Ayestaran: "Los seguidores del ISIS creen que si han fracasado es porque no han sido buenos creyentes"
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Ayestaran: "Los seguidores del ISIS creen que si han fracasado es porque no han sido buenos creyentes"

El veterano reportero de guerra presenta su nuevo libro: 'Las cenizas del califato. De las garras de Estado Islámico a la supervivencia'

Mikel Ayestaran, en Madrid.CARLOS PINA

Mikel Ayestaran no se separa de su maleta, una pequeña trolley que siempre tiene preparada para dar el salto a algún país de Oriente Medio azotado por la guerra. Ni siquiera en Madrid, a donde este veterano reportero de guerra ha acudido para presentar su nuevo libro, Las cenizas del califato. De las garras de Estado Islámico a la supervivencia(Península), en el que narra el vertiginoso auge y desmoronamiento territorial de este grupo terrorista en Siria e Irak, del que ha sido testigo sobre el terreno.

Esta "crónica de crónicas", como él la define, arranca en 2014, con la toma de Mosul por parte del ISIS (acrónimo en inglés que se refiere al Estado Islámico) y la posterior proclamación del califato por parte de su líder, Abu Bakr al Bagdadi. "Entonces ya tengo la idea de escribir este libro, lo que pasa es que lógicamente no puedes hablar del final del califato hasta que se produce su derrota militar, que es lo que he estado esperando todo este tiempo. Cuando se ha producido, por fin he podido terminarlo", explica a El HuffPost poco antes de ofrecer una conferencia en Casa Árabe.

Tres años han transcurrido desde de que la sombra negra del ISIS se extendiera sobre el mapa de Siria e Irak. Una mancha que ha sido borrada a un alto precio. Ayestaran lo ha visto y lo cuenta con la experiencia que le da una década pateándose los escenarios más convulsos de Oriente Medio, su gran pasión.

También le acompañan a todas partes el fútbol y la Real Sociedad (él es de Beasain, Gipuzkoa, aunque actualmente reside junto a su familia en Jerusalén). Este deporte es más que una afición para el curtido periodista. Y es que "la diplomacia del fútbol" le ha abierto más de una puerta durante sus peripecias por algunos de los rincones de Siria e Irak, y ha sido imprescindible para recopilar algunas de las historias que relata en este nuevo libro.

Pregunta. Llevas cerca de una década cubriendo Oriente Medio y sus guerras. Se diría que estás enganchado. ¿Enganchado a Oriente Medio o a las guerras?

Respuesta. Por desgracia para Oriente Medio, los dos están unidos. Ahora mismo conflicto, postconflicto y Oriente Medio son uña y carne. Yo creo que estoy fifty-fifty. Es imposible estar enganchado a Oriente Medio y que no te interesen sus conflictos y todas las teorías de la conspiración que rodean a lo que pasa allí. Creo que hay una parte de ambas, pero desde luego no soy un frontliner, no soy un tío que está buscando estar en la primera línea. Lo que pasa es que en la zona que trabajo pasa eso, así que lo cubro.

¿Es difícil moverse por allí?

Cada país es diferente. En el caso Las cenizas del califato los dos escenarios son Irak y Siria, que son los dos países en los que creció el seudocalifato que montó esta gente. En el caso sirio trabajo con permisos del Gobierno. La dificultad más importante es conseguir el visado. Después, tienes que trasladarte a todos los lugares con una persona del Ministerio de Información, con otra del Ministerio de Defensa... Hay una serie de trabas burocráticas. En el caso iraquí también necesitas permisos, pero sobre todo, necesitas tener el buen rollo con las milicias que son ahora mismo las que controlan toda la periferia de Bagdad y los lugares donde vas a ir a trabajar. Ahora mismo, Siria da mucho más miedo que Irak. En Irak, más o menos, una vez derrotado el califato parece que ha desaparecido el gran enemigo y entre el ejército y las fuerzas irregulares controlan la situación, pero en Siria está todo bastante más en el aire.

Los seguidores del ISIS creen que si han fracasado no es por el poderío militar de Estados Unidos, Rusia, Siria o Irak, sino porque no han sido buenos musulmanes

Has sido testigo del auge y caída del califato y hablas de que ahora, tras la derrota militar, quedan sus cenizas. ¿Hay rescoldos encendidos entre ellas?

Claro. Tenemos ahora mismo una zona donde se están produciendo combates abiertos, que es toda la frontera entre Irak y Siria, un territorio desértico. Lo que pasa es que es una zona ciega, no hay prensa, nadie está cubriendo eso. A parte, tampoco creo que haya un interés informativo muy grande. El Estado Islámico ha sido una auténtica marca de éxito en los informativos y en los periódicos. Aparecía todos los días, pero llega un momento de hartazgo en el que la gente está un poco saturada de eso. El Estado Islámico ha perdido sus plazas más importantes, sus lugares más simbólicos, y ahora mismo esta lucha que se está desarrollando en el desierto, que es muy importante, no tiene ese lugar en los informativos que pudo tener en el pasado este grupo.

Esa zona desértica es en la que originalmente se fragua el Estado Islámico.

Es una de las zonas en las que siempre ha tenido vigencia y poder. El grupo se fragua en el Irak post invasión de Estados Unidos, en esa zona. Se ha acabado con el califato, pero ellos han vuelto a sus orígenes. Han vuelto a donde mejor se desenvuelven, que es la lucha insurgente e irregular, que es donde han demostrado ser muy buenos.

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¿Y han vuelto a sus orígenes habiendo aprendido lecciones?

Han hecho un máster acelerado. El primero lo hicieron contra Estados Unidos en Irak, pero en estos tres últimos años se han enfrentado a Rusia, a Siria, a Estados Unidos, los kurdos... Por supuesto que han aprendido, pero el golpe militar que han sufrido, las bajas que han tenido, son tremendas. De momento seguimos sin saber dónde está su líder, el califa, si está vivo, si está muerto... no tenemos ni idea. Y eso es muy importante, porque podría ser un tanto para su favor para una posible reorganización.

El desmoronamiento del califato, ¿se produjo más rápido de lo que esperabas?

Sí. La verdad es que pensaba que el grupo iba a resistir más en algunas plazas, pero después de la pérdida de Mosul el verano pasado todo se fue precipitando de una forma tremenda. A partir de ahí dejaron de resistir hasta el final, dejaron de emplear tantos suicidas como hacían antes y directamente lo que hacían era irse. Eso por un lado quiere decir que su amenaza militar estaba sobredimensionada, y también significa que cuando ellos se han ido de los lugares que defendían, el combate ha sido menos fiero y hay menos destrucción, con lo cual es más fácil para los civiles volver.

Tu libro reúne muchas voces de civiles que han sufrido mucho, y también de seguidores y simpatizantes del Estado Islámico. ¿Gozaba este grupo terrorista de un gran apoyo popular? ¿Hay gente que lo echa de menos?

Yo creo que no, que la gente normal de a pie no le echa de menos. Respecto al apoyo popular, en un primer momento sí que pudo tener más respaldo en zonas como Mosul, por ejemplo, pero no tanto por apoyo a ellos sino por renegar del Gobierno de Bagdad. En el caso sirio también, no tanto por apoyo a ellos como por renegar del régimen de Damasco y del resto de grupos armados que había allí. El musulmán iraquí y sirio no me parece que es el perfil de yihadista del Estado Islámico. La mayoría de ellos luchaba por comida. El grueso de las tropas que ha tenido este grupo en esos dos países combatía por comida, sobre todo los sirios.

  Milicianos iraquíes.AFP/Getty Images

La implosión territorial del Estado Islámico ha ocurrido en poco tiempo, casi tan rápido como su auge. ¿Esto ha desmoralizado a sus seguidores?

La respuesta que te dan ellos es que si les ha pasado esto es porque no han sido lo suficientemente buenos creyentes. Por supuesto, lo van a volver a intentar. No reniegan de lo que han hecho, pero piensan que si han fracasado, no es por el poderío militar de Estados Unidos, de Rusia, de Siria o Irak, sino porque no han sido suficientemente buenos musulmanes.

Mencionas que a veces no hay interés mediático por lo que pasa allí. ¿No interesa a los medios? ¿No le interesa a la sociedad?

En primer lugar, son temas lejanos. Son realidades muy diferentes a la nuestra, diferentes etnias, sectas... y también hay un hartazgo de la gente. Pasó con Irak, tras la guerra de 2003, que yo creo que es la más mediática que ha habido hasta ahora, la posguerrra es una de las que peor se ha cubierto. Hasta que no llegó ISIS no volvió a los medios. Es una combinación de factores. Además, ahora mismo también estamos muy marcados por la inmediatez que nos imponen las redes sociales y eso es lo que manda: lo inmediato.Temas del Estado Islámico más profundos, más sesudos... pierden peso y tienen muchos menos clics que otros. Lo que tenía clics eran los vídeos de propaganda de esta gente, y eso fue un caramelo que nos lo comimos y le hicimos un servicio a su propaganda que no tiene precio.

Les gustaría que Occidente invirtiera una mínima parte de lo que ha invertido en bombardear esos lugares también en rehabilitarlos

Antes has hablado de conspiraciones. ¿Cuáles son?

Las que quieras. ¿Cuál quieres? Yo he hecho un ensayo, pero si hubiera hecho una novela sería un guion cinematográfico perfecto para una película de espías. Según donde vayas te van a decir que este grupo lo ha creado un país u otro, un servicio de inteligencia u otro. Algunos dicen que son los israelíes los que ayudaron y alimentaron a este grupo para intentar frenar el avance de Irán, otros dicen que han sido los propios iraníes los que han hecho este grupo para dinamitar el corazón del mundo suní en el mundo árabe. Por supuesto, todos están de acuerdo en que los Estados Unidos son los creadores de este grupo, aunque otras veces dicen que esto viene de Arabia Saudí y Qatar. Tú pon los argumentos que quieras encima de la mesa y cada uno te los va a defender con verdades absolutas, pero yo no tengo la respuesta. Yo sigo desconcertado con el auge tan rápido que tuvo, cómo se ha desinflado... todo lo que rodea a este grupo ha sido una gran sorpresa y hay más preguntas que respuestas sobre el Estado Islámico.

  Un miliciano iraquí quita un cartel del Estado Islámico en la población de Tal Afar, al oeste de Mosul, tras expulsar al ISIS en agosto de 2017.AFP via Getty

Esta propaganda que hizo el ISIS fue también lo que desencadenó la reacción de Occidente. Escribes que fue cuando se difundió el vídeo de la decapitación del periodista estadounidense James Foley cuando el Gobierno de Barack Obama intervino. ¿Llegó tarde?

Normalmente este tipo de cosas es mejor prevenirlas, pero para eso necesitas inteligencia, inteligencia de verdad. Nadie predijo que este grupo tuviera fuerza suficiente para hacer algo así. Solamente reaccionamos cuando a nosotros nos golpea. Como ahora. Mientras sigan peleándose ahí en el desierto y matándose entre ellos, nos da igual. Pero claro, en el momento en el que haya un atentado en Barcelona, en Londres, o en Marsella, que espero que no lo haya, entonces es cuando volveremos a hablar de la amenaza del Estado Islámico. Pero esa amenaza, entonces o un día antes, es la misma.

Las fuentes de esa ideología precisamente vienen de nuestros grandes aliados en la región, como Arabia Saudí

Las personas que entrevistas sobre el terreno, que han sufrido y perdido tanto, ¿esperan algo de Occidente?

Sus perspectivas son a una hora de margen, la situación para ellos es bastante cortoplacista. Desde luego, de sus gobiernos no esperan gran cosa, pero sí que les gustaría que Occidente al menos invirtiera una mínima parte de lo que ha invertido en bombardear esos lugares también en rehabilitarlos. No estaría mal. Pero de momento, parece que se han gastado todos los fondos en tomahawks y no en escuelas, libros, agua y electricidad. Y esto yo creo que hay que denunciarlo.

Escuelas. ¿Es la educación la única herramienta para desmantelar esa ideología que ha dado vida al Estado Islámico?

Sí, eso y el control de las fuentes de esa ideología, que precisamente vienen de nuestros grandes aliados en la región, como es Arabia Saudí. Yo creo que habría que controlarlo de alguna forma porque sale de un sitio muy concreto, no viene de la nada. El salafismo yihadista no es sirio ni es iraquí, no son corrientes del islam que sean fuertes en estos dos lugares. La solución también pasaría por una campaña educativa masiva, pero para eso necesitas tiempo y, sobre todo, necesitas que la gente que vive en esos lugares tenga cubiertas sus necesidades básicas. Estamos hablando de comer. Si tú no tienes cubiertas tus necesidades básicas no puedes plantearte la educación. Y eso es un gran problema, porque lo que tenemos ahora mismo es un caldo de cultivo perfecto para que grupos de este tipo puedan seguir llegando y alquilando combatientes por un plato de arroz.

  Combatientes del Estado Islámico en un checkpoint de Mosul en 2014, durante la toma de la ciudad.STRINGER / Reuters

Parece contradictorio que Occidente haga tratos con Arabia Saudí, sea su socio, le venda armas y que al mismo tiempo sea la fuente de la que emana esa ideología que luego nos da miedo.

Es una cosa a la que siempre le he dado vueltas. Si sabemos cuál es el problema, sabemos que esta ideología está generando este tipo de monstruos, pues vamos a hacer algo para controlarlo. Pero si no lo hacen ellos, pues es muy difícil que lo hagamos nosotros. Pero si encima de que no lo hacen ellos nosotros no tratamos de impedirlo de alguna forma, de poner trabas, de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que no sea así, sino todo lo contrario, a largo plazo digamos que te estás pegando un tiro en el pie. Sabemos que cada vez se han expandido de forma más fuerte y tienen capacidad de abrir mezquitas en cualquier sitio de Europa. El islam que se vivía en Irak y Siria no tenía nada que ver con esto, es ajeno a ellos.

Se ha dicho que Assad ha ganado la guerra.

Sí. Hasta ahora, desde luego, la victoria militar es del Gobierno, pero el precio que ha pagado Siria es enorme. En cuanto a víctimas, desaparecidos, destrucción física y de cualquier tipo de tejido social. Pero, mejor dicho, la guerra la han ganado Assad y sus fuerzas aliadas. Porque esta guerra la empezó a ganar cuando entró Rusia de lleno. El régimen estaba realmente desmoralizado, las tropas no avanzaban, el ejército sirio no estaba bien preparado. Fue cuando Putin decidió entrar a saco en la guerra cuando le dio la vuelta a la tortilla y consiguieron recuperar lugares simbólicos como Palmira, como Alepo. Entonces empezaron a llegar las victorias. La victoria no es solo de Assad, la victoria es sobre todo de sus fuerzas aliadas. Es una victoria compartida. Y ahora, sus fuerzas aliadas también quieren una parte del pastel.

¿Y cuál es esa parte del pastel?

Cada uno quiere la suya. Los rusos quieren lo suyo, los iraníes quieren lo suyo, Hizbulá quiere lo suyo... Nadie muere gratis.

En cuanto mencionas Real Madrid o Barça, la gente abre los ojos y te escucha. La gente no sabe quién es Pedro Sánchez, ni Rajoy, ni el rey

En Irak, uno de tus fixers (literalmente 'arreglador', persona que acompaña al periodista para facilitarle los traslados y la obtención de entrevistas) te dice que siempre que vas allí significa que hay problemas, y que le encantaría que alguna vez fueras a hacer turismo porque eso significará que la situación ha mejorado. ¿Crees que llegará ese día?

Ojalá. Damasco antes era para nosotros el lugar al que íbamos a desconectar de la guerra de Bagdad. Yo iba a Siria de vacaciones con mi mujer. Me encantaría poder hacerlo en Irak, llevar a mis hijos a ver lo templos yazidíes, son sitios únicos. Lo que pasa es que ahora mismo, con la situación que hay, no me veo de vacaciones, ni en Irak ni en Siria. Pero yo creo que voy a volver de vacaciones algún día, fíjate. Si les dejan en paz. Si no hay una injerencia extranjera tan fuerte como hay ahora mismo, saldrán adelante, pero si no, no.

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Tu libro comienza con una escena en la que estás delante a un hombre que tiene dos monedas del califato...

¡Qué hombre! Sí, sí, tío. Así tuve las monedas del califato -sostiene una de 20 céntimos de euro en la palma de su mano-. Me habría encantado traerlas.

¿Ya has conseguido alguna?

No. No he conseguido ni una moneda del califato. Esas dos las vi, las tuve en la mano, pero no, esta es una de 20 céntimos... me encantaría que fuera del califato. No he conseguido ni las he visto circular. La verdad es que yo creo que era algo más simbólico que otra cosa. Estaban impolutas, nuevas. Se notaba que no eran monedas de circulación, yo creo que las hicieron para los cabecillas y también por marketing. Pero no, no tengo. Lo siento, ya te hubiera traído una, eran chulísimas.

Hay otro momento que narras en el libro en el que tratas de conseguir un permiso para atravesar un control iraquí, pero el oficial al mando no te hace mucho caso, hasta que recurres a un comodín...

¡La diplomacia del fútbol! Yo siempre apelo al Barcelona y después siempre digo Real. Entonces claro, ellos piensan que es el Real Madrid, pero en realidad es Real Sociedad, lo que pasa en ese momento no lo digo. Si dices Real y ves que el tío reacciona y dice "oh, Real Madrid, Ronaldo", si ves que ya has roto el hielo, entonces le digo que no, que es la Real Sociedad, que no tiene dinero pero tiene un corazón así (extiende los brazos). Ahí ya ves si hay cara de empatía o no. Si has conseguido romper el hielo -hace un silbido agudo-, ya vas. Al final eso te pasa en cada checkpoint, en cada puerta de ministerio que vas. No hay nada peor que dar poder a alguien que no tiene poder. Un simple bedel en la puerta de un ministerio te puede fastidiar una entrevista porque te puede hacer la vida imposible. Si tienes suerte y le entras bien te deja pasar, y el fútbol siempre es una herramienta para eso. Ahora mismo la marca España es el fútbol, no hay nada más. La gente no sabe quién es Pedro Sánchez, ni Rajoy, ni el rey. España no pinta nada en Oriente Medio, pero en cuanto mencionas Real Madrid o Barça, la gente abre los ojos y te escucha.

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