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Nos damos un tiempo y ya vemos: las claves de la 'no ruptura' comercial entre la UE e Israel

Nos damos un tiempo y ya vemos: las claves de la 'no ruptura' comercial entre la UE e Israel

La esperada propuesta de la UE no rompe el Acuerdo de Asociación con Israel, pero sí marca una serie de sanciones y medidas de reprimenda de lo que Bruselas aún no llama "genocidio". El debate interno se aventura largo, no obstante.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión EuropeaOmar Havana vía getty images

Sí, pero no. O sí, pero no mucho, como viene siendo la tónica en cada oportunidad que la Unión Europea tiene para romper lazos con Israel. La Comisión Europea ha presentado este miércoles una propuesta para suspender algunas disposiciones del Acuerdo de Asociación con Israel, un texto que servía de referencia para entender las relaciones entre Tel Aviv y Bruselas. 

La sombra del genocidio en Gaza, palabra que la UE aún no se ateve a pronunciar, ha obligado a Europa a tomar medidas. Pero llegan despacio, parciales y con un muy largo camino aún por franquear antes de que vean la luz de forma efectiva. 

Desgranemos, pues, lo que ha presentado la Comisión Europea en Bruselas este miércoles y que tanta tensión está generando entre los aliados de Israel y en el corazón mismo del Gobierno de Netanyahu.

Partamos del inicio: por qué importa tanto ese Acuerdo

La Comisión habla de él como "la base jurídica de las relaciones comerciales" entre las dos partes, pero es eso y mucho más. Suscrito por ambos en 1995 y en vigor desde junio de 2000, ofrece el "marco jurídico e institucional adecuado" para "el diálogo político y la cooperación económica", prosigue. Diríamos pues que es algo así como la Biblia o la Torá, pero para evitar indignados, dejémoslo en que es un texto fundamental para entender el viaje de ida y vuelta entre dos socios clave. 

Modificar una sola coma del articulado afecta sobremanera a Israel, para quien la Unión Europea es su gran aliado en lo comercial. Con los datos de 2022, Bruselas representaba el 28'8% del comercio total con Tel Aviv, por ende su principal vía de negocio, más incluso que lo proveniente de EEUU. Comparativamente, el impacto israelí en Europa es menor, con una aportación del 0'8% del comercio, aunque los números cogen fuerza por los lazos israelíes con los países mediterráneos. 

Por qué ahora

Alguien podría decir 'buena pregunta'. En Bruselas deberían responderla, especialmente tras dos años de guerra sostenida y por llegar muchos meses después de que se abriera el debate en torno al citado texto. Porque como referencia legal, política y económica, cualquier modificación en su articulado es cuestión de estado. 

Ya lo sintió Josep Borrell cuando, en los extertores de su mandato como Alto Representante a finales de 2024, planteó la posibilidad de suspender el acuerdo, propuesta rápidamente rechazada por el grueso de la UE. 

Mucho después, ya superado el verano, la propuesta salía de boca de la mismísima Ursula von der Leyen, a medida que el reguero de sangre gazatí se hacía imposible de seguir. Ha sido en septiembre, casi un año después del movimiento de Borrell, cuando la UE ha dado el paso. Pequeño, de momento, pero paso.

En su defensa del texto, la sucesora de Borrell, Kaja Kallas, ha justificado la reacción de la Unión Europea en un momento crítico, ante la proliferación de asentamientos israelíes en Cisjordania y especialmente la operación ya iniciada para la conquista final de Ciudad de Gaza.

Qué es lo que ha presentado la UE

Hablamos de pequeño paso porque no hay nada en la propuesta de la Comisión que llame a suspender como tal el Acuerdo de Asociación. Sí hay, en cambio, espacio para aranceles, sanciones y otro tipo de restricciones. Un primer 'golpe'.

El comercio será el principal afectado. Si bien no hay una ruptura comercial propiamente dicha, sí se han modificado lo que Bruselas denomina las "preferencias comerciales" con Tel Aviv, que implicará la imposición de aranceles a productos que hasta ahora estaban exentos en virtud del acuerdo bilateral. Nada menos que bienes por valor de 5.800 millones de euros. alrededor del 37 % de todo el comercio con el país hebreo.

A todos ellos se les aplicará el principio de "nación más favorecida", que define la Organización Mundial del Comercio y recoge los aranceles aplicables a todo país con el que la UE no haya celebrado un acuerdo comercial o bien este se haya visto suspendido.

Cuáles serán los productos es algo que permanece bajo llave en los despachos de la UE, tampoco se sabe el efecto sobre el mercado de armas, pero sí han adelantado que no se verán afectados los movimientos de capitales ni la cooperación aduanera. 

En caso de que haya acuerdo entre los Veintisiete, este cambio de relaciones comerciales exige un tiempo de adaptación, fijado en 30 días, para permitir la transición y ofrecer "claridad" a las empresas, inversores y mercados. 

¿Y eso que supone para las armas europeas? Los primeros estudios recogidos por EFE apuntan a que podría generar un plus de unos 227 millones por año sobre la base de comercio del pasado 2024, cuando las ventas de Israel llegaron a 15.900 millones.

También hay espacio para las sanciones personalistas, dirigidas a las dos figuras más ultras de la Administración Netanyahu, sin contar al primer ministro, se entiende. Bruselas ha puesto sus miras en los ministros de Finanzas y Seguridad Nacional, los ya bien conocidos en España Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, para que no puedan entrar en territorio comunitario y que vean congelados sus posibles activos en la UE. La medida se extiende igualmente a siete colonos israelíes, por sus conductas violentas, y a diez miembros del brazo político de Hamás

Dada la naturaleza de la propuesta, se necesitará la unanimidad de los Veintisiete para que las sanciones entren en vigor.

La cooperación es la última 'pata' de las medidas adelantadas este miércoles, con el planteamiento de suspender el apoyo bilateral salvo en los casos de iniciativas de la sociedad civil y el Museo de la Historia del Holocausto, el Yad Vashem.

Así, quedan suspendidas las asignaciones de cara al trienio 2025-2027, además de los programas de cooperación institucional o de cooperación regional que tuvieran a Israel como beneficiario. Traducido a un idioma que entendemo todos, la Comisión lo cuantifica en un tijeretazo de 14 millones de euros, contabilizando los más de 4 ya asignados y los cerca de 9'5 aún por asignar.

Qué dice Israel

Con Benjamin Netanyahu metido en su propio embrollo judicial intramuros, ha sido el ministro de Exteriores quien ha alzado la voz para amenazar a Europa con medidas. En palabras de Gideon Saar, "las medidas contra Israel serán respondidas en consecuencia, y esperamos no tener que recurrir a ellas". 

Para el jefe de la diplomacia hebrea, Israel "seguirá luchando, con la ayuda de sus amigos en Europa, contra los intentos de dañarla mientras está inmersa en una guerra existencial". Y añade que cualquier acción contra Israel "perjudicará los intereses de la propia Europa".

Propuesta hecha: ¿y ahora, qué? 

Lo bueno para la Comisión es que la aprobación de las medidas comerciales no necesita de una —se puede afirmar— imposible unanimidad, sino que basta con alcanzar la llamada 'mayoría cualificada', a diferencia de lo que ocurre con las sanciones. 

Dicha mayoría cualificada se traduce en lograr el apoyo del 55% de los Estados miembros; esto es, como poco 15 países de los 27 y tienen que representar como mínimo el 65% de la población de la UE

A fecha de 2023 y con datos de Eurostat, la Unión Europea estaba formada por algo más de 448 millones de habitantes. Del total, Alemania representa el 18'71% (84 millones); Francia el 15'09% (68 millones); Italia el 13'26% (59 millones); España el 10'60% (48 millones) y Polonia el 8'47% (37 millones). Sólo este big five demográfico llegaría al porcentaje exigido, porque aúna dos tercios del total poblacional de los Veintisiete. 

Entre estos y los 22 miembros restantes, el debate está servido, sabidas las reticencias históricas de Alemania de ir contra Israel o las objeciones ya planteadas por la Hungría de Viktor Orbán, amén de las diferencias de matices con otros estados miembro.

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Nací en un precioso pueblo de Jaén llamado Sabiote. En cuanto a mi carrera profesional, soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Inicié mi camino periodístico en el portal Mundotoro.com, de donde di el salto tras ocho años y algunos proyectos paralelos a El HuffPost, la que es mi casa desde 2019.

 


 

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