La píldora del día después divide a las farmacias: “En los grupos de WhatsApp están rabiando"

La píldora del día después divide a las farmacias: “En los grupos de WhatsApp están rabiando"

La nueva Ley del aborto señala que todas las boticas deben dispensarla y se estudia su gratuidad.

Imagen de archivo de un farmacéutico dando la píldora del día después.Jasper Juinen via Getty Images

La reforma de la Ley del aborto aprobada el pasado 30 de agosto ha vuelto a abrir un debate en torno a la píldora del día después en las farmacias. Aunque esta controversia nunca ha acabado de cerrarse, la obligatoriedad de ofrecerla en las boticas españolas que defiende esta ley ha hecho que muchos farmacéuticos aleguen la objeción de conciencia, del mismo modo que sucede con los médicos a la hora de practicar un aborto.

No dispensarla supondrá una “infracción muy grave” con multas de entre 90.000 y 1.000.000 euros por no disponer “de las existencias de los medicamentos adecuadas para la normal prestación de sus actividades o servicios”. Sin embargo, no todas las farmacias enfrentan la medida igual.

Entre las consultadas por El HuffPost en Madrid, las hay en contra de la medida, a favor, otros que guardan silencio y algunos que simplemente creen que no va a alterar la dinámica.

″Quien no la quiera dar la va a seguir sin dar”, explica una farmacéutica del barrio madrileño de Lavapiés, quien aunque la dispensa y defiende su aplicación, recalca que “el Gobierno no puede entrar en el stock”. “Con decir que no tienes, es suficiente”, explica y admite que el ambiente entre sus colegas está especialmente caldeado.

“En los grupos de WhatsApp están rabiando”, detalla y asegura que “no pueden hacer nada con la objeción de conciencia, igual que con los médicos”.

Para un farmacéutico de la zona de Acacias, la petición de la “pastilla del día después” no supone un problema especial, ya que asegura que tienen “muy poca demanda”. “Venderemos unas cuatro al mes”, señala y niega que esto vaya a generar un efecto llamada.

Lo mismo piensan en la farmacia visitada en Lavapiés. “La gente no es tonta como nos hacen creer, la gente no se la va a empezar a lo loco, igual que no va a ponerse a abortar gente porque sí, a ninguna mujer le gustaría pasar por eso”, indica. “Quien vaya a hacerlo como desarrapados sin protección, lo va a seguir haciendo”, apunta y recuerda que suelen preguntar y “filtrar” a quien se haya tomado más de dos al año.

Para otra boticaria consultada en la zona de Embajadores, esta medida le parece “una auténtica locura”. “Quien hace estas cosas, creo que muchas veces no tiene ni idea de lo que supone médicamente o farmacológicamente esta bomba de hormonas”, explica y recuerda que sucede lo mismo con el aborto.

“Tú no puedes dejar a una chica de 16 años que pase por esa operación, que es con sedación completa y que se exponga a ese riesgo, ¿de quién es la responsabilidad si pasa algo y ella no avisa a nadie? ¿de los médicos? Entiendo que no quieran arriesgarse, si se queda en quirófano, ¿con qué cara va a ese hombre a mirar a su hija a la cara?”, señala.

Las toman como caramelos, sin tomar precauciones, eso no es educar en salud
Farmacéutica de la zona de Embajadores, en Madrid.

Con respecto a la píldora, la farmacéutica asegura que la venden, aunque tampoco en exceso. “Unas siete u ocho al mes, pero esto es aquí, en la farmacia de la otra esquina, otras ocho... Al final son muchas”, se queja. “Las toman como caramelos, sin tomar precauciones, eso no es educar en salud”, explica.

Sin embargo, los datos son otros. La Sociedad Española de Contracepción (SEC) en su Encuesta de Anticoncepción en España 2020 señala que el 38% de las mujeres que mantienen relaciones sexuales ha recurrido alguna vez a ella con una incidencia de en torno al 40% entre los 15 y los 24 años.

En España, la píldora del día después se dispensa bajo dos principios activos. Por un lado el levonogestrel de 1,5mg y el acetato de ulipristal de 30mg. Ambas en formato monodosis y actúan de la misma forma: retrasando la ovulación espesando el moco cervical y evitando el encuentro entre espermatozoide y óvulo, por lo que no es en ningún caso una píldora abortiva que pudiera suponer una objeción de conciencia como sí lo hace practicar el aborto.

Esta farmacéutica apunta que deberían “regalarse preservativos o anticonceptivos” en lugar de estas medidas. “Soy la primera que prefiero que una madre que no pueda mantener un hijo no lo traiga al mundo, no tengo ninguna conciencia por creencia ni por religión y dispenso la pastilla, pero no creo que esa sea la solución”, señala y pone sobre la mesa la responsabilidad a la que se enfrentarían mentalmente los boticarios.

Puede tener los mismos efectos secundarios que otros muchos medicamentos que se recetan con mucha facilidad
Farmacéutico de la zona de Puerta del Ángel, en Madrid

“Es como si vendo un Rivotril sin receta a alguien: si esa persona se mata con él, ¿qué hago? La culpa es mía. Si dispenso la pastilla así como así, quien la tome mal puede tener graves efectos secundarios, como trombos”, explica. “Eso sin hablar de los efectos a largo plazo, si una chica toma más de dos al año, después puede que no se pueda quedar embarazada”, advierte. Sin embargo, aunque este efecto secundario aparece en todos los prospectos, no es el más común, sino que lo son mareos, dolores de cabeza, molestias gastrointestinales o alteraciones menstruales.

No todos ven los mismos riesgos en este medicamento, que se vende sin necesidad de receta en farmacias desde 2009 a un precio de 20 euros y que pasará a ser gratuita en centros de salud de toda España. Y el debate sobre su gratuidad está también en las farmacias.

Para un farmacéutico de la zona de Puerta del Ángel, esta pastilla “puede tener los mismos efectos secundarios que otros muchos medicamentos que se recetan con mucha facilidad” e incluso menciona las propias píldoras anticonceptivas de las que dice que “no se revisan correctamente por los médicos”. Además defiende que esta medida hace que “todo el mundo pueda acceder a un medicamento, que es precisamente de urgencia”.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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