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Ucrania alerta sobre el arma que Rusia tiene en grandes cantidades: "Pueden lanzar ataques de alta precisión, incluso contra civiles"

Ucrania alerta sobre el arma que Rusia tiene en grandes cantidades: "Pueden lanzar ataques de alta precisión, incluso contra civiles"

El temor crece en Kiev, donde siguen de cerca como la alianza militar entre Moscú y Pyongyang se estrecha con la entrega de nuevo armamento.

Vista de un edificio de Kiev dañado por un bombardeo ruso.
Vista de un edificio de Kiev dañado por un bombardeo ruso.Danylo Antoniuk

Ucrania ha vuelto a encender todas las alarmas tras confirmar un movimiento estratégico preocupante por parte del Kremlin. Según datos del servicio de inteligencia militar ucraniano, recogidos por el canal de televisión rumana Digi 24, Moscú ha concentrado desde principios de julio alrededor de 300 misiles balísticos de corto alcance, una cifra que incluye tanto los sistemas Iskander-M de fabricación nacional como los KN-23 suministrados por Corea del Norte. “Estas armas pueden lanzar ataques de alta precisión, incluso contra civiles”, han advertido las autoridades ucranianas. La información revela además que se han desplegado más de 60 lanzaderas móviles a lo largo de la frontera ruso-ucraniana, preparadas para disparar en cualquier momento.

Este rearme no solo refuerza la ofensiva rusa sobre el terreno, también muestra el creciente papel de Pyongyang como proveedor clave de la industria armamentística del Kremlin. El modelo norcoreano KN-23 —una copia casi calcada del Iskander-M, tanto en diseño como en capacidades— se ha convertido en un balón de oxígeno para Moscú, que atraviesa serias dificultades para mantener el ritmo de producción interna de misiles. De hecho, las cifras ya apuntan a una dependencia creciente de estos suministros extranjeros: actualmente, Rusia dispone de unas 250 unidades Iskander y medio centenar de KN-23 en su arsenal operativo.

Producción acelerada y una amenaza persistente

El volumen actual representa una reducción frente a las estimaciones de mayo, cuando Kiev calculaba que Rusia almacenaba cerca de 580 misiles de este tipo. Sin embargo, lejos de significar un descenso real en capacidad ofensiva, los datos actualizados sugieren que parte del armamento se ha utilizado en ataques o se ha transferido, mientras que el país acelera su ritmo de fabricación. En comparación con 2024, cuando se producían unas 40 unidades mensuales, la industria rusa ha incrementado su producción a 60 misiles balísticos al mes, según la inteligencia ucraniana.

Esta combinación de rearme interno y apoyo internacional apunta a una estrategia sostenida de desgaste sobre Ucrania. “El objetivo es mantener un flujo constante de ataques balísticos”, denuncian los analistas de defensa citados por Digi 24. Una estrategia que busca tensionar al máximo las defensas ucranianas, dañar infraestructuras clave y minar la moral de la población civil. Las autoridades en Kiev insisten en la necesidad urgente de reforzar sus sistemas de defensa antiaérea y de mejorar sus capacidades de alerta temprana.

Por si fuera poco, esta ofensiva se enmarca en una cooperación cada vez más estrecha entre regímenes sancionados. Según ha revelado Defense Express, Ucrania ha identificado otras 31 embarcaciones de la llamada “flota fantasma” operada por Rusia e Irán, compuesta por petroleros rusos e iraníes que sortean las restricciones internacionales para seguir comerciando con combustibles fósiles. Un entramado que, según Kiev, financia indirectamente la guerra y permite sostener la maquinaria bélica rusa pese a las sanciones.