¿Una democracia ‘plena’ dijo usted?

¿Una democracia ‘plena’ dijo usted?

El vicepresidente segundo critica la calidad de la democracia española, cuando todas las organizaciones le dan un sobresaliente.

El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el Congreso.Sergio R Moreno / GTres

A las babiecadas de los enterados de la caja del agua las carga el diablo. Aún son rabiosa actualidad en San Google bendito las declaraciones de Pablo Iglesias y del coro podemita, que enseguida consiguió el apoyo entusiasta del bloque separatista unido en su diversidad, a la tesis del líder morado de que España no es una “democracia plena”. Porque en esa democracia Dulcinea del Toboso no caben ni políticos presos o perseguidos, como Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y compañía. Ni cabría tampoco la prisión, por sentencia judicial, del rapero Hasél, que no es el primer lío que tiene con la ley.

En esos debates bizantinos sobre el sexo de los ángeles estábamos cuando estallan los violentos disturbios en Cataluña, con epicentro en Barcelona, protagonizados por grupos antisistema coordinados. Tiendas arrasadas, cajeros destrozados, mobiliario urbano incendiado, agresiones a la policía, en cualquiera de sus cuerpos. Naturalmente, no quiero decir que debatir sobre la cobertura y sus ocasionales límites del derecho a la libre expresión sea siempre una pérdida de tiempo. Las circunstancias cambian y las leyes y ordenanzas se van atemperando a las nuevas costumbres. Los últimos avances en libertades civiles en España son contundente prueba de ello.

Pero adentrarse tan críticamente en la calidad de la democracia española, y puntuarla por un vicepresidente como “no plena”, o sea, como mediopensionista, cuando todas las organizaciones internacionales especializadas en medir la salud democrática le dan un sobresaliente, no obedece a una sana y mera intención de progreso, entendido en el contexto europeo. Ah, pero eso sí, ya lo dijo además Winston Churchill, que en vida dijo casi todo. “Nadie finge que la democracia sea perfecta o absolutamente sabia. De hecho se ha dicho que es la peor forma de gobierno… excepto todas las demás que han sido inventadas”.

¿Qué necesita para ser perfecta? Pues eso mucho me temo que depende de quien lo diga, si el borracho o el bodeguero. ¿Declarar unilateralmente la independencia de Cataluña, o de La Gomera, es un simple ejercicio práctico de libertad de expresión?, ¿amenazar de muerte al adversario e incitar al odio furioso no puede plantear dudas doctrinales? ¿Acaso este presunto derecho irrestricto no limita el derecho no presunto de los demás a la protección del paraguas constitucional? A pesar de que Pablo Iglesias se enfade hay que emplear una palabra que no le gusta nada: Venezuela. ¿Es más completa la democracia venezolana, a la que le pasa carros, carretones y cinco millones de exiliados?

¿Es más exquisita la democracia en Cataluña después de los disturbios protagonizados?

Hay que ponerse en situación. ¿Es más exquisita la democracia en Cataluña después de los disturbios protagonizados por una conjunción de profesionales de la violencia callejera, antisistemas, inadaptados  y gamberros sin que las fuerzas de orden público hayan podido reprimirlas en tiempo y forma? Muchos políticos del bloque independentista se han mostrado tibios. Una amiga catalana estaba horrorizada “por el tiovivo de disparates”. Apunté la frase en una esquina en blanco de El País: “En los sucesos de Barcelona el pastor está defendiendo al lobo y no a sus corderos”. Se ha dicho que hay que suprimir las unidades antidisturbios, que hay que cambiar el modelo operativo tanto de los Mossos como de la Guardia Urbana.

La incógnita es si se volverá a los tiempos en que en la pertinaz sequía se hacían rogativas y se sacaban a vírgenes y santos supuestamente milagreros y polivalentes en procesión. Pero la historia demuestra que las acciones de los violentos y extremistas de derecha o izquierda en una democracia no se combaten con el reparto a los agentes de isopos cargados de agua bendita, y mucho menos durante la pandemia, por si el virus… Tampoco los editoriales que llaman al buen rollito son como el Remdesivir o la dexametasona con la Covid.

El relajo populista o buenista, de todo hay en la viña del señor, y ojo, intencionado, en la interpretación de las reglas básicas para la convivencia social está dando paso a un creciente malestar e inseguridad popular. A pesar de las realidades más o menos oficiales la verdad es que todos los días en algún lugar hay alguna okupación de viviendas con dueño.

En Galicia, la lectura de Faro de Vigo, La Voz de Galicia, La Opinión de A Coruña y otros periódicos provinciales ofrece un panorama desolador. Igual que en algunas ciudades canarias. Mientras en otros países se agilizan los trámites para en cuestión de horas recuperar la casa, los trucos de los asaltantes —tengan las razones que tengan— vuelven a liar la enredina judicial. Pues los defensores de la “democracia completa” consideran la patada en la puerta un avance democrático, en línea, aunque sea arabesca, con las famosas confiscaciones in situ de Hugo Chávez en las plazas y calles de Caracas.

A un viejo antifranquista y líder obrero de UGT esto le trae “muy malos recuerdos”. No se olvida de cómo en la larga transición “en algunos momentos se confundía la libertad con un libertinaje programado para sembrar dudas sobre la democracia”. Otro sindicalista se enfrentaba en Las Palmas de Gran Canaria a los más radicales de izquierda socialista proclamando que “la democracia hay que protegerla también con la porra; el problema, compañeros, no son las porras, son las leyes. Unos defendemos las leyes, otros las atacan. A veces no queda más remedio que llamar a los antidisturbios... pero primero, por supuesto, el megáfono”.

Es relativamente sospechoso que la democracia no sea “plena” por esta cuestión rapera, que está en manos de los jueces, y que por encima tiene al TJUE, y sin embargo no sea objeto de reclamación el desastre de la sanidad pública catalana, el desastre de un gobierno que solo vive del cha, cha, cha del enfrentamiento con España, el desastre en la economía, el desastre en la seguridad ciudadana…. “Mientras los políticos se esconden —proclamaba el sábado/domingo el sindicato de Policía Local SAPOL— nosotros haremos lo necesario para que todo el peso de la justicia caiga sobre los responsables”.

Por su parte el Gremio de Hoteles de Cataluña ha exigido ya la “responsabilidad política”: “Es inadmisible que las administraciones competentes no muestren una postura y actitud firme e inequívoca contra estos hechos, permitiendo que sucedan; la actitud pasiva y ambigua de las administraciones priva a los ciudadanos y al tejido empresarial de su derecho y sus garantías de seguridad”.

La pregunta clave, por sus varias derivadas, es si este pasotismo cómplice da votos, y de qué sectores.  A Podemos, por ejemplo, le convienen otros consejos churchilianos: “aunque la estrategia sea hermosa, ocasionalmente conviene ver los resultados”.

Hasta ahora su táctica populista de desestabilización blanda —de la que no ha renunciado como es debido, en un congreso, asamblea, círculo o cuadrado— solo le ha perjudicado. El declive marca tendencia. Estas arrugas no son bellas. Ahuyenta el voto de los que temen las okupaciones o el “jarabe democrático” de los escraches, o los bailes ‘agarrados’ con los herederos de ETA, cuando millones de españoles, sobre todo los amenazados o los que se significaron contra la banda aún nos desvelamos por la noche; o los que exigen los indultos a los políticos catalanes juzgados por sedición, o llame usted caballo al burro, inmediatamente, sin condiciones previas ni arrepentimiento, y dándoles la consideración mártir de “presos políticos” y no la de políticos presos, que es lo que son. Como los condenados por corrupción.

En teoría el populismo podemita ahuyenta los votos de la izquierda centrista que es conservadora porque la democracia y el progreso le ha dado algo que conservar; ahuyenta a los que defienden lo suyo, a los que exigen seguridad en las calles, “ley y orden”, a los que no creen que haya que “derrumbar” lo que el catecismo podemita llama “régimen del 78” para sustituirlo por una república que no es compartida en estos momentos por los grandes partidos políticos, ni organizaciones de masas…

¿A qué juega Podemos metiéndose en tantos charcos, muchos de aguas residuales? Según avanza la legislatura y sigue el estancamiento aumenta la confrontación con el Gobierno, después de haberse cumplido las previsiones de que la coalición se iba a convertir en un gobierno dentro del gobierno. Lo cual a su vez está centrando a Pedro Sánchez, que está a la espera de que empiecen a llegar los fondos europeos para la reconstrucción, que igual llegan acompañados con un adelanto electoral.

Sánchez está a la espera de que lleguen los fondos europeos, que igual llegan acompañados con un adelanto electoral

Por ahora, y por un pasado que le asfixia, el PP por su parte parece haber iniciado una estrategia para desinflamar las relaciones con el PSOE. Desde la derecha mediática Pedro J. opinaba el sábado en Liarla Pardo en La Sexta que “en Cataluña hay una revolución y la solución pasará por el gobierno transversal de unidad y reencuentro como el que propone Salvador Illa”.

La democracia española además de ser una democracia a la europea tiene una característica: no es nada aburrida. Y además, vienen curvas.