El primer ministro de Australia pone su futuro en manos del partido

El primer ministro de Australia pone su futuro en manos del partido

La sombra de la moción de censura, proceso que el aupó hasta el cargo, se cierne sobre Turnbull.

El primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, ofrece una rueda de prensa en el Parlamento australiano.EFE

El primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, ha puesto este jueves su futuro en manos del Partido Liberal en un intento por solucionar la crisis de gobernabilidad generada por disputas internas y que ha paralizado la toma de decisiones.

El mandatario ha emplazado el viernes a los representantes liberales en el Legislativo a una reunión extraordinaria con el objetivo de dirimir el liderazgo de la agrupación —que en coalición con el Partido Nacional gobierna la nación— y por ende del Ejecutivo.

"Si la moción (sobre el liderazgo) sigue adelante no me presentaré como candidato" ha manifestado alicaído el primer ministro ante la prensa en Camberra, al sugerir que podría abandonar su escaño.

Creo que los ex primeros ministros deberían estar fuera del Parlamento

"Creo que los ex primeros ministros deberían estar fuera del Parlamento'", ha comentado Turnbull, en declaraciones que también pueden ser interpretadas como una crítica hacia el expremier Tony Abbott, señalado por analistas como posible instigador de la actual crisis.

En 2015, Abbott vio perder su cargo al ser retado en una moción de confianza por Turnbull, en la que salió vencedor.

A primera hora del jueves, el exministro de Interior, Peter Dutton, conminó a una elección en el seno del Partido Liberal al asegurar que el primer ministro se encuentra en minoría.

De producirse la votación, será la segunda moción de liderazgo esta semana después de que el martes el mismo Dutton obtuviera menos apoyos que Turnbull (35 contra 48, respectivamente).

Tras salir victorioso el martes, el primer ministro anunció una serie de medidas políticas para aplacar la crisis, pero la desbandada de varios ministros agravó el desequilibrio.

La crisis interna

El jefe de la oficina del Tesoro, Scott Morrison, y la ministra de Asuntos Exteriores, Julie Bishop, —ambos aliados de Turnbull— son algunos de los nombres que se barajan ante un hipotético enfrentamiento con Dutton, quien a su vez es investigado por una serie de irregularidades que le podrían impedir ejercer como legislador.

"Es importante que antes de la reunión tengamos acceso al consejo de la Fiscalía general sobre la elegibilidad de Dutton para sentarse en el Parlamento (...) Esto puede tener un impacto sobre la decisión (de Dutton) de aspirar (al cargo) o no", ha precisado el mandatario.

La crisis interna de los liberales ahonda además en la coalición que conforma con el Partido Nacional, ya que algunos miembros nacionales amenazaron con retirar su apoyo en el Parlamento, donde juntos mantienen una mayoría por un escaño en la cámara.

"Déjenme decirles algo en nombre de mi comunidad. La gente cree que esto es un circo y esto no está bien", ha comentado el diputado nacional Kevin Hogan a la ABC al reafirmar que si Turnbull permanece en el poder él mantendrá su apoyo.

La revuelta entre los liberales centra toda la atención en Camberra y soslaya, entre otros problemas, la grave sequía que aqueja el este de Australia.

Una encuesta realizada por la consultora Morgan publicada anoche muestra que Turnbull es percibido por un 52% de los sondeados como mejor primer ministro en comparación al líder opositor Bill Shorten, que obtiene el 44,5% de los apoyos.

No obstante, Shorten —cabeza del Partido Laborista— suma el 59% de aprobación frente a Dutton, quien alcanza el 36,5% de las simpatías.

Australia tiene previsto celebrar elecciones generales en 2019, aunque algunos analistas consideran que podrían adelantarse.

Las pugnas internas por el poder y los cambios de líderes se han convertido en frecuentes en Australia desde hace casi una década, tanto en los gobiernos de la coalición Liberal-Nacional como en los del Partido Laborista.