Un desconocido multimillonario hace una donación de locos a Ucrania
El empresario sueco, Dan Olofsson, vinculado a los sectores de la tecnología y de la energía, financia tanto la defensa ucraniana como proyectos para la reconstrucción.

Dan Olofsson no es un nombre que diga mucho en España, pero en Ucrania empiezan a conocerlo bien. Este multimillonario sueco, fundador de la consultora tecnológica Sigma, ha decidido rascarse el bolsillo para apoyar, en plena guerra, al país que gobierna Zelenski. Y no lo hace a medias: sus donaciones son tan generosas que hasta el ejército ucraniano le ha colgado una medalla, según los medios de comunicación suecos.
Olofsson no quiere dar cifras exactas —"no me gusta presumir", dice—, pero deja claro que se puede hablar de "cantidades muy grandes". Parte de ese dinero va directamente a las fuerzas armadas de Ucrania, aunque prefiere no detallar cuánto. Otra parte se destina a proyectos civiles a través de la iniciativa Star for Life, con la que ya ha apoyado causas sociales en varios países.
El empresario tiene una conexión especial con Ucrania. Hace 19 años, Sigma compró una compañía en Járkov que hoy da trabajo a unas 2.000 personas, 900 de ellas en territorio ucraniano. "Tres de nuestros empleados han muerto como soldados defendiendo su país", cuenta Olofsson después de volver de Kiev y Leópolis, donde se ha reunido con representantes del gobierno, empresarios y responsables de la reconstrucción del país.
Pero su apoyo no se limita a las donaciones. Olofsson también es el mayor accionista de Cindrigo, una empresa que desarrolla soluciones energéticas a partir de residuos. Justo cuando estalló la guerra, en 2022, la compañía planeaba invertir 150.000 millones de euros en varios proyectos en Ucrania. "Estábamos a punto de firmar los acuerdos cuando todo estalló. Ahora estamos retomando esos planes", explica.
Durante su viaje a Ucrania, el empresario sueco también recibió dos medallas: una del ejército ucraniano y otra de la Iglesia ortodoxa. "Las valoro mucho, especialmente la que me entregó un brigadier general por nuestras donaciones a las fuerzas armadas", cuenta. Además, ha mantenido reuniones con miembros del gobierno ucraniano para analizar la producción de energía geotérmica.
Sobre el futuro de la guerra, en cambio, Olofsson no es muy optimista. "La economía rusa está bajo presión, pero el pueblo ruso está acostumbrado a sufrir y Putin es terco. Puede seguir con esta guerra y este sufrimiento mucho tiempo", opina. Aunque cree que ambas partes quieren la paz, insiste en que Ucrania necesita garantías para que no se produzca otra agresión desde Rusia. "Las garantías del acuerdo de Budapest en 1994 no valieron de mucho, pero una garantía de EEUU, hoy en día, sería casi tan importante como la de que entraría en la OTAN", asegura.
Mientras llega la paz, Olofsson seguirá apoyando a Ucrania, tanto con dinero como con proyectos que ayuden a reconstruir el país. Y todo, sin hacer mucho ruido. "Es importante que el mundo no se olvide de ellos", dice. Al menos, los ucranianos cuentan con él.