Navalny lucha por su vida, mientras Francia y Alemania se ofrecen para salvarlo

Navalny lucha por su vida, mientras Francia y Alemania se ofrecen para salvarlo

Sale a la luz la grabación de su ataque de dolor en mitad del avión, tras beber supuestamente un té envenenado

El líder opositor ruso Alexéi Navalny, lucha por su vida en la unidad de cuidados intensivos de la ciudad siberiana de Omsk, donde ingresó ayer después de que el avión en que se dirigía a Moscú aterrizara de emergencia en el aeropuerto local debido a la gravedad de su estado.

“Suponemos que Alexéi fue envenenado con algo mezclado con el té. Era lo único que bebía por la mañana. Los médicos dicen que la toxina se absorbió más rápido a través del líquido caliente”, escribió en Twitter la portavoz del político, Kira Yarmysh, que le acompañaba en un viaje de trabajo a Siberia.

El Fondo de Lucha contra la Corrupción, que Navalni encabeza actualmente, se dirigió al Comité de Instrucción de Rusia con la petición de que abra una investigación por intento de asesinato cuyo objetivo sería poner fin a la actividad política del opositor.

Según un comunicado de la compañía aérea S7, en uno de cuyos aviones viajaba el opositor, este no consumió alimentos ni bebidas a bordo. Ahora ha salido a la luz una grabación en la que se ve al opositor gritando de dolor en mitad del avión y siendo evacuado en la pista del aeropuerto.

Yarmysh recordó que hace un año, cuando se encontraba recluido en un centro de detención, Navalni “fue envenenado”, y añadió: “Obviamente, ahora le hicieron lo mismo”.

En esa ocasión el diagnóstico oficial fue “alergia”, lo que fue puesto en duda por los médicos de Navalni y los correligionarios del político, que con sus denuncias de corrupción entre altos cargos y el entorno de presidente, Vladímir Putin, se ha convertido en el azote del Kremlin,

“Canallas, bestias. Otra vez ‘alergia’”, escribió en Twitter Anastasía Vasílieva, líder del sindicato Alianza de Médicos, que viajó a Omsk para conocer de primera mano el estado de Navalni. Según Yarmysh, el dirigente opositor se encuentra en inconsciente, en coma y conectado a un respirador.

Además, negó tajantemente las insinuaciones en algunos medios digitales oficialistas de que el opositor hubiera consumido alcohol en grandes cantidades la noche anterior a su hospitalización.

Los médicos dicen que no fue envenenado

El subdirector del Hospital de Urgencias Nº 1 de Omsk, Nikolái Kalinichenko, ha precisado este viernes que el estado del paciente es estable y ha afirmado que según los médicos, no hay rastros de veneno en los análisis.

“Sí, ha sido un envenenamiento y toda la responsabilidad de lo ocurrido recae sobre Putin”, afirmó en su blog el escritor Víktor Shenderóvich, quien añadió que de lo único que se puede discutir es si este dio su consentimiento o fue iniciativa propia de algunos de los que se cobijan bajo su alero.

Según el escritor, los miembros del círculo íntimo de Putin y el propio presidente ruso tenían motivos personales para vengarse de Navalni, un hábil comunicador, por sus denuncias de corrupción mediante elaborados vídeos difundidos en internet que concitan la atención de millones de personas.

“El inquilino de Novo-Ogariovo (residencia campestre del presidente ruso) debe rezar por que la persona a la que siempre a temido llamar por su nombre salga con vida”, declaró a su vez el literato Boris Akunin, creador de Erast Fandorin, un Sherlock Holmes ruso.

En su opinión, si Navalni fallece, la reacción popular será peor que la que hubo cuando mataron a tiros a la periodista Anna Politkóvskaya (2006) y al líder opositor Borís Nemtsov (2015), este último a pocos centenares de pasos del Kremlin.

El líder del partido socialdemócrata Rusia Justa, Serguéi Mirónov, aliado de Putin, pidió una investigación “objetiva” de lo ocurrido para esclarecer si hubo envenenamiento y si éste fue intencionado.

“Cualquier intento de utilizar en la lucha política métodos criminales debe ser cortado de raíz de la manera más firme. Si no es así, la política rusa se arriesga a convertirse en un terreno de lucha sin reglas”, advirtió.

La prensa local aprovechó para recordar los casos del antiguo agente ruso Alexandr Litvinenko, envenenado con polonio en Londres (2006), o el más reciente de otro antiguo agente, Serguéi Skripal, y su hija también en el Reino Unido, incidentes que provocaron conflictos diplomáticos de alcance internacional.

Traslado a Alemania, si su estado lo permite

El presidente de la Fundación Cinema for Peace, Jaka Bizilj, ha informado de que un avión con un equipamiento médico y especialistas llevará al opositor ruso a Alemania para ser tratado. Un traslado que debía haberse llevado a cabo la pasada madrugada, pero que no ha sido posible, por el precario estado de salud del político.

No obstante, su familia ha denunciado que los médicos, presionados por el Kremlin, se niegan a autorizar su traslado a otro hospital tal y como se les había asegurado en un primer momento. “El avión que organizamos para la evacuación de Alexei debería aterrizar en una hora. La prohibición de su traslado es un atentado contra su vida”, ha añadido su portavoz.

Mientras, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha ofrecido asilo al opositor ruso. “Por supuesto, estamos dispuestos a dar toda la asistencia necesaria a Alexei Navalni y a su familia, en relación a su salud, asilo y protección”, ha dicho Macron en una rueda de prensa junto a la canciller alemana, Angela Merkel, con quien se ha reunido este jueves en Fort de Bregancon, la residencia de vacaciones de los presidentes franceses.

Macron ha contado que ambos líderes han dedicado “bastante” tiempo a analizar lo ocurrido con Navalni y han coincidido en la necesidad de que haya “completa claridad” sobre lo sucedido.

La canciller alemana ha deseado una rápida recuperado a Navalni y también ha ofrecido su país para darle la asistencia médica que necesite en estos momentos, si bien en su caso no ha mencionado un posible asilo.

La cara más visible de la oposición rusa

Navalni se ha convertido en los últimos años en la cara más visible de la oposición al presidente ruso, Vladimir Putin, encabezando numerosas protestas en su contra y siendo detenido en repetidas ocasiones por las autoridades rusas.

Su caso recuerda al de otros opositores y disidentes rusos envenenados en los últimos años. En 2006, el antiguo agente del servicio secreto Alexander Litvinenko falleció tras haber tomado un té que contenía polonio-210, una toxina radiactiva, durante una reunión en Londres.

También en suelo británico, el antiguo espía convertido en agente doble Sergei Skripal y su hija fueron hallados inconscientes en marzo de 2018 frente a su residencia en Salisbury después de haber sido envenenados con un agente nervioso, si bien ambos consiguieron sobrevivir. Londres responsabilizó a las autoridades rusas de este suceso.