Marchas, gritos y agresiones: Una votación sobre el fracking desata el caos entre los 'tories'

Marchas, gritos y agresiones: Una votación sobre el fracking desata el caos entre los 'tories'

Aunque ningún diputado conservador ha votado en contra de su propio Ejecutivo, hubo bloqueos, presiones, encontronazos... "Esto es un desastre y una desgracia".

Liz Truss, ayer, en su comparecencia parlamentaria en Londres. House of Commons - PA Images via Getty Images

El Gobierno de la primera ministra británica, Liz Truss, ganó este miércoles una controvertida votación en la Cámara de los Comunes sobre la hidrofractura hidráulica en la que se vivieron escenas caóticas y derivó en acusaciones de coacciones para evitar una rebelión entre los conservadores.

Los tories se impusieron por un amplio margen de 96 votos (326 frente a 230) y desestimaron una enmienda propuesta por la oposición laborista para impedir que el Gobierno vuelva a permitir el fracking en el Reino Unido.

Aunque ningún diputado conservador votó en contra de su propio Ejecutivo, 40 se ausentaron de la cámara, entre ellos la primera ministra, y las escenas que se vivieron en los pasillos del Parlamento durante la votación reflejaron las turbulencias que atraviesa el Gobierno de Truss.

Un diputado de la oposición laborista, Chris Bryant, hizo estallar la polémica al asegurar que dos ministros, Jacob Rees-Mogg, titular de Empresas, y Therese Coffey, de Sanidad, presionaron a sus correligionarios para que no accedieran al pasillo para votar en contra del Gobierno.

El laborista aseguró que un conservador, Alex Stafford, llegó a sufrir una agresión “física” para impedir que siguiera adelante, si bien el tory aseguró que el encontronazo se limitó a una “conversación franca y robusta”. El también conservador Charles Walker tachó de “inexcusables” las escenas que se vivieron en el Parlamento.

“Esto es una absoluta desgracia. Habiendo sido diputado durante más de 17 años, sin haber sido nunca ministro y habiendo sido leal la mayor parte del tiempo, creo que esto es un desastre y una desgracia”, afirmó.

Rees-Mogg, por su parte, declaró que no vio “ningún acoso” a los diputados conservadores. “Solo vi que hubo discusiones sobre el voto que se estaba llevando a cabo, esto es lo que ocurre normalmente”, afirmó.