La ofensiva rusa en Kupiansk está dejando una campaña demoledora que devora brigadas enteras
Hay sospechas de que esto pueda deberse a la presencia de un traidor en los puestos de mando de la operación.
En el frente oriental de Ucrania, la ciudad de Kupiansk se ha convertido en el escenario de una de las campañas más sangrientas y, según muchos analistas, más inútiles de la guerra. La ofensiva rusa con aspiraciones estratégicas para avanzar sobre la región de Járkov se ha convertido para muchos en un fracaso catastrófico.
Una campaña de desgaste sin frutos
Desde finales de 2022, cuando las fuerzas ucranianas recuperaron terreno tras una potente contraofensiva, los intentos rusos por avanzar hacia Kupiansk han sido reiterados, pero infructuosos, informa Euromaidan Press. En la zona de Synkivka, columnas blindadas rusas han sido diezmadas por el fuego cruzado de artillería y drones ucranianos.
Las imágenes que emergen del lugar muestran cinturones forestales sembrados de vehículos destruidos y cuerpos sin recuperar. Las incursiones de fuerzas especiales ucranianas no solo frenan el avance ruso, sino que mantienen a las tropas del Kremlin en una constante posición defensiva.
Al sur, cerca de Pischane, la situación es aún más crítica. En un corredor angosto que los ucranianos ya llaman "el embudo", la infantería rusa es sistemáticamente aniquilada por drones FPV, emboscadas de infantería y fuego de artillería desde tres frentes. Cada intento de ampliar este corredor ha terminado en fracaso, dejando a las unidades rusas desorganizadas, sin suministros y vulnerables.
Más al norte, los rusos lograron tomar la localidad de Dvorichna tras meses de asaltos de desgaste. Sin embargo, el terreno no ha ofrecido beneficios tácticos. El cruce del río Oskil resulta inviable para los vehículos blindados, y la potencia de fuego ucraniana impide cualquier consolidación de esa cabeza de puente. Lo que queda es una posición estática donde la infantería rusa entra y muere, con mínimos avances hacia el suroeste.
Sospechas sobre el mando ruso: ¿traidor, incompetente o ambos?
El general al mando de esta ofensiva es el teniente general Serhii Storozhenko, quien se ha convertido en el epicentro de una creciente tormenta de rumores dentro y fuera de Rusia. Storozhenko, un antiguo oficial ucraniano, desertó en 2014 durante la anexión de Crimea y rápidamente fue captado por las fuerzas rusas. Recibió un pasaporte y, poco después, el mando de unidades que lucharían contra Ucrania.
Sin embargo, su historial como comandante plantea interrogantes. En 2022, su 35.º Ejército colapsó en Izium durante la ofensiva ucraniana. Lejos de ser relevado, fue ascendido y designado comandante del 6.º Ejército. Actualmente, bajo su dirección, esa misma fuerza se desangra a las puertas de Kupiansk.
Los analistas rusos más críticos han empezado a sugerir algo más que incompetencia: acusan a Storozhenko de sabotaje deliberado. Las decisiones tácticas de su mando, particularmente los ataques frontales repetitivos y carentes de apoyo logístico, han sido comparadas con tácticas suicidas que benefician al enemigo. Por ello, algunos se preguntan abiertamente si no sigue, en secreto, vinculado al ejército ucraniano.
Si estas acusaciones de sabotaje son ciertas, Storozhenko no solo habría sobrevivido a las purgas internas del Kremlin, sino que habría sido promovido para liderar campañas ruinosas que han costado miles de vidas. Una paradoja muy curiosa.
Por ahora, el Kremlin guarda silencio. Mientras tanto, los soldados rusos en el frente, exhaustos y mal equipados, siguen recibiendo órdenes para avanzar en un terreno que ya ha demostrado ser un matadero. Kupiansk resiste, y cada día que pasa, la ofensiva rusa allí se convierte menos en una operación militar y más en una tragedia autoinfligida.