaba de ser condenado a 21 años de prisión por la justicia noruega, siempre ha defendido que sus crímenes son parte de una cruzada contra la inmigración y el multiculturalismo.
Vibeke Hein Baera y Geir Lippesta, abogados del ultraderechista, conversan con los periodistas tras visitar a su cliente en la cárcel de Ila, en Noruega el pasado jueves.