Saltan las alarmas con el precio de la gasolina

Saltan las alarmas con el precio de la gasolina

Probable cambio de tendencia.

Una persona echa gasolina en un cocheGetty Images

Posible cambio de tendencia en el precio de los combustibles. Tras la estabilización de los últimos meses, diversos factores podrían provocar que se vuelvan a producir subidas como la que tuvo lugar en 2022 después de que se iniciara la guerra en Ucrania. La misma incluso obligó al Gobierno a activar una bonificación de 20 céntimos por litro de carburante generalizada para todos los conductores que estuvo en vigor hasta el pasado 31 de diciembre.

En el coste de los combustibles influyen múltiples variables, como su cotización específica, la evolución del crudo, la cotización del euro en relación con la divisa en la que cotiza el crudo (el dólar) los impuestos, el coste de la materia prima y de la logística o el margen de distribución y comercialización.

En estos momentos, según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio medio del litro de gasolina se encuentra en los 1,579 euros, mientras que el precio medio del litro del gasóleo se sitúa en los 1,411 euros.

Se trata de niveles que están muy lejos de los máximos que tocaron ambos carburantes en el mes de julio de 2022, cuando la gasolina alcanzó los 2,141 euros y el diésel los 2,1 euros.

Un momento bisagra

Sin embargo, tal y como recoge Ideal, la analista financiera y de mercados de Bankinter, Pilar Aranda, ha señalado que es probable que estemos simplemente ante un momento bisagra, o lo que es lo mismo, una pausa en la subida del coste de los combustibles.

El principal motivo de ese pronóstico de que se puedan registras nuevas subidas en el precio es que las causas que motivaron las anteriores alzas (principalmente la guerra de Ucrania) continúan presentes.

A ello se suma el hecho de que las subidas de tipos de interés comienzan a frenarse, y con ello se disipa el miedo a una recesión económica mundial. La consecuencia previsible es un incremento de la demanda de petróleo, que si no va a unida a un aumento de la producción (algo bastante improbable), provocaría un aumento en los precios de los carburantes.

Asimismo, los mercados internacionales podrían llegar a repudiar parte del petróleo ruso, lo que disminuiría aún más la oferta de crudo. Por otro lado, la inminente llegada del periodo estival a Europa conllevará un mayor número de desplazamientos, lo que también incide en una mayor demanda de petróleo. Y si la demanda aumenta y la oferta disminuye, el precio irremediablemente subirá.