Un alto comandante militar ucraniano dimite tras el ataque ruso a un campo de entrenamiento
"Se suponía que debían estudiar, vivir y luchar, no morir", lamenta Mykhailo Drapatyi tras la muerte de 12 soldados. 60 más resultaron heridos. Hay una investigación abierta para aclarar si hubo alguna negligencia.

El comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania, uno de los cargos más importantes en el ejército del país, ha anunciado su dimisión, alegando un ataque letal contra un centro de entrenamiento militar ucraniano.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró haber convocado una reunión para examinar el incidente.
El mayor general Mykhailo Drapatyi, que es como se llama el dimitido, ha estado al mando del vasto ejército terrestre ucraniano en tiempos de guerra desde noviembre del año pasado. "Esta es una decisión consciente, dictada por mi sentido de responsabilidad personal por la tragedia en el campo de entrenamiento 239, que resultó en la muerte de nuestros soldados", escribió Drapatyi en Facebook.
Un comunicado anterior de la página de Telegram de las fuerzas terrestres se indicaba que 12 soldados habían muerto y otros 60 habían resultado heridos por un ataque con misiles ruso el domingo. "Se trata de jóvenes de un batallón de entrenamiento. La mayoría se encontraban en refugios", escribió Drapatyi.
"Se suponía que debían estudiar, vivir y luchar, no morir. Mi más sentido pésame a las familias de las víctimas y a todos los que sufrieron", se lamenta.
El Mando de las Fuerzas Terrestres de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha creado una comisión para investigar todas las circunstancias y causas que llevaron a la pérdida de personal, ordenando una investigación interna exhaustiva. Las autoridades militares han advertido que se tomarán medidas disciplinarias severas si se determina que hubo una negligencia.
En las últimas semanas, el ejército ucraniano se ha visto presionado para investigar lo que algunos consideran fallos evidentes en la seguridad de los soldados en entrenamiento. El incidente del domingo se produce apenas un mes después de que seis soldados que entrenaban cerca de la frontera murieran en un ataque ruso, en lo que un político de la oposición ucraniana calificó de "crimen" por parte de los mandos del ejército.