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Un país europeo prepara su primer ejército en 150 años. "No tenemos herramientas para responder a un ataque ruso"

Un país europeo prepara su primer ejército en 150 años. "No tenemos herramientas para responder a un ataque ruso"

El Gobierno todavía se muestra reticente, pero varios expertos advierten sobre el peligro que corre el país.

Las banderas de los países nórdicos de Suecia, Noruega, Islandia, Dinamarca y Finlandia ondean junto a la bandera estadounidense frente al palacio presidencial de Finlandia en Helsinki.
Las banderas de los países nórdicos de Suecia, Noruega, Islandia, Dinamarca y Finlandia ondean junto a la bandera estadounidense frente al palacio presidencial de Finlandia en Helsinki.dpa/picture alliance via Getty I

Durante más de mil años, Islandia ha sido un ejemplo singular de paz. Sin ejército permanente esde 1869 y sin haber participado en un conflicto armado desde el siglo XVI, salvo por las llamadas 'Guerras del Bacalao' con el Reino Unido en los años 70, la nación insular ha mantenido un perfil bajo en materia de defensa

De hecho, el Instituto de Economía y Paz, con sede en Sídney (Australia), ha situado le ha situado en el primer lugar de su Índice Global de Paz durante los últimos 17 años. Su pertenencia a la OTAN desde su fundación en 1949 no ha implicado tropas propias, sino el alojamiento de fuerzas extranjeras y apoyo logístico. 

Esta serenidad, sin embargo, podría estar llegando a su fin. El deshielo del Ártico, que abre nuevas rutas marítimas y expone recursos estratégicos, ha convertido la región en un tablero de maniobras donde Rusia y China incrementan su presencia naval. En este contexto, voces dentro del país advierten que Islandia no puede seguir confiando únicamente en su aislamiento geográfico ni en la protección de sus aliados.

Propuestas de la sociedad islandesa ante la creciente preocupación

El grupo activista Guardianes de Islandia propone la creación de una pequeña fuerza de defensa de 2.000 soldados profesionales, capaz de proteger infraestructuras críticas y sostener una primera línea hasta la llegada de refuerzos de la OTAN. La iniciativa incluye también un ambicioso programa de entrenamiento militar para crear una reserva de hasta 40.000 ciudadanos, una décima parte de la población, que podría movilizarse en caso de emergencia.

"Prevemos una capacidad de defensa basada en una fuerza terrestre reducida, una reserva nacional y un marco de defensa civil y resiliencia, que trabaje en estrecha colaboración con la guardia costera y nuestros socios internacionales", explica en declaraciones recogidas por The Times Arnor Sigurjonsson, experto en defensa y cofundador del movimiento junto a Dadi Freyr Olafsson, especialista en informática. 

"Esta estructura proporcionaría una disuasión creíble, una respuesta rápida ante las crisis y una mayor autosuficiencia dentro de la OTAN", añade.

Entre las principales vulnerabilidades, el documento menciona los cables submarinos de comunicaciones, vitales para la conectividad del país y potencial objetivo de sabotaje, y la posición estratégica de Islandia dentro del corredor marítimo Gorenlandia-Islandia-Reino Unido, clave para el acceso dela Flota del Norte rusa al Atlántico.

Para algunos expertos, estos temores no son infundados. Bjarni Mar Magnusson, profesor de derecho internacional en la Universidad Bifrost, señala que la seguridad europea ha cambiado radicalmente desde la invasión rusa de Ucrania. 

"El aumento del debate público y político sobre seguridad y defensa en Islandia se debe a una combinación de factores, entre ellos la invasión rusa de Ucrania, la presión dentro de la OTAN para incrementar el gasto en defensa y su consiguiente impacto en Europa, así como las amenazas del presidente Trump de anexar Groenlandia, territorio danés vecino", detalla.

Sigurjonsson, por su parte, advierte de las carencias del país frente a las amenazas tecnológicas modernas de Rusia: "No disponemos de defensas aéreas ni de sistemas antidrones. No tenemos las herramientas necesarias para responder a un incidente de este tipo".

El Gobierno se muestra reacio

La inquietud islandesa no ha pasado desapercibida. Hace apenas dos semanas, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, visitó Reikiavik y firmó con las autoridades islandesas una carta de intenciones para estrechar la cooperación en planificación y adquisiciones militares conjuntas. 

Incluso el presidente de EEUU, Donald Trump, habría mostrado su atención al asunto, ya que la primera ministra islandesa Kristrun Frostadottir declaró que el mandatario estadounidense le aseguró estar "muy al tanto de nuestra situación de defensa" y del acuerdo de seguridad de 1951 entre ambos países.

Por ahora, el Gobierno islandés se ha mostrado reticente. "No creo que veamos un ejército islandés en lo que me queda de vida", afirmó Frostadottir en una cumbre reciente. No obstante, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha encargado al Parlamento elaborar la primera estrategia formal de defensa del país. 

En un reciente informe, un comité parlamentario alertó de que el aislamiento geográfico ya no ofrece la protección de antaño y advertía de que Islandia sería "inevitablemente arrastrada" a cualqueir conflicto europeo que involucrara a la OTAN.

Además, las relaciones entre Islandia y Rusia no son precisamente buenas. En junio de 2023, cuatro meses después de que comenzara la invasión, el Ejecutivo islandés suspendió las actividades de su embajada en Rusia, alegando la imposibilidad de mantener relaciones normales. 

Una decisión a la que Kremlin reaccionó con dureza. "La decisión tomada por las autoridades islandesas de rebajar el nivel de las relaciones diplomáticas con Rusia destruye toda la gama de cooperación ruso-islandesa", denunció el Ministerio ruso de Exteriores, añadiendo que "toda la responsabilidad por tal evolución recae enteramente en la parte islandesa" y advirtiendo de que "todas las acciones antirrusas de Reikiavik inevitablemente serán seguidas por una reacción correspondiente".

Desde Reikiavik, el Ministerio de Exteriores insistió en que la medida no constituía una ruptura total: "Esta no es una decisión fácil, ya que Islandia ha disfrutado de ricas relaciones con el pueblo ruso desde nuestra independencia en 1944. Pero la actual situación simplemente no hace viable para un servicio de exteriores pequeño como el islandés operar una embajada en Rusia".

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