Ni verduras ni hortalizas: sale a su huerta y tropieza con un dron ruso intacto
El artefacto cayó en la región de Járkov, una de las más castigadas por los ataques con drones rusos.

Se levantó pensando en regar su huerta y acabó llamando a los artificieros. Un vecino de la ciudad ucraniana de Járkov, situada al noreste del país, muy cerca de la frontera con Rusia, encontró esa misma mañana un dron ruso plantado en mitad del bancal, como si alguien lo hubiese dejado allí tirado y se hubiese olvidado del asunto. Era un Molnija‑2, un modelo diseñado para ataques kamikazes, que no había ni explotado tras el impacto ni tampoco había causado el más mínimo daño en la zona. Simplemente, estaba ahí: entero, brillante y amenazante, como recién caído del cielo.
El gobernador de la región, Oleh Synjehubow, hizo público el hallazgo a través de su canal de Telegram: “Un vecino de Járkov se ha encontrado, en una finca privada, un dron kamikaze del enemigo”, escribió. Poco después, tras el aviso del hombre, un equipo de artificieros se desplazaba a la zona y retiraba el aparato sin que llegara a activarse. De hecho, el hallazgo ha desconcertado a las autoridades ucranianas, sorprendidas por el impecable estado de un artefacto pensado para matar, según el medio alemán T-Online.
Todavía no está claro cómo cayó el dron en ese pequeño huerto, pero todo apunta a que las defensas ucranianas consiguieron desviarlo con ayuda de sistemas de interferencias. En las últimas semanas, Rusia ha intensificado los ataques sobre la región con oleadas de drones kamikazes que buscan saturar el escudo antiaéreo ucraniano. Algunos de estos aparatos pierden el control y se estrellan donde menos se espera.
Casos como este no se ven a menudo. Los drones Molnija suelen explotar en el impacto o acaban destrozados cuando las defensas los interceptan, pero este llegó entero y sin activar. Para Ucrania supone algo más que un golpe de suerte: es una oportunidad para estudiar de cerca el armamento ruso.