Esta es la empresa más antigua del mundo que sigue en activo

Esta es la empresa más antigua del mundo que sigue en activo

En Japón se encuentra no una, sino varias empresas milenarias, aunque una sobresale del resto. 

Un templo budista en Japón en una imagen de archivo.Getty Images

En Japón se encuentra no una, sino varias empresas milenarias. De hecho, cuatro de las cinco compañías en activo más antiguas del mundo son niponas. Y tiene más de 20.000 compañías con más de un siglo de vida. Por ello no es de extrañar que este país cuente con la empresa más antigua del mundo: Kongo Gumi. 

En el año 578 -por poner en perspectiva, un siglo más tarde de la caída del Imperio romano- Shigetsu Kongo ponía en marcha esta empresa, dedicada a la construcción, y después al mantenimiento, de templos budistas, según ha explicado el medio El Economista

Los orígenes de esta empresa se remontan al momento en que el príncipe Shotoku Taishi, un adolescente, encarga la construcción del primer templo budista en Japón, en la actual Osaka. En un país donde la religión predominante era el sintoísmo, no había carpinteros, arquitectos o artesanos especializados en este tipo de edificaciones. Por lo que van hasta Corea, donde contratan a tres expertos, uno de ellos era el propio Shigetsu Kongo.

Este equipo fue el encargado de construir el famoso templo de Shitenno-ji, el primero construido en suelo nipón. Kongo Gumi, durante sus primeras décadas de vida, se dedicó en exclusiva al mantenimiento y la preservación de este templo. Su construcción finalizó en el año 593, y ha sobrevivido hasta nuestros días.

La rápida expansión del budismo por el país, la fama por la belleza de Shitenno-ji, el apoyo imperial y el prestigio que le daba el hecho de ser los pioneros, les abrieron numerosas oportunidades de negocio. Kongo Gumi es una empresa familiar. Los 40 presidentes que ha tenido la compañía en sus más de 1.400 años de historia son todos descendientes de Shigetsu Kong o cónyuges de los mismos. Pero con una particularidad, el cargo no lo heredaba el hijo mayor, como era tradición, sino que se le entregaba al más preparado de todos, según cuanta el mismo medio. 

Una de las crisis más graves de la compañía en su larga historia llegó en 1868, con la revolución Meiji y su persecución al budismo, en el que llegan a destruirse algunos templos y Kongo Gumi se quedó sin una de sus principales fuentes de ingresos. La compañía decidió entonces diversificar su negocio, y comenzó entonces a construir otro tipo de edificios, como casas tradicionales u oficinas, adaptándose a la revolución industrial que empezaba a llegar a Japón, y que estaba impulsada por los Meiji.

A finales del siglo XX la empresa vivió otro momento clave. La burbuja inmobiliaria de los años 80, que le llevó a alcanzar un elevado nivel de deuda, y los cambios sociales y la mayor laicidad que llegaron a Japón, que provocaron una caída dramática de los donativos que recibían los templos budistas, pusieron contra la cuerdas a la compañía. 

La empresa, finalmente, tuvo que ser adquirida por Takamatsu, una constructora japonesa de mayor tamaño, en 2006. En este momento surge cierta polémica: hay quien considera que con este movimiento se pone fin a la historia de la empresa, dejando de ser la más antigua en activo a pesar de seguir trabajando; y otros, en cambio, consideran que aunque esté bajo el paraguas de otra marca, sigue viva. Mientras, la compañía ha vuelto a especializarse en edificios religiosos, con la artesanía y la calidad como principios básicos.