Esto fue lo que pasó cuando dejé de tomar azúcar durante un mes

Esto fue lo que pasó cuando dejé de tomar azúcar durante un mes

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Suzy Strutner

¿Qué vas a dejar? Voy a dejar de tomar azúcares añadidos (no es lo mismo que el azúcar natural, por cierto) durante un mes.

¿Qué te llevó a decidir dejarlo? Me gusta tanto el azúcar que a veces llego a pensar que me domina en vez de ser yo quien lo controle. Cuando un hábito comienza a invadir mi vida —como cuando duermo una hora menos porque necesito comerme una galleta recién hecha a medianoche o porque no puedo aguantar el día entero sin gastarme 6 dólares en yogur helado—, sé que tengo que deshacerme de él. Además, intenté dejar el azúcar el año pasado y fracasé sin saber por qué, así que quería demostrar que podía hacerlo y, al mismo tiempo, hacerle un favor a mi cuerpo.

¿Cómo reaccionaron tus amigos y familiares? Hubo dos reacciones: 1) me decían que les había impresionado el esfuerzo que estaba haciendo (creé una newsletter de correo electrónico con información actualizada de cómo iba mi desafío); 2) me preguntaban si seguía sin tomar azúcar, y luego querían saber cuándo iba a volver a estar disponible para salir a merendar, o 3) me comunicaban que también habían dejado el azúcar. Esta última es mi reacción favorita. Dos amigos míos dejaron el azúcar el mes pasado porque yo lo estaba dejando, y eso hace que sienta que soy una influencia positiva.

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Suzy Strutner

— ¡Me uno al mes de marzo sin azúcar!

— ¡¡¡Síííí!!!

¿Te documentaste antes de empezar? Sí, porque el año pasado no investigué lo suficiente y quería asegurarme de que esta vez lo hacía bien. Mis compañeros y yo hemos escrito numerosos artículos sobre el azúcar añadido a lo largo de los años, así que sé que no es bueno ni para el cerebro ni para el cuerpo en general. Y esa fue mi principal motivación.

¿Has tenido algún desliz? ¡No! Aunque, bueno, depende de lo técnicos que nos pongamos. Los azúcares añadidos están presentes en todo tipo de alimentos, desde el pan hasta la mayonesa pasando por las salsas para la pasta. He dejado de comprar ese tipo de productos, pero no he dejado de comer en restaurantes. Estoy segura de que había azúcar escondido en muchos de sus platos. También he estado comiendo fruta deshidratada y otros alimentos con azúcar, algo que he descubierto que la comunidad antiazúcar no acepta.

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Suzy Strutner

Sí, el bagel de canela y pasas también tiene azúcar.

¿Cuándo fue la primera vez que te entraron ganas de tomar azúcar? A los dos días de haber empezado, porque había helado de postre en la cena de cumpleaños de mi madre. Fue duro no dejarme llevar con la excusa de que era una ocasión especial. Sin embargo, la mayor parte del tiempo me resulta curiosamente fácil. He encontrado suficientes dulces para darme un capricho —como las mantequillas de frutos secos, los aperitivos de plátano y las barritas de cereales, chocolate negro, dátil y coco (que hago yo misma para asegurarme de que no llevan nada de azúcar)— que saben lo suficientemente bien como para hacer el apaño. Aunque es verdad que no puedo decir que no haya soñado con comerme una galleta rellena de Nutella.

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Suzy Strutner

Así es picar algo cuando tomas azúcares añadidos.

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Suzy Strutner

Así es picar algo cuando no tomas azúcares añadidos.

¿Te ha supuesto vivir alguna situación social incómoda? Me da miedo ser la aguafiestas del grupo. Hoy, a la hora de la comida, mis compañeros no han pedido postre porque yo no iba a poder compartirlo con ellos. Lo han hecho con buena intención, pero me he sentido como si les estuviera apartando de la diversión del azúcar. Otro día, comiendo tacos con unos amigos, me sentí un poco incómoda al renunciar a los margaritas por un tequila con gaseosa (sé que tampoco es para tanto, pero aun así...). Aunque, para mi sorpresa, mis amigos se fijaron y cambiaron lo que habían pedido por bebidas sin azúcar.

¿Notas cambios de humor? Todavía noto que estoy de peor humor cuando me apetece algo dulce, pero los tentempiés sin azúcares añadidos me hacen el apaño. En general, siento que soy una persona más competente. Siempre tiendo a dudar de mi nivel de disciplina, pero este desafío me ha demostrado que soy capaz de cualquier cosa —incluso de rechazar mis caprichos azucarados favoritos— si me lo propongo.

¿Notas cambios físicos? Antes, me encontraba mal después de tomar mucho azúcar, especialmente si lo mezclaba con alcohol. Ahora no tengo que preocuparme por que se me acelere el corazón después de haber comido una cantidad considerable de masa de galletas. Sin embargo, la falta de azúcares añadidos ha hecho que empiece a consumir más otro tipo de alimentos poco saludables como las patatas fritas o la pizza, así que no tengo mejor aspecto ni noto que esté en mejor forma.

¿Notas cambios en la productividad? Sí, muchísimo. Me cuesta mucho priorizar actividades y antes me pasaba las tardes preparando dulces o saliendo a por helado en vez de practicar hábitos más saludables como llamar por teléfono a un amigo o hacer yoga. Ahora que no tengo que controlar diariamente la dosis de azúcar, tengo una cosa menos que hacer y me siento menos culpable.

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Suzy Strutner

Una actividad normal para un amante del azúcar: hacer galletas con diferentes tipos de azúcar y ver cuál sale mejor.

¿Ha cambiado en algo tu relación con los demás? Por sorprendente que parezca, sí. Compartir publicaciones en las redes sociales sobre mi desafío ha provocado que retome el contacto con personas con las que no hablaba muy a menudo. Un amigo, por ejemplo, leyó mi newsletter y me mandó un montón de recetas sin azúcar. Mi antiguo compañero de piso, que ahora vive en Alemania, también ha dejado el azúcar. Ahora nos escribimos y nos contamos cómo nos va en continentes diferentes.

Ahora vivo más el momento: cuando salíamos entre semana, mi hermana y yo nos sumergíamos en el caos del tráfico de Los Ángeles para ir a por nuestro yogur helado favorito. Ahora, nos sentamos a tomar una copa de vino. Es posible que el vino no sea mucho más saludable que el yogur helado, pero el tiempo libre de calidad alejadas del tráfico sí que lo es. Y, en las fiestas, me centro más en la gente porque no voy directa a la mesa de la comida. Gracias a estos pequeños cambios, noto que mantengo conversaciones de mayor calidad.

¿Qué dicen los expertos al respecto? ¿Es beneficioso? Reducir el consumo de azúcar puede alargar la esperanza de vida y contribuir a prevenir la demencia, disminuir el riesgo de padecer ansiedad y enfermedades del corazón y, además, hacer que nos sintamos menos cansados. Ningún experto fomenta el consumo de azúcares añadidos, así que eliminarlos de la dieta solo puede jugar a nuestro favor.

¿Volverías a hacerlo? Sí. Es una forma de simplificar mi vida —y mi dieta— con la que me gustaría continuar, así que estoy pensando en no tomar azúcar un día a la semana. Si no, el año que viene volveré a hacerlo, sin duda.