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Ghislaine Maxwell juega su última carta: un indulto a cambio de hablar sin tapujos del caso Epstein

Ghislaine Maxwell juega su última carta: un indulto a cambio de hablar sin tapujos del caso Epstein

Trump asegura que el Wall Street Journal busca un acuerdo tras su demanda por difamación. También acusa al millonario neoyorquino de haberle "robado" algunas de sus trabajadoras en el spa de Mar-a-Lago.

Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell.
Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell.Europa Press/Contacto/SDNY

La exnovia de Jeffrey Epstein, única condenada por la trama para reclutar menores para su red de abusos sexuales, Ghislaine Maxwell, no ha dicho aún todo lo que sabe, pero ha decidido mover ficha. Desde la prisión federal de Tallahassee, donde cumple una condena de 20 años, se ha ofrecido para hablar sin ningún tipo de censura en el Congreso de los Estados Unidos si le conceden la inmunidad judicial o, en su lugar, si el presidente Donald Trump -que trata pasar página de un escándalo que ha agitado los pilares del movimiento MAGA- le concede un indulto.

Maxwell ha escrito una carta en la que señala unas condiciones muy precisas para prestar declaración: no lo hará desde su celda, sino en Washington; no hablará a puerta cerrada sino ante el pueblo estadounidense y, sobre todo, no sin obtener las garantías legales que le eviten la apertura de nuevas causas. La respuesta del comité republicano, sin embargo, ha sido tajante: no habrá inmunidad. Pero la ofensiva de la conseguidora del caso Epstein, en plena tormenta política sobre la gestión que ha hecho la nueva Administración Trump de este escándalo, ha vuelto a poner sobre la mesa una historia que parecía enterrada.

La defensa de Maxwell ha presentado este martes la carta, cuyo remitente está dirigido al presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, James Comer, el mismo que ha citado a declarar a la expareja del magnate neoyorquino el 11 de agosto. En la misiva, ha explicado el abogado David Markus, queda claro que su clienta está “ansiosa por compartir la verdad” siempre y cuando se respetan unas condiciones mínimas. Entre ellas, que el Congreso de los Estados Unidos le remita previamente todas las preguntas de su interrogatorio y que se espere a que el Tribunal Supremo estadounidense tome una decisión sobre si revoca su sentencia. Para Markus, el acuerdo firmado entre Epstein y la Fiscalía de Florida, en 2007, debería blindar también a sus cómplices. “Estamos abiertos a trabajar con el comité para encontrar una vía que respete sus derechos constitucionales”, concluye el escrito.

La petición de Maxwell llega justo después de una serie de encuentros que ha mantenido con el fiscal general adjunto, Todd Blanche. Durante las reuniones, que se alargaron varios días, la acusada habría facilitado un listado en el que figuran un centenar de nombres que estarían relacionados con el círculo más cercano de Jeffrey Epstein, según han avanzado medios como ABC News y la NBC. El Departamento de Justicia ha evitado manifestarse sobre esas informaciones, aunque Blanche sí ha reconocido que el Gobierno de Estados Unidos “compartirá más detalles cuando sea el momento adecuado”.

La reaparición de Maxwell en escena coincide, además, con la crisis que se ha abierto en el seno del Partido Republicano. Las bases más radicales del movimiento MAGA, el que durante años sostuvo que Epstein fue asesinado para proteger a sus poderosos clientes, no ha perdonado que la actual Administración asuma ahora la versión oficial del suicidio.

Un informe del Departamento de Justicia y el FBI, publicado el pasado 7 de julio, descartó la existencia de una "lista de clientes" y confirmó que el financiero se quitó la vida en su celda de Nueva York en 2019. La revelación ha encendido a los conspiranoicos, que piden explicaciones a los dirigentes que, años atrás, alimentaron la teoría que hoy desmienten.

La sombra de Epstein es alargada

Mientras se aproxima el 11 de agosto, Donald Trump intenta capear una tormenta que se ha convertido en un amenaza seria para sus presidencia. Esta misma noche, a bordo del Air Force One, en su regreso a Washington después de cuatro días en Escocia jugando al golf, cerrando el acuerdo arancelario con la UE y reuniéndose con el premier británico, el laborista Keir Starmer, ha negado que se le haya pasado por la cabeza la consideración de conceder la medida de gracia a Maxwell, aunque tampoco cerró la puerta del todo. 

“Estoy autorizado a perdonarla, pero no lo he pensado”, señaló el presidente con desgana. En la misma conversación, se refirió a Jeffrey Epstein como un "tipo asqueroso”, además de asegurar que el desaparecido millonario le  "robó personal” que trabajaba en el spa de su mansión en Mar-a-Lago, en Florida. Entre ellas se encuentra Virginia Giuffre, la mujer que acusó al príncipe Andrés de abusos sexuales y que, el pasado mes de abril, moría en Australia. "Le dije que se fuera. Por cierto, no presentó ninguna queja de nosotros", zanjó el actual inquilino de la Casa Blanca.

En el viaje de regreso a la capital estadounidense, Trump también ha tenido tiempo para hablar de la demanda por difamación que presentó contra The Wall Street Journal (WSJ), diario del todopoderoso Rupert Murdoch, tras la publicación de una supuesta felicitación de cumpleaños dirigida a Epstein con contenido subido de tono. El texto, del que no se ha visto ninguna imagen, iba acompañado de un dibujo sexual y una extraña alusión a unos "secretos compartidos" que desató la ira del republicano, que acusa al diario económico y a su propietario de publicar falsedades para perjudicarle políticamente.

Durante el vuelo, sin embargo, Donald Trump ha asegurado que los abogados del WSJ se han puesto en contacto con los suyos "para llegar a un acuerdo” extrajudicial que evite la llegada del caso a una vista pública. La misma situación que hace unos meses le daban la victoria legal contra Paramount por la emisión de una entrevista, editada, a la candidata demócrata en las pasadas presidenciales, Kamala Harris. Un acuerdo por el que se ha embolsado 16 millones de dólares y que aspira a repetir con Murdoch, para el que solicita una declaración ante el juez lo antes posible. “Me han tratado mal. Yo habría supuesto que Rupert Murdoch lo controlaba, pero quizá sí, quizá no. Ya veremos qué pasa”. La frase, lanzada con su habitual ambigüedad, busca rebajar el conflicto sin cerrar ninguna puerta. 

Entretanto, el Congreso de Estados Unidos sigue dividido. Los demócratas han exigido conocer la transcripción completa de las reuniones que han mantenido Ghislaine Maxwell y el Departamento de Justicia. El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, ha pedido al FBI que evalúe si la posible filtración de los archivos de Epstein se convertiría en un riesgo para que potencias extranjeras puedan plantear chantajes. "¿Podrían nuestros adversarios usar esa información para extorsionar a alguien como el presidente?”, han planteado, según Reuters. La pregunta sigue en el aire. También la de hasta dónde está dispuesta a llegar (y hablar) Ghislaine Maxwell.