Soldados ucranianos tiran la toalla: "Todos estamos cansados. Queremos la paz"
El agotamiento comienza a hacer mella en el ejército de Ucrania.

Decía el que fue militar y el 34º presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, que odiaba la guerra, pues "solo un soldado que la ha vivido, es el único que ha visto su brutalidad, su inutilidad y su estupidez". Y es que, un conflicto, más aún cuando se extiende durante años e incluso décadas, puede llegar a dejar secuelas imborrables de la memoria, más allá de los daños físicos.
El desgaste, el hundimiento de la moral, la agresividad de las tácticas utilizadas, las muertes de los compañeros e incluso enemigos y las lesiones pueden-y de hecho lo hacen- llegar a traumatizar a un soldado, por muy experimentado que este.
Muestra de ello se puede comprobar en el conflicto en Ucrania, donde los soldados comienzan a mostrar signos de agotamiento. "Honestamente, no creo que vayamos a poder sostenerlo por mucho más tiempo", relata uno de los militares a la CBC News. "Lo que espero es que congelen las líneas durante seis meses. Hay que dar tiempo a los políticos para que intenten negociar", añade.
Chapi— así es el mote del combatiente entrevistado por la cadena— afirma junto con otros soldados que la situación en Kursk ha empeorado, pues apenas quedan tropas y el ejército ruso ha sido reforzado. Sin embargo, esta zona resulta de vital importancia para Ucrania, pues podría servir como moneda de cambio en una futura negociación de paz, por lo que el país debe intentar aferrarse a ella.
Según critica Chapi, la mayoría de los soldados han sido obligados a luchar a través del servicio militar obligatorio, lo que aumenta aún más su desánimo y su agotamiento, pues carecen de motivación alguna. "Muchos de esos muchachos no quieren estar allí. Lo único que quieren es sobrevivir a la guerra", afirma. Otro de los soldados entrevistados, de 26 años, que se hace llamar Google, también lamenta su situación. "Quiero volver a la vida civil rápidamente", explica a CBC News. "Todos estamos cansados. Queremos la paz", añade.
Uno de los motivos detrás de sus quejas, además de la falta de motivación o del agotamiento mental y físico, es el escaso y deficiente entrenamiento que han recibido. Según relata Voodo, quien participa como médico voluntario extranjero y ha estado en Kursk, se pueden encontrar "brigadas buenas, brigadas mediocres y brigadas terribles".
De hecho, en uno de los cursos en los que estuvo afirma que recibió la instrucción de que finja que no hay drones en los cielos, lo que le pareció irreal. "Claro, puedo fingir que estoy luchando en la luna, o montando en unicornio si lo desea. Pero esa no es la guerra que estamos librando", lamenta, al tiempo que se pregunta "para qué molestarse siquiera en hacer el entrenamiento".
Finalmente, en el supuesto de que finalmente ambas naciones alcanzasen un acuerdo, pero sin el regreso del territorio ocupado por Rusia, advierten de que no se trataría de una paz, pues Rusia probablemente volvería a atacarles en "tres o cuatro años".