Me tomé un año sabático y nunca he sido más feliz

Hace justo un año, tuve que hacer frente a una decisión muy seria: seguir mi recién descubierta pasión por viajar o pagar un piso. No podía hacer ambas cosas porque, literalmente, solo tenía dinero para una de ellas. Dado que me había costado veintisiete años descubrir esta pasión y otro año más convencerme de que un viaje podía durar más de dos semanas, acabé diciendo "a la mierda" y elegí irme a Asia en vez de quedarme en mi estudio de West Hollywood.
Pero fue algo más que mis repentinas ansias de viajar lo que motivó esa decisión. A mis veintiocho años, me había dado cuenta de que las expectativas que tenía en mi época universitaria no se habían cumplido ni de cerca. No tenía ninguna de esas relaciones perfectas y estaba MUY lejos de ponerme un anillo de compromiso o de animarme a tener un hijo. De hecho, yo misma me sentía aún como una niña y sabía que, en parte, era porque nunca había tenido la ocasión de viajar cuando era más joven. Siempre había pensado que todos nosotros acabamos entrando en la misma rutina de vida que el resto de la gente. Cuando vi que eso no me pasaba a mí, empecé a plantearme qué narices tenía que hacer a continuación. Me trajo una sensación de fracaso y me sentí infeliz por ello. Lo único que se me ocurrió fue salir a ver mundo y descubrir qué era lo que me hacía feliz. La verdad es que no es algo "normal" que alguien "de mi edad" lo deje todo y se ponga a viajar, pero (alerta de spoiler) lo que empezó siendo un plan para un mes acabó alargándose a un año entero. Ahora mismo estoy sentada en una playa de piedras blancas frente a las cristalinas aguas del mar Adriático, en Croacia, solamente acompañada por mi portátil y un gato que pasaba por aquí y se ha tumbado detrás de mí. Así sucedió todo:
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on May 1, 2017 at 8:00am PDT
¿Qué es un año sabático? En mi país (los Estados Unidos) no es muy común. De hecho, solo es costumbre en Australia y en unos pocos países de Europa, pero también intentan promoverlo en otros lugares. Estos años sabáticos se los suelen tomar los jóvenes al acabar los estudios de secundaria, antes de ir a la universidad, para viajar en solitario o con sus amigos. No se trata de salir de fiesta o de hacer locuras, como hemos hecho casi todos al empezar la universidad, sino de encontrarse a uno mismo, aprender a ser responsable y descubrir las posibilidades que te brinda el mundo.
Yo no tuve la ocasión de hacer algo así cuando era más joven y estoy segura de que muchos de vosotros tampoco. Ni siquiera pude irme de vacaciones con mi familia porque no teníamos dinero, pero aun así, tampoco es que nos animaran mucho en el instituto. De modo que, sintiéndome con la necesidad de probar esta experiencia, almacené todas mis cosas, tracé un plan y me marché.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Dec 26, 2016 at 9:14am PST
Solamente contando mi año sabático, estuve en más de 30 países, casi todos en solitario, y visité las 7 maravillas del mundo y 6 de las maravillas de la naturaleza.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Nov 17, 2016 at 6:46am PST
Como he dicho antes, tuve que guardar todas mis cosas en una unidad de almacenamiento, algo que no había tenido que hacer desde que tenía diecisiete años y tuve mi primer piso. Dicho eso, técnicamente pasé a ser una sintecho por primera vez en mi vida. Aterrorizada es poco para describir cómo estaba al principio. Por increíble que fuera, pensaba que cuando empezara el viaje lo perdería todo, que mis amigos se olvidarían de mí y que echaría de menos mi ciudad, Los Ángeles.
Pero pasó el primer mes y me supo a poco. Aún me quedaba algo de dinero ahorrado y tenía unos ingresos estables gracias a mi trabajo autónomo en línea como nómada digital. Cuando estaba a punto de cumplirse el segundo mes de viaje y tuve que tomar otra vez la decisión, decidí pasar un mes en India en vez de pagar el alquiler o el depósito de una casa en Los Ángeles (soy de Florida, de hecho, pero considero a Los Ángeles mi hogar). Ya que estaba "por ahí cerca", pensé: ¿Y por qué no paso también por Sri Lanka y las Maldivas? Y eso hice, algo pelada de presupuesto.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Oct 16, 2016 at 6:13am PDT
Siempre he sido eso que me gusta llamar una "introvertida sociable". Me gusta estar con mis amigos, pero también me gusta estar sola y hacer las cosas por mí misma. Siempre he estado segura de que no necesito la ayuda de nadie. Bueno, pero cuando viajas en solitario durante tanto tiempo, empiezas a abrirte a la idea de conocer gente y dejar que te ayuden. En cuanto cambié el chip, conocí a alguien que acabó viajando conmigo a cuatro países (sí, fue una apasionada historia de amor con un extranjero, pero ya hablaré de ello otro día).
Aparte de ese breve romance, también me abrí a conocer a los lugareños de casi todos los países a los que viajé. Quería aprender lo máximo posible de su forma de ver el mundo y, de hecho, aprendí más con ellos de las sociedades, culturas, religiones, política, historia y del mundo en general que en la universidad. Esta nueva percepción de las cosas y estas emocionantes experiencias han cambiado mi modo de pensar y mi forma de tratar con la gente. Me ha hecho ser más sociable, amable y empática, y este cambio no solo me hizo más feliz, sino que también me sirvió para ampliar e impulsar mi carrera como nómada digital.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Aug 18, 2016 at 9:01am PDT
A lo largo de mi año sabático, viajé con una maleta pequeña y un bolso. No tuve que recurrir ni una sola vez a mi unidad de almacenamiento (tampoco tenía sitio donde guardar más cosas). Solo renovaba mi vestuario una vez al mes y la ropa usada la donaba en los países que visitaba.
A post shared by Alyssa Ramos 🌎 MyLifesAMovie (@alyssaramostravels) on May 25, 2017 at 2:50am PDT
También me acostumbré (y se me da muy bien) a comprar comida en comercios locales, aunque tenga que tomarme unos segundos de más para hacer el cambio de divisa en mi mente o traducir qué es cada cosa.
A post shared by Alyssa Ramos 🌎 MyLifesAMovie (@alyssaramostravels) on May 27, 2017 at 6:31am PDT
Este estilo de vida me ha hecho estar mucho más sana y noto claramente la diferencia con cuando no viajaba. No he cogido ninguna enfermedad durante el viaje porque sigo una dieta saludable y estoy más en forma porque voy andando a todas partes... aunque sea para ahorrar dinero.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on May 18, 2017 at 4:52am PDT
No voy a mentiros: las probabilidades de que me veáis durmiendo en una habitación compartida de un hostal o en el sofá de alguna casa son del 0%. Ya soy una mujer mayorcita y gano más que suficiente por mí sola, así que haceos a la idea de que voy a viajar con ciertas comodidades. Casi siempre se me da genial encontrar ofertas de última hora en Internet, incluso en hoteles de calidad..., aunque a veces está todo agotado y tengo que quedarme en sitios no muy recomendables.
A post shared by Alyssa Ramos 🌎 MyLifesAMovie (@alyssaramostravels) on May 24, 2017 at 5:10am PDT
Sigo dándome el capricho de ir a comer o a cenar a buenos restaurantes. No creo que haya ningún motivo por el que deba perderme el placer de una buena cena solo porque no tenga a nadie con el que ir. Es más, estoy superorgullosa de la seguridad en mí misma que he conseguido saliendo a comer yo sola. "¿Usted sola?", "Sí, muy bien visto, yo sola". Aunque al final es muy difícil seguir sola cuando la gente se da cuenta de que estás sola...
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Feb 9, 2017 at 5:56am PST
En parte, sentirte cómodo como adulto consiste en saber exactamente cuándo quieres y cuándo no quieres hacer algo. He aprendido a decir que no a los vendedores ambulantes, promotores, hombres demasiado cariñosos, etc., algo que me ha sido muy útil para mi día a día, especialmente a la hora de tomar decisiones para las que me gustaría decir que sí pero sé que debo decir que no. Esto se aplica especialmente a hombres, negocios y postres.
Por otro lado, este año sabático también me ha enseñado a decir que sí a un montón de cosas que probablemente en otra época de mi vida habría rechazado. Por ejemplo, ya no me lo pienso dos veces a la hora de valorar si me costará mucho tiempo llegar a algún sitio (sobre todo si es una senda hacia unas cataratas) y ya no hay absolutamente nada que no me atreva a hacer. Con este cambio de mentalidad, ahora soy más fuerte, más feliz y me considero una emprendedora con éxito que no deja de soñar y hacer realidad sus sueños.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Feb 16, 2017 at 5:00am PST
Una cosa que he notado después de mi año sabático es que nadie es capaz de adivinar de dónde soy. Eso es gracias a que cuando viajo, me adapto enseguida a la cultura y costumbres locales. Así, todo es más sencillo para todos. Como he dicho, es importante llevar tu vida lo más "normal" posible, por muy poco normal que sea. Antes de mi año sabático, no paraba de preocuparme por cómo sería estar en otros países tan lejos de casa. Ahora, llego y activo el modo camaleón. El viaje se hace más interesante así.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on Feb 9, 2016 at 4:34am PST
Las cosas que quería hacer antes de morir eran básicamente "viajar por el mundo" y "llegar a la Antártida", así que durante mi año sabático no paraba de pensar: "Siempre había querido hacer esto". Cuando completaba cada uno de esos propósitos, lo añadía a la lista y lo tachaba.
Aparte de haber viajado a casi 40 países en un año, algo que no me podía ni imaginar (recordad que solo tenía pensado irme un mes), también conseguí hacer un montón de cosas por primera vez en mi vida. Para muchas de esas cosas pensaba que ya estaba demasiado mayor a mis casi treinta años, pero mira por dónde, las hice y me sentí realizada: conseguí un certificado de buceo y me sumergí en las aguas de todo el mundo, como en Egipto, las Maldivas, Indonesia, la Polinesia Francesa y las Bahamas. Aprendí a conducir por el lado contrario en Nueva Zelanda y pasé un tiempo haciendo mi vida con una autocaravana. Aprendí a decir "hola, qué tal, por favor, gracias" en diez idiomas diferentes. Hice puenting y salto de acantilado tantas veces que perdí la cuenta. Trepé hasta la copa de un árbol en la selva amazónica, nadé en el Amazonas con delfines rosados y visité tantas cascadas que la gente ha empezado a preguntarme que cuándo voy a hacer un álbum solo de esas fotos. Conseguí ver las nuevas siete maravillas del mundo (un gran logro para mí) y perfeccioné mi técnica para sacarme fotos delante de cada maravilla sin que hubiera otras personas en medio. También visité seis de las siete maravillas de la naturaleza y solo me queda un continente por pisar. Tengo planeado completar estos logros este mismo año.
Conseguí la motivación y la ambición para ver cada vez más, hacer más y ser más, no solo para mí, sino para la gente a la que enseño mi nuevo estilo de vida.
A post shared by Alyssa Ramos ✈️ Travel Blogger (@mylifesatravelmovie) on May 30, 2017 at 9:32am PDT
Después de haber estado un año entero viajando de forma improvisada, casi siempre en solitario y logrando todo lo que logré, mi listado de objetivos en la vida no ha encogido: ha pasado de ser del tamaño de una lagartija a ser tan grande e insaciable como un dinosaurio. Ahora me siento capaz de lograr cualquier cosa, desde viajar por todo el mundo hasta empezar mi propio negocio. Puede que haya arriesgado muchas cosas: mi casa, una relación, mis amistades, mi familia y MI PERRO, pero ahora veo todo mucho más claro. Sé que siempre habrá tiempo para hacer lo que me proponga y que lo que tenga que ser, será.
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.