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Trump y Maduro mueven fichas en plena escalada retórica con amenaza de guerra

Trump y Maduro mueven fichas en plena escalada retórica con amenaza de guerra

Trump avisa que "empezará a detener" el avance de narcotraficantes venezolanos por tierra. Maduro pide a la Fuerza Aérea que esté "alerta" para defender a Venezuela

Un caza de la Armada de Estados Unidos sobrevuela la cubierta de vuelo de su mayor portaaviones, el USS Gerald R. Ford, en el mar Caribe
Un caza de la Armada de Estados Unidos sobrevuela la cubierta de vuelo de su mayor portaaviones, el USS Gerald R. Ford, en el mar CaribeUS Navy

Donald Trump ha intensificado este jueves el pulso con Venezuela al anunciar que Estados Unidos actuará “muy pronto” por tierra contra supuestos “numerosos narcotraficantes venezolanos”. Lo dijo durante una conversación virtual con militares por el Día de Acción de Gracias, donde reiteró que los traficantes ya “no quieren entregar por mar” y que las fuerzas estadounidenses están preparadas para detenerlos “también por tierra”. Según él, ese tipo de operaciones “es más fácil” y comenzará de forma inminente.

El presidente reforzó el mensaje ensalzando el trabajo de las tropas. “Sois la columna vertebral del poder aéreo estadounidense”, afirmó antes de acusar a los “narcotraficantes venezolanos” de enviar “venenos” que “matan a cientos de miles de personas al año”. También aseguró que las interdicciones por mar han aumentado significativamente y cifró en un 85 % la interceptación de supuestos transportes marítimos de droga.

La Casa Blanca lleva semanas valorando nuevos movimientos. La administración Trump, que autorizó a la CIA a operar en Venezuela, considera que el presunto rol del llamado Cártel de los Soles justifica un refuerzo de las operaciones militares. Desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han ejecutado al menos 21 ataques contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de 83 muertos. Reuters informó, citando a cuatro funcionarios estadounidenses, de que Washington podría activar una “nueva fase” de operaciones en cuestión de días.

Ese despliegue se ha ampliado en el Caribe con la presencia del portaaviones USS Gerald R. Ford, el mayor de la Armada estadounidense, y con maniobras recientes de bombarderos B-52H en la región. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, visitó esta semana el portaaviones para agradecer a las tropas su labor en la operación ‘Lanza del Sur’. La víspera había estado en República Dominicana, país que autorizó a Estados Unidos a utilizar provisionalmente dos aeropuertos en el marco de la misma operación.

Caracas reaccionó desde el frente militar. Nicolás Maduro pidió a los miembros de la Fuerza Aérea “serenidad”, “alerta” y plena disposición para defender el territorio. “Sé que jamás le fallarán a Venezuela”, afirmó durante un mensaje retransmitido en la base aérea de Maracay, con motivo del 105.º aniversario de la Aviación. Vestido con traje verde olivo y gorra roja, acompañó sus palabras con ejercicios militares de intercepción grabados por la televisión estatal. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, acusó a varios gobiernos “genuflexos” de ayudar a “militarizar el Caribe”.

La presión exterior coincidió con un vuelco interno. El Gobierno venezolano ejecutó su amenaza de revocar las concesiones de Iberia, TAP, Turkish Airlines, Avianca, Latam Colombia y Gol, a las que acusó de “sumarse a acciones de terrorismo” promovidas por Washington. Maiquetía amaneció con una operación mínima: siete salidas y siete llegadas. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) pidió “reconsiderar” la medida, mientras Portugal advirtió de que no cederá a presiones tras la cancelación de la ruta de TAP, propiedad estatal y con cinco décadas en Venezuela. Iberia expresó su deseo de retomar los vuelos cuando haya “plenas garantías de seguridad”.

La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, acusó a Washington de intentar “aislar” al país y presionar a terceros para cortar conexiones aéreas. En la comisión bilateral con Rusia defendió aumentar la frecuencia de vuelos entre Caracas y Moscú, un movimiento que llega tras la alerta de la FAA estadounidense, que instó a “extremar la precaución” al sobrevolar Venezuela y el sur del Caribe. Esa advertencia desencadenó la cascada de cancelaciones que ha dejado al país prácticamente desconectado.

El choque avanza así por dos carriles: uno militar, marcado por advertencias de intervención terrestre y maniobras de alto calibre; y otro aéreo, donde las revocaciones y suspensiones consolidan un aislamiento creciente. Trump apuesta por endurecer la presión con operaciones en tierra y Maduro responde con discursos de resistencia y exhibiciones militares. Ambos suben el tono mientras el margen diplomático se estrecha y el Caribe se convierte en el epicentro de una crisis que ya se mueve en un terreno peligrosamente inestable.