Rusia cambia de estrategia y ya se habla de carnicería sin precedentes en el frente
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Rusia cambia de estrategia y ya se habla de carnicería sin precedentes en el frente

Esta modificación se debe a varios motivos estratégicos, logísticos y estacionales.

Artillería militar en las calles nocturnas de Moscú, Rusia.Getty Images

Durante la primavera y el verano, las ofensivas con tanques y vehículos blindados fueron desapareciendo del frente. Las unidades mecanizadas rusas fueron sustituidas por ataques de infantería ligera, organizados en pequeños grupos de entre dos y cinco soldados, o incluso en vehículos civiles como motocicletas y cuatrimotos. Algunos medios rusos llegaron a especular con la surrealista posibilidad del "regreso de la caballería" como método de infiltración.

La aparente escasez de equipos llevó a pensar que Rusia se había quedado sin material militar adecuado. Sin embargo, la realidad parece más compleja. El ejército ruso aún dispone de al menos 2.500 vehículos blindados almacenados, mientras que varios centenares más se hallan en reparación o en tránsito hacia el frente. El problema, señalan analistas occidentales a Portfolio, no es la cantidad, sino la calidad y el envejecimiento de los modelos.

En su esfuerzo por mantener el ritmo de las operaciones, el Kremlin ha recurrido cada vez más a modelos antiguos de tanques y vehículos de combate de infantería. Cada unidad reactivada requiere largos procesos de reparación y modernización, lo que ralentiza la capacidad de Moscú para sostener una ofensiva prolongada.

Pese a ello, el ejército ruso ha decidido reintroducir ataques mecanizados a gran escala en varios sectores, especialmente en el frente de Pokrovsk, en la región de Donetsk. Allí, desde mediados de octubre, los vídeos difundidos por ambos bandos muestran columnas de blindados avanzando bajo fuego ucraniano, en escenas reminiscentes de los primeros meses de la invasión.

Sin embargo, los resultados han sido devastadores. En numerosos casos, entre 15 y 20 vehículos blindados fueron destruidos en un solo ataque. Aun así, Moscú ha insistido en mantener la presión, probablemente en un intento de alcanzar sus objetivos militares antes de la llegada del invierno.

En total, Rusia perdió al menos 76 vehículos blindados en apenas un mes, solo en la zona de Pokrovsk. Estas cifras no incluyen las pérdidas registradas en otros puntos del frente, lo que sugiere que el coste real podría ser considerablemente mayor.

Pokrovsk, el nuevo epicentro del frente oriental

La pregunta que muchos se hacen es por qué el mando ruso ha decidido volver a emplear una táctica tan costosa e ineficaz. Una de las respuestas parece estar en la importancia estratégica de Pokrovsk.

A principios de año, varios observadores señalaron que el objetivo militar principal del Kremlin en 2025 sería consolidar el control total de la región de Donetsk. Para ello, las fuerzas rusas deben capturar Pokrovsk y Toretsk, dos centros industriales clave en el oeste del oblast.

Toretsk cayó a mediados de verano, pero Pokrovsk sigue resistiendo tras un prolongado asedio. Según fuentes de inteligencia ucranianas, el presidente ruso, Vladímir Putin, habría instado a su ejército a capturar la ciudad antes de mediados de noviembre, probablemente con el fin de presentar un éxito tangible en el frente antes de que las sanciones y el invierno compliquen aún más la situación interna en Rusia.

Factores logísticos y estacionales

El cambio de estación también ha jugado un papel importante. Durante el otoño, con la llegada de las lluvias y el barro, los vehículos ligeros y civiles empleados en ataques de infantería (como motocicletas y quads) han perdido funcionalidad. Los caminos embarrados limitan su movilidad, obligando a los rusos a volver a emplear blindados más pesados.

Además, la caída de las hojas ha reducido la cobertura visual que antes permitía a los pequeños grupos rusos acercarse sin ser detectados. "Con los bosques desnudos, las unidades de infantería son mucho más visibles desde el aire", explican analistas militares ucranianos. Esto hace que los ataques mecanizados, aunque más costosos, resulten tácticamente inevitables para mantener la presión sobre el frente antes de que el invierno congele los movimientos.

Una apuesta arriesgada

El despliegue masivo de blindados responde también a un patrón ya conocido: acumular recursos durante varios meses para lanzarlos en ofensivas de saturación. Moscú ha utilizado esta táctica no solo con tanques, sino también con misiles y drones, buscando desgastar las defensas ucranianas mediante oleadas sucesivas.

No obstante, los resultados distan de ser favorables. A pesar de algunos avances locales, las pérdidas materiales superan con creces las ganancias territoriales. "Las fuerzas rusas están pagando un precio altísimo por cada metro ganado. Y con la intensidad actual, sus reservas de vehículos listos para el combate podrían agotarse en cuestión de semanas", señala un analista militar europeo.

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