Malas noticias para Marruecos y España: el túnel que conectará ambos países tropieza con su fecha inicial más esperada
Los plazos marcados no se cumplirán cómo se preveía aunque la construcción del túnel continuará su complejo proceso.
El gran sueño de unir por ferrocarril Europa y África a través del Estrecho de Gibraltar tendrá que esperar más de lo previsto. El túnel submarino entre España y Marruecos no estará listo para el Mundial de Fútbol de 2030, el hito simbólico que durante años se había utilizado como horizonte político y mediático del proyecto.
Así lo concluye el último estudio de viabilidad técnica, que enfría las expectativas a corto plazo pero, al mismo tiempo, despeja una de las grandes incógnitas: la obra es posible desde el punto de vista de la ingeniería.
El informe, elaborado por la empresa alemana especializada en tuneladoras Herrenknecht, confirma que el enlace ferroviario puede construirse con la tecnología disponible actualmente, aunque subraya que se trata de una infraestructura de una complejidad extrema. La consecuencia más inmediata es clara: los plazos no cuadran con 2030. En un escenario realista, el túnel podría entrar en servicio entre 2035 y 2040, siempre que se mantenga el impulso político y financiero durante las próximas décadas.
Un desafío geológico sin precedentes bajo el Estrecho
Uno de los puntos clave del estudio es el análisis del subsuelo marino en el tramo más delicado del trazado, el conocido como umbral de Camarinal. Bajo esas aguas, las condiciones geológicas son especialmente problemáticas: formaciones de flysch muy fracturadas, materiales inestables y una estructura del terreno que complica enormemente la perforación con tuneladora. Es, según los expertos, el mayor reto técnico de todo el proyecto.
Aun así, la conclusión es optimista en términos estructurales. A diferencia de los análisis realizados hace décadas, el nuevo informe sostiene que hoy existen medios técnicos suficientes para afrontar esos riesgos, siempre que se realicen trabajos previos de reconocimiento y se adopten soluciones constructivas muy avanzadas. En ese sentido, el estudio supone un paso adelante decisivo tras años de planes que nunca llegaron a concretarse.
Este avance se enmarca en el relanzamiento del proyecto por parte del Gobierno español desde 2023, después de un largo periodo marcado por acuerdos bilaterales, estudios preliminares y escasa financiación. Ahora, el objetivo es pasar de la teoría a una planificación más detallada, aunque sin perder de vista que se trata de una apuesta estratégica a largo plazo.
Del papel a la obra: el calendario realista del túnel
El siguiente movimiento ya está en marcha. Tras conocer el resultado del estudio de viabilidad, la sociedad promotora ha encargado la actualización completa del anteproyecto, una tarea que recae en la empresa pública Ineco. La nueva versión del diseño, prevista para agosto de 2026, será la primera revisión integral desde 2007 e incluirá desde el trazado definitivo hasta los análisis de seguridad, geotecnia y funcionamiento de las terminales.
Según el planteamiento actual, el túnel tendría una longitud aproximada de 65 kilómetros, de los cuales unos 40 discurrirían bajo territorio español. La boca norte se situaría en el entorno de Vejer de la Frontera, con conexiones tanto a la red ferroviaria convencional -a través de la línea Cádiz-Sevilla- como al eje de Algeciras. Además, se prevén enlaces por carretera con las principales vías de la zona para facilitar la integración logística.
La infraestructura estaría compuesta por dos tubos ferroviarios independientes, cada uno con una sola vía, acompañados de una galería de servicio destinada a emergencias y mantenimiento. A casi 500 metros de profundidad en su punto máximo, el trayecto entre España y Marruecos podría cubrirse en unos 30 minutos, permitiendo el transporte tanto de pasajeros como de mercancías.
Antes de pensar en la obra definitiva, el plan contempla la construcción de un túnel exploratorio antes de 2027. Esta perforación previa servirá para confirmar sobre el terreno las condiciones geológicas detectadas en los estudios y ajustar las soluciones técnicas. Para ello, los equipos implicados están tomando como referencia proyectos similares en el norte de Europa y realizando análisis de sismicidad y del fondo marino con apoyo internacional.
El coste estimado supera los 8.500 millones de euros solo en la parte española, una cifra que incluye ejecución, instalaciones y un margen para imprevistos. La financiación sigue siendo una de las grandes incógnitas: se estudia recurrir a fondos europeos, pero también a ingresos futuros derivados del uso ferroviario, servicios logísticos o incluso infraestructuras complementarias como cables eléctricos o de telecomunicaciones.
Aunque las primeras obras podrían arrancar de forma simbólica en torno a 2030, coincidiendo con el Mundial que organizarán España, Marruecos y Portugal, el calendario ya no deja lugar a dudas. El túnel no llegará a tiempo para ese evento. Lejos de ser un fracaso, los promotores insisten en que se trata de una inversión estratégica pensada para transformar, a largo plazo, la relación económica y social entre Europa y África.